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Von ChicadeOtroRollo

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Kara y Lena se conocen desde el instituto y han logrado ser amigas inseparables después de arreglar sus difer... Mehr

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Epílogo

Capítulo 7

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Von ChicadeOtroRollo

—Buenos días, cariño. Buenos días, Lena. ¿Cómo habéis dormido? —preguntó Eliza posando un suave beso en el cabello a las dos.

—Muy bien —contestó Kara felizmente mirando a Lena que se mordía el labio para no sonreír entre que agitaba la cuchara en su taza.

Quizá algunos piensen que deberían sentirse raras después de lo sucedido anoche porque habían traspasado una escala, porque no eran los besos, sino la intensidad de éstos. Y más cuando Lena le sorprendió al darle un corto beso nada más levantarse con la misma excusa de que esto también sucedería cuando tuviera pareja (todavía no entendía por qué, pero siguió razonándolo así, de que tenía que acostumbrarse cuando llegara el momento).

O quizá parecía que estaba sucediendo algo con aquellas dos como un leve tonteo o algo así con esas sonrisas y miradas compartidas, pero Lena insistió que era por ayudarla, comportándose como alguien más para que Kara se acostumbrara. Porque era heterosexual al igual que Kara que recibía esa ayuda y no era nada extraño después de todas las palabras compartidas.

—Vaya, ¿qué hacen mis dos princesitas levantadas tan temprano? —apareció Jeremiah por el marco de la puerta depositando un suave beso a su mujer.

—Tenemos planes que hacer —respondió Lena agitando las manos para quitarse las migas de las tostadas que acababa de devorar.

—¿Y de qué se tratan esos planes? —preguntó el mayor de los Danvers con curiosidad.

—Cosas de chicas —dijo Kara sin más, levantándose al igual que lo hacía Lena.

—¿Y Sam y Alex? —preguntaron ambos padres al unísono.

—Duh, no sé. Supongo que acabarán de despertarse de su nido de amor.

Se limitó en decir su hija que encogía de hombros haciendo que sus padres se rieran a la vez que hacían una mueca de asco y dicho esto la rubia se levantó junto con su mejor amiga para salir de la cocina.

.

Lena le recordó lo que debía hacer en cuestión de segundos y Kara asintió antes de irse arriba para comenzar el día al igual de que la pelinegra se marchaba hacia su casa para despejar el ambiente amoroso de Sam y de Alex. Aunque no iba por eso, sino para ducharse, vestirse y comenzar su cita con Kara.

Lo habían planeado así, un día completo para ellas dos, haciendo una variedad de cosas posibles: una cita por la mañana, igual para comer, otra por la tarde y rematando una última a la noche. Así matar varios pájaros de un tiro antes de su cita real.

La pelinegra pensó en que debería esperar un poco, en que quizá deberían ir despacio para que no se agobiara, pero Kara insistió y aseguró que estaba todo bien esta mañana, que cuanto antes mejor para procesar la información antes de su cita con James y Lena no iba a decir que no. Nunca podría decir que no a su mejor amiga.

Por otro lado, Sam y Alex estaban despiertas cambiando las sábanas cuando Lena llegó a la habitación después de un "adelante". Inmediatamente hizo una mueca de asco que hizo reír a ambas, pero las dos agradecieron que la pelinegra le hubiese ofrecido un poco de privacidad y ella agitó la mano sin importancia. Y, aunque estaba muy contenta por ellas, debía tener en cuenta su discurso en la cabeza para zafarse de ambas sin tener que decir expresamente porque tenía que echarlas de su casa, por no decir que tampoco sabría explicarlo si lo hiciera porque sí.

Cuando salió de la ducha y se vistió, bajó al salón y carraspeó un poco para llamar la atención de ambas que estaban desayunando. Sin titubear les explicó a las dos que hoy iba a salir con Kara para dar unas cuantas vueltas porque tampoco podían ocultarlo y más aún cuando Eliza y Jeremiah sabían que iban a salir. Antes de que pudieran decir nada, siguió hablando para quitárselas de encima y que no se unieran a sus planes, poniendo la excusa que le preparó la rubia:

Sus padres, que no trabajaban hoy, querían tenerlas hoy en casa para ir conociendo su relación y sobre todo interactuar un poco con Sam. Tampoco es que no fuera verdad ya que Eliza y Jeremiah se alegraban por su hija después de lo que pasó con Maggie y más cuando anoche antes de dormir dijeron que querían tenerlas en casa para que Sam también se acostumbrara a estar con la familia debido a que la conocían de hace tiempo y darle a entender que no había ningún problema en que algún día también se quisiese quedar a dormir o venir en vacaciones cuando ella quisiera.

