"Sus labios empiezan a besar la piel de mi cuello haciéndome suspirar.
Sus manos empiezan a subir y bajar por mis piernas, levantando un poco mi vestido.
Me aferro a sus hombros, soltando leves jadeos..."
— Rosie. — escucho que dicen mi nombre y de inmediato bloqueo mi celular. Levanto la mirada y puedo ver a toda la clase mirándome. ¿Se habrán dado cuenta de lo que estaba leyendo? ¿Acaso leí en voz alta?
— Señorita Rosalinda, estoy esperando. — habla la profesora, con una clara expresión de molestia en su rostro y los brazos cruzados. Dios, estoy en problemas. — Si mi clase le parece tan aburrida para estar perdiendo el tiempo en su celular, le ordeno que se retire.
— No, disculpe, yo...
— Retírese. — me interrumpe, demandante.
Me levanto con la cabeza agachada, recogiendo mis cosas y tan rápido como puedo salgo del salón de clase. Los pasillos están algo solitarios ya que la mayoría de estudiantes están en sus respectivas clases. Camino directo a la biblioteca regañándome mentalmente por dejar que, otra vez, me sacaran de clases por estar pendiente de una novela. En mi defensa, la historia está demasiado buena como para detenerme... pero otra llamada a mi madre será mi fin. Rayos.
Me siento en una de las mesas en el fondo. A pesar de que ya me sacaron de nuevo de otra clase, la novela está muy buena como para perder tiempo. ¿Por dónde iba? Ah, si... por ahí. Me pregunto cómo se sentirán los besos en el cuello, yo ni siquiera había dado un beso en los labios, mi experiencia en ese ámbito es nula. No es como que nunca me hubiese gustado nadie para eso, pero las probabilidades de que saliera con esas personas eran pocas porque uno, no soy capaz de decirle a alguien que me gusta y dos, tengo cero experiencia. Imaginen que el chico que me gusta quiera darme un beso y termine decepcionado porque le di un beso fatal, es un gran no para mí.
Porque sí, me gusta un chico, pero dudo que ese chico se fije en mí.
Y aquí vamos...
Lo conocí gracias al tonto de mi hermano mayor. Están en la universidad juntos y desde que lo vi, no puedo sacarlo de mi cabeza. Es alto, castaño, demasiado guapo, y no exagero, su rostro está esculpido por los dioses, y sus ojos, sus lindos y profundos ojos azules. Es la definición de etéreo, irreal. Es un ángel... sublime.
Si, estoy hasta las manos.
Y su voz, su sexy voz. Cuando habla es como un orgasmo auditivo.
No podías ser más ordinaria, Rosie.
Pero es tan perfecto y sólo me ve como una chiquilla pegajosa, y cómo la hermanita de su mejor amigo. Lo sé, cliché.
Escucho el timbre sonar y le envío un mensaje a Nat, mi mejor amiga, para que sepa donde encontrarme. Pocos minutos después la veo entrar con un gesto de pocos amigos y sentarse justo a mi lado.
— Debes dejar de leer en clase o perderás el año. — me regaña.
— Exagerada.
— La profesora nos dio un sermón de media hora gracias a ti. — suelto un resoplo.
Nat es mi mejor amiga en todo el mundo, nos conocemos desde que éramos pequeñas y desde entonces somos inseparables. Es ese tipo de amigas que te regaña cuando haces algo mal pero nunca te deja sola. Yo soy mayor que ella por meses pero ella toma el puesto de hermana mayor sobreprotectora. A veces puedo ser muy despistada. Pero es lindo poder contar con alguien incondicional. Ella sabe que yo haría de todo por verla feliz también. Rosie y Nat contra el mundo.
— ¿Qué sentiste en tu primera vez? — pregunto cambiando el tema. No me da vergüenza hablar de este tema con Nat. La verdad es que desde que leo ese tipo de historias, cada día estoy más curiosa por saber qué se siente. Digo, en los libros lo describen todo y suena tan placentero.
— Bueno, ambos éramos inexpertos así que fue todo muy torpe pero un lindo recuerdo.
Nat había salido con un chico hace unos meses, no fueron nada oficial, sólo un ligue, y tampoco quedaron mal. Me había contado que habían tenido relaciones pero sólo eso.
— No, yo quiero los detalles sucios.
La veo reírse y le golpeo suavemente el hombro. — Pero mira como has cambiado, cuando te conté casi te espantas.
— Bueno he aprendido bastante teoría.
— Te has vuelto una sucia. — me saca la lengua, juguetonamente.
Siento unas manos tapando mis ojos y de inmediato sé quien es. Lo reconocería donde fuera.
Joshua, mi mejor amigo.
Lo conocí hace unos años cuando entró a este instituto. Al principio no hablamos, sólo hasta un día que la profesora nos pidió ayuda por quedarnos de últimos en el salón. Ese día ordenamos una cantidad de archivos pero lo bueno fue que nos acercamos un poco. En ese entonces me parecía el chico más divertido que había conocido y hasta el día de hoy lo sigue siendo. Y también atractivo. Es alto, no es el más atleta, pero su cuerpo está bien marcado, a las chicas les encanta verle la espalda y tiene un piercing en el labio inferior, es algo sexy, tengo que admitirlo. Tiene el cabello negro y se ve tan suave, oh, y los ojos son los más tiernos que he visto, oscuros pero con un brillo único. Sí, mi mejor amigo es muy guapo, y muy solicitado, tiene una cantidad de admiradores, ha salido con varias chicas y aunque parece todo un rompecorazones, la verdad es que siempre deja todo claro. Como él dice, sólo quiere un poco de diversión y pasión, nada serio.
— ¿Por qué le dices sucia a mi dulce Rosie? — dice burlonamente, destapa mis ojos, me da un beso en la mejilla y se sienta frente a nosotras.
— Porque tu inocente rosita quiere perder su florecita.
Tú que...
Me doy una palmada mental. Mis amigos realmente no dejan pasar nada.
— No he dicho eso. — hago un pequeño berrinche.
— Te conozco.
Bueno, la verdad si había estado pensando un poco en cómo se sentiría, en absolutamente todo. Estoy más que curiosa, quiero saber que se siente que te toquen, te besen, te hagan sentir deseada. Pero soy tímida como para conseguirme un ligue de una noche. Y aunque suene tonto quisiera que fuera especial.
Esperen...
— Me está llamando el chico guapo que les conté. — se levanta mi pelirroja amiga, casi corriendo y la vemos salir de la biblioteca.
Me quedó observando a Joshua. Si no fuera porque es mi mejor amigo, sería completamente mi tipo. Es atractivo, podría salir con él en una joda si me lo encuentro. Es el candidato perfecto.
Dios, que clase de ideas locas estoy teniendo.
Él está revisando algo en su celular. Si, estamos en silencio pero para nada incómodo.
Me pregunto si sería capaz de hacerlo con él.
Y pensándolo, las cosas no serían raras con él. Él no quiere nada serio con nadie y yo no busco que tengamos una relación. Si, es perfecto.
Joshua parece ser el candidato perfecto.
Me acostaría con él sin problema.
Sin darme un momento más para pensar bien la loca idea que estoy teniendo, las palabras salen solas de mi boca.
— Joshua, ten sexo conmigo.
Notita:
Estoy editando babys, hoy subiré los cuatro primeros y luego subiré un cap diario y les cuento que la historia tiene ciertos cambios, más que todo sólo será una parte. Es decir, los capítulos más un epílogo. Espero les gusten los cambios. No me odien :(
Las quiero, gracias por siempre estar pendientes.
Y bienvenidas a esta historia a mis antiguas y nuevas lectoras.