𝕀ℕ𝕋ℝ𝔼ℂℂ𝕀𝔸𝕋𝔼 •Damiano D...

Autorstwa theslytheringirlzz

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Lena Gaea, una joven cantante española de 20 años, nacionalmente conocida, ha sido seleccionada para represen... Więcej

PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
1. Mi comienzo
2. La audición
3. La decisión
4. Hacia una vida nueva
5. Ensayo y enfado
6. Don Italia
7. El efecto italiano
8. El ascensor
9. Downtown
11. Enganchados
12. Quiero ser el primero
13. Al agua
14. Dúchate conmigo
15. El hombre misterioso
16. Periodistas
17. Pretenden que finjamos
18. Visita inesperada
19. El gran día
20. La traición
21. El dibujo
22. Break your chains
23. Desempate
24. Haciendo historia
25. La cita
26. Your slave
27. Viviendo engañada
28. Nubes de recuerdos
29. Promesa de niños
30. Lágrimas y amistad
31. Yo su protector, y ella mi salvación
32. Somos nuestros pero libres
33. Despejándome
34. Luces fuera
35. Ese cosquilleo
36. Placer anhelado
37. El dolor de tener que cerrar ciclos
38. Tulipanes blancos
39. El castigo
40. Todo al negro
41. En mitad del camino
42. Vuelo con destino a casa
43. Persistencia de la memoria
44. Billete de ida
45. Pisando la bota
46. La noche italiana
47. La capital de la moda
48. Abriendo los corazones
49. Desayuno con sorpresa
50. A través de la pantalla
51. La furia española
52. La segunda moneda
53. Marlena
54. Pieles mojadas
55. Finite sempre intrecciate
AGRADECIMIENTOS

10. Fiesta y pelea

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Autorstwa theslytheringirlzz

LENA

-¿Lena, qué estás haciendo con él?- dijo una voz masculina, que para mi sorpresa era la de Jorge interrumpiendo aquella situación dejándonos con las ganas.

-¿Pero a ti qué te ocurre?-dije molesta mientras le fulminaba con la mirada.

-¿Qué está pasando chicos?- dijo Tomás apareciendo en aquella escena.

-El que faltaba.- dije cabreada a la vez que rodaba mis ojos queriendo desentenderme del tema.

-Estos dos han estado a nada de enrollarse juntos.- confesó Jorge.

-¿Pero quién te crees tu para hacerme las cuentas a mi?- le dije enervada alzando el tono de voz. No era nadie como para decir que tengo que hacer o no.

-¡Tu amigo Lena! Soy tu amigo y quiero lo mejor para ti.- Gritó Jorge, pero parecía que sus palabras no eran del todo sinceras.

-¿Para mi? o para Tomás?- seamos sinceros, Jorge tan solo estaba protegiendo a Tomás, ya que, al parecer, no se podía defender solo.

-Entonces... Jorge dice la verdad, ¿no?- me preguntó Tomás, pero yo no quise darle ninguna explicación y tan solo me limité a clavar mi mirada en la suya.

Tomás se dirigió a paso lento hacia Damiano para hacerle frente y comenzar a defenderse por sí solo.

-No vuelvas...- dió un paso.

-A ponerle...-dió el segundo paso.

-Ninguna mano encima, ¿Está claro?- Dijo quedando a cortos centímetros de distancia frente a Damiano, de manera desafiante, tratandome como si yo fuera una posesión de Tomás.

Damiano fue maduro y se limitó a decir nada, tan solo con las miradas fulminantes que intercambiaban ambos individuos, fueron suficientes como para crear una gran rivalidad entre ellos dos. Mantuvo una pose tranquila con las manos metidas en los bolsillos, parecía no intimidarle ni un poco el acercamiento de Tomás.

-Hermano, vámonos de aquí.- dijo Jorge a la vez que tiraba del brazo de su amigo para separarle de Damiano y evitar que la situación fuese a peor.