.

Apagó la camioneta de su padre justo enfrente de la casa de Lena. No era la primera vez que quedaban ni que salían por ahí las dos solas por no decir que era muy habitual hacerlo, pero Kara sentía los nervios a flor de piel. Supuso que era porque le rondaba la palabra 'cita' en la cabeza y no paraba en desear que todo saliera bien para su cita real con James, aprendiendo y cogiendo cada consejo.

Entonces Kara no paró de pensar en eso y menos en lo que estaba sucediendo. Es decir, sabía que la estaba ayudando, pero había algo que bombeaba por cada extremidad al pensar en ella. Sintió un poco de temor por si estaba llegando demasiado lejos o por si estropeaba la amistad con Lena con su egoísmo de coger esa ayuda haciéndola sentir incómoda, pero en cuanto vio que salía de su casa, cambió de opinión: esto era porque ellas querían.

Se tranquilizó porque no veía a Lena con otros ojos después de tantas cosas que habían hecho y vivido. Pero en cuanto abrió la puerta, esos nervios golpearon sus manos porque fueron otros sentidos los que cambiaron como en aquella fiesta y no entendía qué era lo que significaba. Intentó comprenderlo, pero por mucho que intentaba rebuscar en su interior, no halló respuesta. Ni siquiera supo por qué se tomó tantas molestias en cambiarse varias veces cuando la pelinegra le dijo que se pusiera lo más cómoda posible.

Ella intentó también recordar todas las costumbres de la Tierra como su hermana y su madre decían, pero ponerlo en práctica era diferente, por no decir que no sabía cómo actuar. Claro que ella vio muchas películas de comedias y románticas, pero hacerlo en carne y hueso, por no decir que tenía poderes que controlar, era totalmente distinto. Eso hizo que dejase de martirizarse tanto, que fuese la única razón lógica a este sin sentido.

—Hola —saludó Lena nada más entrar y Kara exhaló, asintiendo.

La pelinegra frunció el ceño al verla con la mirada fija en la carretera, como si estuviera combatiendo con su yo interno. Hizo una mueca pensando en que quizá no estaba lista como ella pensaba y sintió que su corazón se hundía cuando la rubia agachó la cabeza. A punto de preguntar, Kara se giró inesperadamente y se acercó a la pelinegra con decisión con la intención de darle un beso, pero ésta se dio cuenta y rio poniendo la mano en su pecho, haciendo que la rubia abriese los ojos y arrugase la frente sin entender.

—Kara, esta es la primera cita... —susurró y sacudió la cabeza cuando observó sus ojos de cachorro perdido—. En la primera cita no se saluda con un beso en los labios; basta con uno en la mejilla o una simple sonrisa. Eso lo harás después al finalizarlo si quieres o en la segunda o tercera cita p cuando terminemos hoy —explicó brevemente haciendo que la rubia soltara un 'oh' apenas inaudible, entendiendo.

—Lo siento —se disculpó avergonzada poniendo sus manos en el volante sin poder mirarla, ya sintiendo que estaba siendo estúpida, pero Lena pasó sus finos dedos por sus vaqueros para llamar su atención, dándole suaves caricias para tranquilizarla.

—No te preocupes, para eso estoy aquí... Para enseñarte y para que todo salga bien —repitió con una sonrisa genuina y Kara asintió más calmada antes de poner el coche en marcha.

.

La primera cita fue un largo paseo por Midvale. Estuvieron recordando cada trastada de cada esquina y repasando un poco su relación entre conversaciones mundanas mientras compartían un batido con risas de por medio.

Kara al fin dejó de estar tensa cuando los nervios se disiparon. Se olvidó del objetivo por completo cuando Lena le hablaba de cualquier cosa, haciendo que se sintiera igual que siempre a su lado, a decir verdad. No sintió ningún cambio, como algo normal. Con Lena siempre se relajaba hasta sentirse cómoda.

Solo se quedaron abrazadas más tiempo de lo normal al finalizar la primera cita, no queriendo ambas estropear ni precipitar las cosas.

.

A la hora de comer fueron a aquel restaurante de comida rápida que siempre iban cada fin de semana cuando estaban en el instituto. Esta vez intentó encontrar las diferencias entre una cita y esto porque realmente no le encontraba sentido; era algo que siempre habían hecho.

