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By skumfvck_raccoon

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By skumfvck_raccoon

- 𝐊𝐢𝐛𝐮𝐭𝐬𝐮𝐣𝐢 𝐌𝐮𝐳𝐚𝐧 -
ᴇʀᴀ ᴛᴀɪsʜᴏ̄.

•- Advertencia: Escenas sexuales descriptivas, oral, sometimiento.

•- Plot: La hija de Ubuyashiki es complacida por el rey y progenitor de los demonios como un acto rastrero para que le perdone la vida.

.
.

-Lady Ubuyashiki- La enminente voz del mayor y más fuerte de los pilares obligó que la serena mirada de la mujer se centrará en sus más fieles cazadores ahora arrodillados frente a ella.

¿Cómo una mujer había llegado a ocupar el lugar del anteriormente respetado patrón?
Una vez que la muerte había tocado la puerta de la finca de los Ubuyashiki, a falta de miembros masculinos como descendientes, el puesto de líder pasó a ser ocupado por la más jóven de la familia Ubuyashiki. Era considerada una mujer respetada por el alto cargo del cuál había sido heredera, aunque a pesar de ello era todo lo contrario a quién alguna vez fue su padre; su belleza y vigor la volvían intimidante.

El largo cabello de la fémina se encontraba recogido en un perfecto peinado de geisha mientras que el kimono de seda permitía ver un poco de sus muslos gracias a la abertura por el medio de este; empuñó sus manos y sus nudillos se volvieron blancos, a pesar de ello su tranquila expresión no desapareció.
-Descansen de su posición- Su semblante cambió a uno de complacencia por el gran respeto que sus hashiras le mostraron -Los cuervos Kasugai mencionaron que traen noticias dignas para ser celebradas por toda Asia Oriental-
-Se trata de la captura de Kibutsuji Muzan, señora-

Terminada esa oración de parte de Himejima Gyomei, los cazadores se abrieron paso para mostrar una caja bastante similar a la que Tanjiro había usado para Nezuko, situada en medio de ellos. Una sensación extraña llenó el ambiente y las pupilas de la mujer se contrajeron en el momento en el que Sanemi abrió la caja y dentro de esta yacía inconsciente el progenitor de los demonios.
-Con la ayuda de Tamayo san y mi conocimiento con los venenos letales, inventamos un suero, mi señora. Los efectos de este suero reprimieron los sentidos y la fuerza de. . .-
-¿Y creés que eso será suficiente, Kocho?- Interrumpió las palabras de la mariposa.
-Por un momento si, _____ san- Se acercó a la firme mujer y le extendió un pequeño cofre de plata blanca en el que se situaban tres jeringuillas más -Usted sabe cuál es la forma en la que. . . la vida de este ser desaparecerá de la faz de la tierra, la maldición que existe sobre todo Japón-
-Debemos sacarle ventaja al tiempo mientras continúa en su estado de inconsciencia- Sanemi situó una de sus manos sobre su pecho, aún mostrando el debido respeto -El sol se ocultará en pocas horas-
-Sé lo que hay que hacer, Hashiras- Observó al demonio situado dentro de la oscura caja -¿Creen que no estoy desesperada por acabar con la maldición que hay sobre mi familia por culpa de este hombre?-

Al terminar la tensa reunión, la azabache se quedó sola en el salón; con un hombre el cual la humanidad entera detestaba, con un hombre que podría ser capaz de asesinarla sin duda alguna en dado caso de despertar; sabía lo humillante que sería aquello para él, le habían despojado de sus ropas y su cuerpo estaba lleno de cicatrices que por alguna razón no lograron sanar por completo, un bosal de bambú que mantenía su boca entre-abierta mientras sus manos atadas con cintas de cuero unían en cadenas al collarín en su cuello.

Oh, todo aquello era culpa de su padre. A dónde quiera que iba, solo escuchaba el nombre de Muzan Kibutsuji. Pronto y por consecuencia, ella se interesó más y más en saber cómo luciría aquél monstruo del que todos hablaban, tal pesadilla a la que lo ligaban siempre.

Y ahora estaba frente a él y era todo lo contrario de lo que se habría imaginado. Su cabeza recargada contra la pared de madera de la caja, parte de su cabello azabache y ondulado estaba húmedo debido al sudor que su cuerpo estaba produciendo a causa del suero. La jóven líder se arrodilló frente a aquél hombre y deslizó sus largos dedos por la suave piel del cuello de su contrario, sus ojos estudiaron cada facción que indudablemente era hermosa.