Cuando finalmente Tomás consiguió entrar en razón con su amigo, se dirigió a mí por última vez.

-¿No podías estar sin provocar a nadie cierto? Siempre buscando la atención de un hombre para sentirte bien contigo misma.- escupió Tomás.

Aquel comentario... hizo que mis ojos se cristalizaran debido al baño de lágrimas que se estaba creando en mis párpados.

Pero de repente, Damiano en toda su furia, adelantó su paso hasta Tomás para hacerle cara tras el comentario que me hizo.

-¿Qué cojones acabas de decir?- Dijo furiosamente. Al parecer, Damiano se había descontrolado y ya nada podía pararle.

-¿Acaso no he sido bastante claro?- le burló con un tono sarcástico.

Damiano le pegó un empujón, provocando que él retrocediera debido al golpe, pero Tomás no iba a quedarse atrás y acto seguido, realizó el mismo gesto que él, tenía la necesidad de intervenir entre ellos dos, si no paraban, eso se iba a convertir de un mar de puños y golpes.

-Chicos ya basta.- dije intentando separarlos, pero no me hacían caso.

-BUENO, YA BASTA HE DICHO.- logré finalmente separar sus cuerpos con una gran fuerza que ni yo misma supe de dónde la saqué, y aún más yendo borracha.

-Para empezar, tú- me dirigí a Damiano- no te metas en esto, puedo yo sola, no tienes porque meterte en mis asuntos, y tú- me dirigí a Tomás- que sea la ULTIMA VEZ- dije aquello alzando el tono de voz- que me vuelves a tratar de esta puta manera, ¿estamos?-

Jorge y Tomás tan solo asintieron molestos y finalmente, se retiraron de aquel lugar. Suspiré profundamente para calmarme, aquel comentario se quedó clavado en mi mente, intentaba evitarlo, pero era imposible.

Quise girarme para hablar con Damiano acerca de lo ocurrido momentos atrás...

-Ya no está- dije mirando a mi alrededor- se ha ido.- comenté para mí en voz baja, me parece, que la fiesta acaba aquí para mi. Todo iba a la perfección hasta que tuvo que llegar el gilipollas de Jorge a romper mi momento, fueron muy egoístas, no se preocuparon por mi, tan solo se preocuparon en su beneficio, ¿Acaso se ha molestado en saber si yo era realmente feliz?, en algún momento se han dedicado a buscarnos durante toda la noche? NO, la respuesta es NO. Ah, pero, cuando Lena está con alguien que no es Tomás, ahí sí, ahí sí que se molestan en saber donde estoy. Estaba frustrada, incluso más que eso, estaba decepcionada.

Sin pensarlo dos veces, decidí subir a mi habitación, pude encontrar la salida, pero antes de eso, logré ver como Olivia estaba hablando con Elena, Ethan y Thomas, estaba contenta por ella, es muy tímida y a veces si no es por mi, le cuesta abrirse a la gente. Le dediqué un adiós con la mano a lo lejos dando a entender que subía al cuarto para no volver a bajar. Era extraño, Damiano no estaba con ellos, seguramente estaría bailando con alguna de esas arpías de Serbia, lo cual me provocó más frustación de la que tenía encima.

Entré en el ascensor mirando frente al espejo con la esperanza de ver a Damiano reflejado en él, pero no fue así, tan solo me dediqué a apretar el botón correspondiente de mi planta sin equivocarme de número. El recuerdo de cuando él y yo estábamos aquí, cruzó repentinamente por mi mente, ¿Porqué tenía que pensar en eso ahora?, hay veces que no me entiendo.

La puerta se abrió y me dirigí hasta la habitación, comencé a buscar en la cartera la tarjeta de mi cuarto.

-¿Dónde está?- seguí buscando- Aquí estás- dije al recordar que la metí en un bolsillo para no perderla.