Miró a su mejor amiga de soslayo y quiso preguntarle si era algo normal, si esto algo más que simplemente una quedada porque Lena siempre le daba un trozo de su hamburguesa, siempre le ponía la mano en el muslo, siempre se sacaban fotos con el rostro lleno de salsa y muchas cosas más, pero pensó en que debería dejar de impacientarse y dejar de pensar tanto para disfrutar como la pelinegra le había aconsejado al principio.

Al final le agradó que le repartiera besos por su rostro más de lo esperado, aunque... Kara ansiaba más que eso, pero de nuevo no quería precipitar nada ni cometer ningún error, dejándose llevar por Lena.

.

Por la tarde fueron a casa de la pelinegra para ver una película como tercera cita. Y otra vez el pensamiento de si estaba siendo una cita o algo parecido porque todo era tan igual que no lo entendía.

La pelinegra siempre se ponía a su lado y la abrazaba bajo la manta. Siempre le hacía caricias en el brazo o en el pelo cuando se echaba encima de ella, incluso siempre se soltaba el cabello para que su mejor amiga le peinase con sus finos dedos. Por supuesto, antes de finalizar la película, ya no pudo evitarlo y levantó su cabeza donde Lena alzó las cejas, preguntando no verbalmente que pasaba.

—Esta es nuestra tercera cita, ¿no? —tarareó Kara mordiéndose el labio.

—Sí. ¿Por qué? —preguntó preocupada al ver que Kara apartaba la mirada hacia la televisión—. ¿Qué pasa? ¿Te sientes incómoda o...?

—No, para nada. Todo lo contrario, en realidad —interrumpió irguiéndose un poco al igual que lo hacía Lena—. Es solo que no lo siento así. No siento que es una cita, ¿sabes? Esto ha lo he hecho millones de veces —aclaró con una mueca al ver la mirada de Lena—. No sé si es porque es contigo o...

—Entiendo lo que estás pensando —detuvo sus palabras poniéndose a su lado, comprendiendo a lo que se refería Kara y ella alzó las cejas—, pero esto es lo que es, Kara. No hay nada más. No tienes que hacer tres volteretas ni rodar por el suelo ni nada por el estilo. Para empezar, es normal que te sientas así porque somos amigas, pero quiero hacerte ver que puedes manejar esto a la perfección, no tener que pensar tanto en tu control, relajarte sin pensar si va bien o mal; que esto que ya has hecho esto cien mil veces conmigo o con cualquiera es lo que también sucede en una cita.

—Entonces, ¿qué...? —frunció el ceño sin comprenderlo del todo y Lena puso la mano en su muslo para frenarla.

—La única diferencia es esto... —susurró acercándose a ella cautelosamente y Kara comprendió cuando bajó sus párpados.

Recibió el beso y cerró los ojos al momento. Antes pensaba mucho en no joderlo ni cometer ningún error al besar a alguien, pero ahora se le hacía bastante fácil y todo gracias a su mejor amiga.

Instintivamente tumbó a Lena, chapoteando unos cuantos besos más sobre sus labios. Ya no tenía que preguntar ni pedir permiso. Recordó las palabras de su mejor amiga; iba hacer lo que quería, lo que le apetecía en ese momento. Simplemente lamió sus labios y Lena abrió la boca para que su lengua se encontrase con la suya.

El beso era más intenso que anoche, como si estuvieran conquistándose una a la otra entre que se removían una encima de la otra para estar más cómodas en el sofá donde Lena susurraba en sus labios cómo debía hacerlo, felicitándola después de manejarlo a la perfección; cada vez más sobresaliente porque ya no le hacía daño como cuando forcejearon, sino que se sentía genial su roce pesado.

Y, por supuesto, esos inocentes movimientos que Kara tenía encima de ella tuvieron consecuencias y, con ello, respuestas.

Puede que Kara no supiera que estaba sintiendo porque nunca había hecho esto con nadie, ni siquiera se paró a pensarlo; solo se concentraba en hacerlo bien y Lena intentaba manejarlo lo más calmadamente posible, intentando también en pensar en otras cosas, pero...

Acoplarla en su pecho. Sujetar su parte baja de la espalda casi rozando su culo con tentación de agarrarlo entre que su otra mano jugueteaba con sus ricitos dorados. Entrelazar las piernas como si fuera otra pieza de Tetris. Sentir como Kara acariciaba su rostro entre que su otro brazo pasaba por debajo de ella y su mano agarraba su cuello para atraerla y besarla con más intensidad.

Cada movimiento removía a una Lena adormilada hasta despertar. Sabía perfectamente que eran estas sensaciones que recorrían cada extremidad de su cuerpo porque le había sucedido muchas veces con otros chicos y todo ocurrió de un beso a otro porque claro, una cosa era un beso tonto y otra cosa un beso que te ponía tonta.

A decir verdad, como primer pensamiento, no entendía por qué le sucedía esto. Al principio pensó que era una tontería, que no era nada desagradable esto porque ella se repitió varias veces que era para ayudarla. Compartir tiempo con ella con besos de por medio era una estupidez, que era algo normal; solo para que Kara se diera cuenta de que ella podría lograr.

Claro, al principio.

Sin embargo, a pesar de que Kara no le daba muchas vueltas por todo lo que habían hablado y porque esto para ella no tendría que significar tanto, para Lena era todo lo contrario y más ahora. Mucho más ahora cuando le encontró sentido.

Jamás había besado a una chica ni había experimentado lo que estaba sucediendo con su mejor amiga porque ella siempre había andado con chicos; siempre había tenido novios, los tíos siempre tonteaban con Lena y ella le seguía el juego. Es normal, era heterosexual.

O eso creía. Porque 'era' no es lo mismo que 'es' y ahora no es muy heterosexual que digamos.

Porque ahora sentía como su corazón latía a descompás mientras sentía como su cuerpo bailaba encima del suyo. Su respiración pesada y agitada chocaba con sus labios en conjunto con sus besos al igual que algunos gemidos incontrolables envolvían en sus bocas. Sentir su lengua y sus dientes jugueteando como también hacía ella. Y cada vez ardía más; sintiéndose... excitada.

Ella debía detenerse porque estaba descubriendo algo que anteriormente había sentido y nunca se había dado cuenta, sabiendo como su corazón temblaba cuando sus incertidumbres se despejaron; todas esas dudas que tuvo a lo largo de este proceso ahora todo estaba más claro. Porque no era con cualquier chica, no era tener una experiencia con una mujer, sino que era con Kara y fue ahí cuando todo colapsó.

Porque no era el hecho de que fuese una chica, sino la chica en cuestión. Podría sentirse confundida o aturdida, pero después de esto, de ser Kara, de repasar toda su vida junto a ella hasta ahora... era transparente como el agua: le gustaba lo que sucedía con Kara, ella estaba excitada por Kara y estaba sacando a relucir estos sentimientos que, al fin, sabía que existían por Kara.

Ella debía detenerse ahora mismo, aunque le estuviera encantando. Ella claramente no pararía, pero tampoco quería aprovecharse de la situación. No quería mentir, no quería agrandar esto porque era su mejor amiga y la conocía tan perfectamente que sabía que era imposible, que no era recíproco porque Kara solo estaba practicando para controlar su fuerza y sus poderes, para despejar sus nervios y no cometer ningún incidente; para hacerlo lo mejor posible para su cita con James. Ese chico, no ella.

—Kara...

—¿Qué?

Jadeó hacia atrás cuando escuchó a su mejor amiga como si hubiera soltado un quejido, irguiendo su cabeza en el proceso, pero sin separarse de ella. Lena respiró de nuevo al igual que lo hacía ella y abrió los ojos para enfrentarla, conectando sus ojos verdes con los azulados.

Grave error porque, joder, Kara se veía tan atractiva con el cabello dorado ondulado y revoltoso, las mejillas sonrosadas, sus labios carnosos y esas pupilas dilatadas mirándola con intensidad que provocaba un cosquilleo bajo su vientre. No como antes, sino peor. No peor de lo excitada que se encontraba, sino que pensó que era no para tanto y la rubia hizo que viese que fuese todo lo contrario.

Que realmente le gustaba Kara.

—¿Qué pasa? ¿Te he hecho daño? —interrumpió sus pensamientos preocupada y Lena tragó saliva.

—No, no es eso... —sacudió la cabeza y se quedó mirando la pantalla, viendo los créditos—. Es... es la película. Nos hemos perdido el final —se excusó mordiéndose el labio y Kara exhaló.

—Oh, sí, lo siento... Solo pensé...

—No, está bien. Estas cosas pasarán... con James. Solo pensé que me estaba gustando la película y no hace falta estar todo el tiempo... Ya sabes... —se echó a reír nerviosamente, intentando sonar lo más natural posible.

—Duh, bueno... Podemos... Hum... ¿Rebobinar? —cuestionó entre balbuceos y Lena asintió, un poco más tranquila donde disfrutaron juntas de la película y cena.

.

A la noche salieron con la camioneta de Kara hacia el bosque como última cita. Fueron al que estaba más alejado de Midvale, cerca del lago. Cada año iban; daba igual que temporal o época: si estaba lloviendo, si solo hacía aire, hacía un calor que te morías o un frío invernal como ahora. Estar dentro del coche con el móvil o portátil para ver una película, estar en el puente para disfrutar del agua o simplemente conversar como ahora.

Para ambas básicamente eran uno de sus pasatiempos favoritos. Charlando sobre recuerdos, debatiendo el día a día, planificar el futuro juntas, desahogarse de algunas cuantas cosas, compartir sabiduría... como siempre lo habían hecho, aunque ahora todo era un poco más cariñoso; como si Lena y Kara hubiesen cogido el papel de novia oficial.

Así yacían tumbadas en la parte trasera de la camioneta acompañadas de almohadas y unas cuantas capas de mantas, observando todas las estrellas del cielo. Lena, que era la más empollona y que tampoco podía evitarlo, siempre le señalaba cada costelación y explicaba su significado acurrucada en su pecho.

Kara ya se lo sabía de memoria, pero aun así le encantaba escucharla para luego hablar un trocito más sobre Krypton. No es que no quisiera contárselo, pero le apenaba tanto que no quería recordarlo y la pelinegra tampoco tuvo quejas, recibiendo cada información de la mejor manera posible.

—Me hubiera gustado presentarte a Alura. Le habrías encantado.

—Seguro que fue una madre estupenda —susurró apenada mientras abrazaba su vientre, cogiendo un poco de calor corporal de Kara.

—Lo fue... Me recuerda un poco a Eliza, aunque mi madre biológica no me habría dado tantos consejos ni sermones sobre las relaciones románticas —se echó a reír. Sin embargo, la pelinegra frunció el ceño y miró hacia arriba, conectando con los ojos azulados.

—¿Por qué?

—Oh, bueno... Allí no experimentas el amor hasta después de casarte. Por eso estoy tan perdida que no sé ni cómo tratar a alguien en una cita por mucho que me lo hayan explicado.

—¿A qué te refieres con después de casarte?

—Que allí, después de contraer matrimonio, experimentaban lo que hacéis vosotros cuando os plazca —explicó brevemente haciendo que Lena se levantara un poco de su pecho, incrédula—. Por eso me sorprendió tanto al principio, pero me di cuenta de que cada planeta como también en cada país tienen sus costumbres. Allí, sin embargo, en todo Krypton, unían a sus familias por política, por los rangos, por designación o por otras diversas razones; siempre y cuando fuesen compatibles. El 90% lo era, por eso nunca había problema. Después de casarte ya es otra historia. Aprendes a amar, a convivir, a llevar una vida con alguien al lado... Como ya habían recorrido un mundo separado, ahora tocaba hacerlo juntos y combinarlos porque ya tenían consciencia de que era importante y de lo que no. A lo que hacemos básicamente ahora más jóvenes y sin tener idea de la vida.

—Eso es horrible, Kara —se levantó atónita a lo que estaba escuchando, ahora sabiendo un poco mejor sus temores; no solo por sus poderes, sino porque prácticamente era una principiante en esto que no sabía por dónde cogerlo, entendiendo también sobre los amores y citas y la rubia suspiró como respuesta, comprendiéndola.

—Lo sé, ahora me doy cuenta de eso —estuvo en de acuerdo, cogiendo nuevamente su cabeza para posarla en su pecho como antes, posándola bien en su hombro, y Lena no rechistó, acomodándose a su lado y cogiendo la manta de nuevo para abrigarse. Un silencio después, la rubia prosiguió observando las estrellas—. No entiendo cómo se pasan media vida quitándose este placer que sientes al estar en compañía con alguien para hacer cualquier cosa en las citas o tocar su piel y cabello al estar tumbada encima de la otra persona o besar... Besar mucho... Y lo que me queda por descubrir.

El corazón de Lena sufrió un vuelco al escuchar esas palabras, pero lo calmó de inmediato. No quería ilusionarse, pero Kara había dicho directamente que sentía placer todo lo que estaba surgiendo entre ellas, aunque no hubiera sido consciente de sus palabras. Intentó no darle muchas vueltas, simplemente asentir con la cabeza.

De un momento a otro, Kara empujó su mandíbula hacia arriba con sus dedos. Lena frunció el ceño para conectar con sus ojos. