La "tranquilidad" que había sentido en los últimos días era impagable, pero... no se sentía tan bien como yo pensaba.
Después de que June revelara en voz alta lo que yo había tenido con Remus hace tanto tiempo, todo había cambiado.
Lo que el mundo había pensado que era inquebrantable... se rompió. James ya no le dirigía la palabra a Remus, y Sirius y Peter se turnaban para estar con uno o con otro. Jamás se había visto separados a los merodeadores. Las bromas se habían acabado, las travesuras y todo. Hogwarts estaba más tranquilo y silencioso que nunca.
Cuando Remus y yo aclaramos nuestros sentimientos tres años atrás, juramos jamás contar lo que había pasado ni sacar el tema a colación. Claro que la emoción tras el primer beso hizo que corriera junto a mis dos mejores amigas a contarles lo sucedido, por lo que Ayra y June estaban al tanto de todo.
Remus era guapo, alto, tenía unos ojos color miel adorable y era todo un caballero. Era tímido y sensible pero sacaba las garras cuando había que defender a sus amigos. ¿Quién no podría confundirse con él? Cerca del año nuevo de ese cuarto año cursando Hogwarts, nos dimos cuenta que lo que había pasado no era para ambos como lo imaginábamos... y tomamos la decisión de volver a ser solo amigos. ¿La amistad entre un chico y una chica que se besaron alguna vez puede existir? Pues sí, Remus y yo somos la prueba viviente. No tuvimos algo de más de una semana, pero desde entonces la relación de amistad con June cambió del cielo a la tierra sin que yo sospechara el motivo.
A finales de quinto curso, la rubia nos confesó que había estado enamorada de Remus desde tercero pero que jamás creyó que él podría tomarla en cuenta, entonces Ayra comenzó a darle ciertos consejos y a hacer de cupido entre los dos, logrando que Remus notara más a June y finalmente para San Valentín de sexto curso, comenzaron oficialmente a salir.
Yo creí que aquel beso de navidad había quedado completamente en el pasado para la mente de June... pero en cuanto comenzó su noviazgo con Remus, me dí cuenta de cuan equivocada estaba. Cada vez que me acercaba a mi amigo para conversar sobre lo más mínimo, teníamos su mirada seria y fulminante fija en nosotros. Y esta situación no pudo más que empeorar a medida que el tiempo pasaba y la relación de June y Remus se volvía más seria.
Remus me había confiado su gran secreto poco después de que decidiéramos solo reforzar nuestra amistad. Me contó que fue mordido por un hombre lobo cuando era pequeño y que Dumbledore al estar al tanto de esta situación había ingeniado una forma para que él pudiera asistir a Hogwarts a pesar de sus transformaciones mensuales. Dichas transformaciones se convierten en días de ausencia en el mes y aquello es lo que no ha podido explicar a June. Cuando su relación comenzaba, no pasaban tanto tiempo juntos, por lo cual no influía y Remus inventaba ciertas excusas que dejaban conforme a mi amiga... pero en lo que los meses pasaban, las excusas periódicas se volvían cada vez más difíciles. June quería pasar cada vez más tiempo con él, lo cual es normal en una pareja... pero Remus no podía cumplirlo ni tampoco podía revelarle su secreto ¿Por qué? Razones tendría mi amigo y eso va más allá de lo que yo pudiera intervenir.
Y así la relación de ellos ya llevaba cerca de ocho meses y las cosas parecían cada vez más estar pendientes de un hilo. Tanto su relación, como mi amistad con June y últimamente con Remus.
Por mi parte, luego de que June contara lo del beso, casi no la veía. Solo nos topamos cuando coincidimos en la habitación o en las clases. Ayra me había dejado claro que no quería meterse en la situación y que no haría nada hasta que nosotras nos arregláramos, por lo que se mantenía totalmente al margen.
Pero lo que es más extraño para mí... es que la constante presión y "acoso" por parte de Potter, ya no estaba... y aunque eso debía hacer que me sintiera bastante bien por haber logrado alejarlo después de tanto tiempo... años, para ser exacta, en realidad la situación hacía que sintiera que algo me falta. ¿Qué ridículo no? Sentía la falta de mi acosador. Tal vez se me soltó un tornillo y estoy delirando.
No digo que los primeros días de tranquilidad absoluta no fueron geniales... pero luego...
Las rosas, flores y chocolates de los desayunos y las cenas, habían desaparecido. Ya jamás aparecía por fuera de mi ventana en escoba lanzándome besos fugaces o chocaba conmigo casualmente en las esquinas del castillo. Ya no inventaba canciones con letras que no rimaban o declaraba su amor en un poema frente a todo el curso en la clase de McGonagall poniendo a la profesora enferma de los nervios. Las cartas voladoras con forma de corazón ya no llovían por los pasillos. Ayra tenía razón, él si se la jugaba por mí pero... ¿su interés era real?
- Aprendí a controlar el color de mi cabello, puedo dejarlo del que yo quiera - Me habló Ayra sacándome de mis pensamientos y la miré, estábamos en la biblioteca - Mira esto - Puso cara de concentración y sus rizos lentamente fueron cambiando de negro a violeta.
- ¡Wow! te estas volviendo bastante buena. –Sonreí.
- Lo sé, ser metamorfomaga es mucho mejor cuando aprendes a controlarlo- Dijo con orgullo - Y a ti que tal te va con tu redacción - Miró la hoja de pergamino que tenía entre mis manos - Eso está vacío Lils, y llevamos aquí más de una hora.
- Es que no encuentro inspiración - Me excusé.
- Para eso no se necesita inspiración, son pociones... copias las recetas, apuntas los resultados de la clase, y ya.
- Lo sé... - Suspiré, tapándome la cara con las manos.
- Oye, June está arrepentida de lo que dijo ¿Por qué no vas y hablas con ella?
- No es June lo que me preocupe en este preciso momento - Me mordí un labio, nerviosa - Ayra, si te confieso algo, ¿Prometes no contárselo a nadie?
- Por supuesto - Se acomodó emocionada en su silla, mirándome atenta mientras su cabello cambiaba de violeta a naranja.
En cuanto abrí la boca para contarle, algo explotó. Había un musgo verde por todos lados, y la señora Pince, la bibliotecaria, ahora gritaba y trataba de encontrar a los culpables, aunque era tan obvio que ni siquiera había que preguntarlo. "Los merodeadores".
Mi espalda y pelo estaban cubiertos por la misma sustancia y cuando miré a Ayra tuve que aguantar la risa para no ofenderla: Estaba llena de musgo, su cara, su pelo, su ropa, todo.
- ¡Esto, me lo van a pagar! - Se puso de pié furiosa.
- ¡Estamos a mano, Sparks! – Escuché la voz de Sirius – oh, y olvidaba el toque final.
Una lluvia de plumas cayó sobre Ayra, cubriendola por completo y pegándose al musgo.
- ¡BLACK! – Gritó mi amiga escupiendo plumas y tomando su varita, mientras caminaba furiosa hacia los cuatro amigos que reían a carcajadas. – ¡Levicorpus!
Sirius quedó colgando de un pié con una amarra invisible mientras manoteaba.
- ¡Hey! – Se quejó – ¡Me la debías por lo del ganso!
- Pudrete.
Con un movimiento de varita de mi amiga, el cabello de Black comenzó a caer al piso, incluyendo sus cejas y pestañas.
- ¡FUERA DE MI BIBLIOTECA! – Madame Pince parecía fuera de si, con los ojos desorbitados.
Ayra bajó la varita, escondiéndola tras su espalda y Sirius cayó al piso como un saco de papas.
- Vámonos de aquí, Lily.
Guardé todas las cosas de nosotras y corrimos de la biblioteca mientras James estaba rojo de tanto reírse de su amigo, Peter tenía la cabeza agacha por el regaño de la bibliotecaria y trataba de con un hechizo volver a Sirius a la normalidad. Remus reía con ganas también.
- Lils, lo único bueno que tenía el hecho de que Potter fuera tu admirador, era que estas bromas no nos llegaban a nosotras. Éramos como inmunes. – Me comentó mi amiga mientras trataba de quitarse las plumas, camino a los baños. – Ahora ya nos deja a merced de sus amigos.
Ayra tenía razón, al parecer ahora para Potter, yo era una más del montón... y eso era bueno... ¿No?
- Esto es realmente asqueroso, y no se quita.
En nuestra habitación, June ayudaba a Ayra a quitarle de la cara el musgo mientras ella trataba de hacer encantamientos y limpiar su ropa. Las plumas habían desaparecido casi del todo, pero el musgo parecía no querer ir a otro lugar que nuestra piel.
- ¿Han notado... que Potter ha salido con más chicas en este tiempo, que en todo el año? – No pude aguantar más ese pensamiento que me estaba carcomiendo por dentro.
June se encogió de hombros, sin responder, lo nuestro aún se cortaba con navaja. Si estaba aquí era porque quería ayudar a Ayra, claramente.
- Yo lo veo igual que siempre - Ayra se giró hacia mí - Pero hay una clara diferencia - Agitó su varita contra mí y sentí el impacto en la cara - ¡Aja! Eso funciona para quitar el musgo.
- ¡Oye! - Me quejé - ¿Y si no hubiera funcionado? ¡Me apuntaste a la cara!
- Pero funcionó ¿verdad? - Me sonrió feliz y June se puso a reír.
- Bien, ahora dime cual es la diferencia. – Le exigí.
- Simple, antes no lo hacía en frente tuyo - Apartó a June y se limpió completa con la varita y luego la apuntó a mí y terminó de limpiar mi ropa y mi pelo- Ahora que, en teoría no le importas, puede estar con chicas en cualquier lugar y por eso lo ves.
- Oh...
Si aún pudiera hablar libremente con Remus, le preguntaría muchas cosas de James... pero por June ya no podemos acercarnos tanto, y él y James están molestos.
Ese pensamiento hizo que me diera cuenta de algo.
- June... ¿Remus te dijo algo de lo que harían en la biblioteca?
- ¿Por qué? – Mi amiga me miró, tratando de fingir apatía hacia mí. Y vaya que le salía bien. Cualquiera que nos viera, diría que ella me odiaba a muerte.
- No había habido bromas desde que James y él estaban peleados. – Comenté.
- Oh, eso – La rubia se sentó frente a mí - Lo arreglaron. Según lo que me dijo Remus, los cuatro son como hermanos y... bueno, los mejores amigos siempre terminan arreglándose ¿no?
No me miró cuando pronunció la última frase.
- Y ustedes dos, par de tercas infantiles, deberían seguir el ejemplo de ese cuarteto de idiotas - Opinó Ayra, que ahora lucía un tono anaranjado brillante en su cabello.
- Entre esos cuatro esta mi novio. – Se quejó June, ofendida.
- Ok, deberían seguir el ejemplo de ese trío de idiotas y Remus. ¿Mejor?
June y yo nos miramos, pero ninguna opino nada.
- De acuerdo - habló de nuevo Ayra - Esta noche saldremos, supe que hay una celebración en Las Tres Escobas, Remus invitó así que saldremos, la pasaremos bien y todo volverá a ser como antes ¿De acuerdo? No quiero líos de novios, de amigos, de nada. O harán que mi infinita paciencia hacia las dos, se termine.
- De acuerdo - Respondimos al unísono. Aunque ninguna de las dos sonó realmente convencida de aquello.
- Ahora van a tener que ayudarme a encontrar algo para hacer pagar a Black – Puso cara de pensativa, arrugando la nariz y la frente.
- Creo que al dejarlo calvo has hecho suficiente – June no aguantó la risa – Oh por Merlín ¿Vieron cómo quedó? Para Black lo más sagrado es su perfecto y sedoso cabello y ahora... – Se interrumpió sola para soltar una risotada.
- Creo que no saldrá en público en años – Reí contagiada, recordando la cara de Sirius.
- Lo pensará dos veces antes de volver a meterse con Ayra Maryanne Sparks – Mi amiga alzó su varita de manera triunfante y se sumó a las risas.
El ambiente se había aligerado y parecía que todo volvía a la normalidad por un pequeño minuto. Por lo mismo, casi inconscientemente miré hacia la ventana, con la leve "esperanza" de ver a Potter sobre su escoba con su amplia sonrisa... pero no.