Abrí silenciosamente la puerta, las luces seguían apagadas, pero cuando quise colocar la tarjeta en el lector de la pared para encender las luces, resultaba que ya había entrado alguien, me adentre en el pasillo que daba paso a las camas de la habitación, no se si era por el mareo que llevaba encima o esque realmente lo que comencé a escuchar eran ruidos de los muelles del colchón, para mi sorpresa, pude ver como África y Victoria estaban rozando frenéticamente sus cuerpos, uniendo sus labios mientras llegaban al clímax, podía escucharlas gemir de placer, asique para no molestar, me fuí rápidamente de aquel lugar para evitar mi presencia molestando su momento de intimidad.

-Al menos alguien se lo está pasando bien.- dije saliendo lentamente de la habitación para no causar ningún ruido sospechoso a la vez que me sentaba en el suelo apoyada sobre la puerta que recién había cerrado.

-Habrá que esperar.-ladeé mi cabeza hacia el marco de madera, de repente, mi respiración comenzó a disminuir poco a poco, mientras la oscuridad invadía mi visión, pegando cabezazos, quedando cada vez con los párpados más cerrados, finalmente me quedé dormida.

No fui consciente de que me había dormido hasta que una voz comenzó a llamar mi nombre a la vez que tambaleaba mi hombro para despertarme.

-Lena... despierta- Insistió aquella voz.

-Debes despertar, no puedes quedarte a dormir en medio del pasillo.-

-Lena... por favor.- dijo por última vez.

Conseguí abrir mis párpados difícilmente, notaba como me picaban por la falta de sueño, todavía tenía la vista borrosa, pero cuando conseguir enfocar, pude encontrar frente a un rostro esculpido por los mismos dioses, con su mandíbula afilada, sus orejas complementadas por pendientes, sus labios sutilmente definidos, ese piercing de aro que llevaba en la nariz, y finalmente, sus ojos avellanados.

-¿Que hora es?- Pregunté confundida al mismo tiempo que me quitaba los tacones y los dejaba en el otro lado del marco de la puerta.

-Muy tarde Lena, no deberías estar a estas horas por aquí tu sola.- dijo el azabache mientras me ayudaba a retomar la compostura.

-¿Por qué me estás ayudando?- dije apenada y de alguna manera avergonzada. Aún continuaba en mi sistema los efectos del alcohol.

-¿Por qué no iba a hacerlo?- me contestó retóricamente confuso.

-No debí haberte hablado de aquella manera, ni siquiera te di las gracias por salir a defenderme, me frustré y lo pagué contigo, lo siento mucho.

-Lena- dijo a la vez que tomaba dulcemente de mis manos- estabas borracha, entiendo que te comportases de aquella manera, pero aun así, agradezco tus disculpas.- Finalizó con una divertida y sincera sonrisa, yo le contesté con el mismo gesto añadiendo un "gracias".

-¿Puedo preguntarte algo?- dijo Damiano seriamente, la verdad que me podía esperar cualquier cosa de él.

-¿Qué hacías durmiendo en el pasillo?- por un momento olvidé por completo el motivo por el cual yo me encontraba durmiendo en la puerta, tenía lagunas por momentos, además, el sueño y cansancio todavía estaban presentes, era difícil concentrarme en aquella situación.

-Si te soy sincera, no lo recuerdo bien.- reímos juntos tras lo que dije.

-En vez de quedarte aquí ¿Porqué no me fuiste a buscar?- su pregunta me hizo dudar, ya que él mismo quien se marchó sin decir nada.

-Creí que te habías enfadado conmigo, te fuiste sin avisar y eso me hizo creer que directamente no querías saber nada de mi, yo tan solo quería seguir disfrutando la noche junto a ti, realmente me hiciste olvidar todo lo que me rodeaba en ese instante, conseguiste hacerme sentir cosas que nunca había experimentado.- el azabache se sorprendió al oír como cada vez me iba declarando sin yo misma ser consciente de que le estaba diciendo todo aquello.