-Mirate. . . luces tan vulnerable ahora- Notó cómo su cuerpo de alguna manera comenzó a reaccionar a sus toques -Sí no te conociera, jamás habría cruzado por mi cabeza que tú serías el causante de tanto dolor en todas esas familias, incluyendo la mía, Kibutsuji Muzan-

Sus ojos finalmente se abrieron y ella eso estaba esperándo. Eran escarlata profundo, sus pupilas se contrajeron como las de un felino y por más que Muzan trató de mantener la compostura, aquél bosal se lo estaba impidiendo. Su propia saliva se escurría debajo de sus labios y en sus facciones desapareció la calma que tuvo mientras dormía, ahora estaba lleno de ira. ¿Qué lo había hecho encontrarse en una situación cómo aquella? Sobre todo, frente a una mujer portadora del apellido Ubuyashiki. Ella no pudo recordarlo a él pero él si que a ella, era demasiado jóven para que lo hiciera, en una de aquellas viejas noches en las que tenía en la mira a Kagaya y su familia.

-Manten la calma, Kibutsuji- Aclaró para él -Sé que te asusta no saber lo que está sucediendo con tu cuerpo justo ahora- Él se removió de su toque con disgusto, sus manos tiraron de las cadenas bruscamente pero su fuerza no estaba ahí de la misma manera que antes -El suero suprimió esas habilidades que tan amenazante te vuelven, tu linda desertora fue de gran ayuda para la organización de cazadores de demonios- Una de sus manos se dirigió al bambú en los labios del hombre frente a ella y lo dejó caer al suelo -Pero ya has tomado su vida cómo castigo ¿no es así?- Los dedos de la mujer acariciaron los labios entre abiertos del progenitor de los demonios, él no hizo nada para evitar aquellos toques invasivos.
-Piensas demasiado las cosas- Aquellas primeras palabras fueron pronunciadas por sus labios, ella se alejó un par de centímetros para mirarle con una sonrisa.
-Ya veo que el rey tiene una lengua para hablar- Fingió asombro.
-Te recuerdo. . .- Su voz estaba envuelta en un tono de mofa -La hija de Ubuyashiki, ¿no es así?- Inclinó su cuerpo hacía el de la mujer con bastante interés -Nunca me imaginé que alguién que portara tal apellido sería tan. . . interesante-
-Es gracioso, Kibutsuji, porque nisiquiera hemos entablado una conversación de más de cinco minutos-
-Y aún así, puedo entender perfectamente porqué sobre-piensas esta situación- Ahora la sonrisa estaba en su rostro -Ya me hubieses asesinado, tu, gran 'líder', sí eso estuviera en tus planes. Pero no es así ¿verdad? tus intenciones desde el principio no fueron asesinarme a pesar de que esas palabras estuvieron en tu discurso inspirador hacía tus ingenuos, guerreros pilares-
-Te equivocas-
-No lo hago, _____ Ubuyashiki. Yo nunca me equivoco- Las cadenas se escucharon debido a su repentino movimiento y ella se hechó para atrás -¿Porqué no me desatas y llegamos a un acuerdo que nos beneficie a ambos, hmm?- Él aprovechó la posición de la jóven líder, pudo notar sus muslos a través de la abertura de su costoso y elegante kimono y se arrodilló ante ella.
-¿Qué creés que estás haciendo?- Su pregunta fue ignorada por el hombre cuándo él sitúo sus manos encadenadas contra el suelo.
-Lo que sea necesario para mantenerme con vida- Admitió.
-¿Tanto es tu miedo a morir que estás dispuesto a dar lo necesario para vivir?-
-Bueno. . . quizá también me agraden las alternativas que pongamos en juego-
-¿Sabes lo que harían mis hashiras sí saben que te dejé con vida? ¿Qué te hace pensar que tu vida vale más que la mía?- La expresión del azabache se mantuvo firme, no hubo respuesta a las preguntas de aquella mujer que lucía tan intimidante al igual que él, que de alguna manera le recordó a su versión femenina; ¿Tan narcisista y egocéntrico era que podría enamorarse de sí mismo?.

Sus dedos presionaron los sensibles muslos de la ahora líder de aquellos molestos e insoportables hashiras llenos de resentimiento. Algo que por supuesto, no había notado en ella a pesar de la gran rivalidad que tuvo contra su padre.
Sus acciones relajaron a la jóven una vez que tuvo el control de atraer sus caderas hacía sí mismo.
-Tu olor es exquisito, _____ Ubuyashiki- Las orbes escarlata de aquél demonio se enterraron en la mirada de ella, casi obligándola a no apartar su vista de aquella situación -Tus fermonas me hacen entender lo que realmente deseas- Apartó ambos extremos del lujoso kimono, descubriendo la suave y mojada íntimidad.
-Basta- Situó sus manos sobre los hombros de aquél hombre para hacer que retrocediera, pero el agarre de él fué mucho más fuerte -¡Kibutsuji, b-basta!-
-Ambos sabemos que no deseas que me detenga ahora, no así como estás, cariño- Ejerció presión contra el pecho de ella hasta obligarla a estar de espaldas contra el suelo; sin darle tiempo de reaccionar, ya tenía los labios de Muzan besándo aquella entrada mientras la sostenía fuertemente de las muñecas.

Su lengua era tan tersa como el terciopelo que parecía ser tan fácil para él filtrarse entre sus pliegues vaginales al mismo tiempo que ambos de sus agujeros comenzaban a cubrirse por la saliva de Kibutsuji.
-Muzan. . . de-detente- Al escuchar esas palabras, la tomó con aún más fuerza y apartó su boca un momento.
-¿O sí no qué?- Aquél tono burlesco se mantuvo en su voz -¿Llamarás a tus aliados para que al entrar aquí vean cómo permites que el enemigo se devore tu coño?- En esta ocasión, llevó sus labios en dirección a uno de los muslos y enterró sus dientes ahí con todo el propósito; un jadeo no logró ser evitado de parte de ella, dos de sus dedos acariciaron la entrada cubierta de saliva y fluidos mientras la azabache cerraba los ojos disfrutandolo.
-No puedes evitarlo, linda ¿no es así?- Le miró, antes de poder llevar su rostro tan cerca de aquella hinchada vagina y así proporcionarle una larga y lenta lamida -No puedes apartarte porque tu propio cuerpo no te lo permite- Arrancó el costoso kimono lejos de su cuerpo, desmantelando los encantadores pechos de _____ Ubuyashiki -Y eso debe ser humillante para ti al igual que lo fue para mi- Las cadenas le impidieron llegar sobre la mujer, así que sostuvo sus muslos con fuerza para atraerla aún más a él y así, quedar sobre ella -Aunque debo admitir que despertar desnudo fue más conveniente para mi que para ti- Sintió una húmeda fricción en su entrada; y pudo saber que se trataba de la polla de Kibutsuji, ansiosa por deslizarse dentro.
-No lo metas ahí- Pidió en un hilo de voz. Muzan solo se mantuvo mirándo sus brillantes ojos, tomó su miembro y comenzó a frotar la punta en los labios palpitantes de ella.

De arriba a abajo cubrió el glande con los fluidos vaginales y la saliva ahí, la hizo mirar como su miembro viajaba de extremo a extremo, en las cuáles en varías ocasiones rozaba su clítoris expuesto.
-Nngh~ Muzan. . .- En el rostro del jóven se dibujó una sonrisa llena de satisfacción; esto le dió paso a continuar rozando intimidad contra intimidad con la diferencia de enterrar la punta del pene en la vagina de la mujer una y otra vez. Un par de venas se enmarcaron en su miembro y este pareció crecer aún más, el peinado de su compañera estaba hecho un desastre y aún así, le pareció una mujer hermosa. Sus largos dedos tiraron de su cabello, obligandola a arquear su espalda y chupar sus erectos y rosados pezones.
Los eróticos sonidos que la boca de Muzan hacía la estaban llevando al borde de un orgasmo, sus dientes mordieron un poco la piel en consecuencia de dejar marcas notables en ella, sus pezones estaban lo suficientemente sensibles que estos secretaron un líquido dulce directo a la garganta del progenitor al mismo tiempo que sus piernas se envolvieron alrededor de la cintura de él, empujándolo a su pelvis provocando que accidentalmente el miembro de Kibutsuji entrara de golpe.
-Mhh. . .- Muzan apartó la atención de sus pechos y mostró sus colmillos en una expresión a causa del placer que sintió, pero que no quería demostrar -Sí lo querías dentro, podrías haber avisado- _____ se mantuvo inmóvil debajo de él, sus ojos estaban cerrados mientras que un par de lágrimas bajaron por sus mejillas sonrojadas. El azabache se quedó perplejo por el dolor silencioso que ella estaba atravesando y fue así que pudo entender aquello.
-Jamás habías estado con alguién de esta forma ¿o me equivoco?- Negó ante la pregunta.

Esa respuesta era más que obvia; los Ubuyashiki nunca entregaban todo de sí mismos hasta unirse en matrimonio. Y aquellas tradiciones eran algo que al rey de los demonios le parecía patético. Le recordó el pasado y cómo su propia familia le había obligado a casarse con una jóven a pesar de estar en su lecho de muerte; por consecuencia, Muzan nunca ocultó su disgusto, las palabras hirientes y acciones destructivas cavaron profundo en la cabeza de su entonces esposa, hasta orillarla a suicidarse. Y así sucedió de igual forma con otras dos jóvenes más.

Soltó las muñecas de _____, sin deshacer la unión de ambos cuerpos suspendió a su compañera para que esta ahora quedara sobre él, unos cuántos mechones de cabello caían por su dulce rostro. Ella situó sus manos sobre el firme pecho de Muzan para sostenerse y él observó el esbelto cuerpo de la chica en aquél ángulo. Se veía mucho más hermosa sí era ella quién lo estaba montando ahora.
-Empieza a mover tus caderas- Sus manos bajaron a la cintura de la azabache, ayudándole a moverse de tal forma que lograba mirar como su polla era tragada una y otra vez por la mojada vagina de ella. Los pechos de ______ se movían al par de las embestidas y Muzan tomó asiento para alcanzar uno de ellos, metiéndolo a su boca.
-E-Es. . . demasiado- Su voz era diferente ahora, estaba llena de placer que comenzó a moverse sobre aquél hombre mucho más rápido, el sonido que su culo provocaba al chocar contra los testículos de Muzan estaban orillandolo al mismo borde del orgasmo.
-No dejes de moverte- Ordenó y ahora era él quién comenzó a mover sus caderas, tomando el control de aquellas embestidas -Tsk. . .-
-¡Mmgh~!- La mujer llevó su antebrazo a sus propios labios para ahogar los gemidos que no pudo evitar.

Las embestidas se tornaron rápidas y profundas, logrando que la punta del miembro de Kibutsuji golpeara varias veces el útero, tantas que éste lo succionó, atrapandolo hasta hacerlo correrse dentro de la chica. Aún así, no pudo parar, sus caderas parecían moverse por si mismas, ansiosas como sí buscara un segundo orgasmo para asegurar la fecundación a _____ Ubuyashiki.
-Y-Ya basta. . .- Pidió entre jadeos -Me asesinarán sí. . .- Calló aquellas palabras al unir los labios contra los de ella, su lengua se filtró con facilidad y la saliva de ambos se entrelazó cómo una telaraña.
Su miembro seguía embistiendola al par que sus testículos golpeaban la parte baja de su vagina, las piernas de _____ crearon presión sobre la espalda de Muzan, atrayendolo aún más cuando logró sentir el orgasmo atravesar sus entrañas, los fluidos de ella salieron disparados, provocando así que el azabache presionara con aún más fuerza el punto sensible en su interior. La pelvis de aquél hombre estaba empapada en jugos femeninos y por segunda ocasión, sostuvo las caderas de la jóven, enterrando su longitud cuatro veces más hasta llenarla nuevamente. Su cabeza descansó en el suelo, intentando recuperar el aliento; su cuerpo se sentía mucho más fatigado después de aquella droga que aún corría en sus venas.

_____ se mantuvo tranquila sobre el cuerpo desnudo de Muzan, él la apretó contra sí mismo para mantenerla cerca.
-¿Lady Ubuyashiki?- La voz del pilar del amor se escuchó detrás de las puertas deslizables -Mis compañeros querían asegurarse de que todo estuviera en orden ¿se encuentra bien?- Le tomó unos segundos en responder, los ojos de la azabache observaron el semblante de Muzan por unos momentos.
-Todo está en orden- Aclaro con una voz firme, escuchando la última respuesta de conformidad de Kanroji y cómo sus pasos se alejaban.
-¿Entonces? ¿Hemos llegado a un acuerdo?- El hombre la miró intrigado.
-Que yo recuerde, jamás acepté algún acuerdo, Kibutsuji-
-¿No admitirás que te ha gustado?- Movió un poco sus caderas hasta que su miembro salió finalmente de ella, de esta forma, gran cantidad de semen se deslizó fuera de su vagina -Dime, ¿serás tan egoísta para dejar a un niño sin su padre?- Tocó la entrada de la chica con ambos dedos, limpiando el exceso para después llevarlos a su boca -Lamelos- Ella dudó al principio en obedecer las órdenes de Muzan, pero su cuerpo no pudo sostenerse y pasó su rosada lengua por los largos dedos del pelinegro; los metió y sacó de la boca de la mujer imitando leves embestidas.
-Buena chica- Las cadenas en sus muñecas hacían un sonido peculiar -Mantenme con vida y juro servirte de ahora en adelante- Ella apartó sus labios y un hilo de saliva aún los conectaba con los dedos del progenitor.
-¿Y qué les diré a mis hashira una vez que sepan que no te asesiné?-
-Que no es decisión de ellos- Acarició sus suaves mejillas y atrajo a _____ de nuevo a él.

Estaba seguro que no deseaba hacerle daño alguno.

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