Damiano, se agachó a coger mi cartera que se encontraba en el suelo, la abrió y se puso a buscar, al parecer encontró lo que andaba mirando, era mi teléfono.

-¿Pero que haces?- pregunte confundida pero a la vez con una risa acompañada.

-Shhh...déjame- posó su dedo índice sobre mis labios sutilmente para hacerme callar ante lo que quería hacer.

Puso la pantalla del móvil en frente mía para poder desbloquearlo, tenía contraseña de rostro facial. Damiano no me dejó ver que estaba buscando y aunque yo intentase mirar, él apartaba la pantalla de mis ojos.

Finalmente me otorgó de vuelta el teléfono y dejó abierta la bandeja de contactos, al parecer, escribió y guardó su número de teléfono en mis registros.

-Ahora ya podrás encontrarme cuando lo necesites.- río coquetamente mientras pasaba la lengua por la comisura de sus labios, al guardar el móvil en la cartera, el azabache acarició suavemente mi mejilla, no pude evitar sonrojarme, estábamos ahí, los dos solo, otra vez, con nuestros rostros apunto de colisionar en un vehemente beso, no había nada ni nadie que pudiera arruinar aquel momento.

-¿Interrumpimos algo?- dijo descaradamente mi gran e inoportuna amiga África abriendo la puerta de la habitación, encontrándonos a Damiano y a mi arrimados el uno al otro apunto de besarnos.

-Aaaaahhh, por eso mismo me quedé en el pasillo- dije divertida al verlas.

El panorama era una locura; Damiano abrió los ojos como platos al ver que Victoria se hallaba en mi habitación junto a la pelinegra obviando por los pelos de loca que ambas tenían, que ahí dentro habían pasado muchas cosas.

-No no, no interrumpís nada.- dije algo avergonzada mientras me metía dentro de la habitación al mismo tiempo que Victoria salía de ella.

Me despedí amablemente de los dos Italianos. Lo primero que hice fue meterme en el baño y mirarme en el espejo. Efectivamente, la Lena que había entrado por la puerta no era la misma Lena que salió.

Procedí a desmaquillarme, lavarme la cara y dientes, y finalmente, ponerme un pijama ancho para introducirme en la cama y dormir.

-Bueno ¿Hay algo que me quieras contar?- preguntó de manera insistente.

-Si pero..-dije a la vez que mi voz se apagaba cada vez más- ya si eso mañana, ahora solo déjame dormir.- Apagamos la luz y nos limitamos a descansar.

Durante la noche, pude escuchar como Olivia regresó a la habitación, se acercó a cada una de nosotras depositando un leve beso en nuestras frentes deseandonos las buenas noches.

A la mañana siguiente...

La luz del sol comenzó a entrar por la ventana, eso provocó que me molestase la vista, y me hizo despertar. Al parecer, eran las 9 a.m, y mis compañeras todavía seguían dormidas, agarré el móvil que se encontraba encima de la mesilla de noche junto a la lámpara, al parecer tenía un gran número de notificaciones, pero me limité a buscar las más importantes. Ahora que lo recuerdo, ayer no toque el móvil en ningún solo momento excepto cuando Damiano me puso su número de teléfono, así que decidí entrar en contactos, pero accidentalmente entre en "teléfono", una vez dentro de la aplicación, en el apartado de "Recientes" pude ver un total de 15 notificaciones... MIS PADRES, todavía no había hablado con ellos por teléfono, estarían preocupados por dar las mínimas señales de vida, cogí el cojín y lo puse estampado contra mi cara mientras me repetía constantemente, "eres una mala hija". Me levanté lo más ágilmente posible y procedí a llamarles.

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Nuestra Lena tan despistada como siempre!!!

Esperemos que os esté gustando la novela tanto como a nosotras.

Mañana tendréis el capitulo 11 <33

#TSA

Att: Salazar's girls

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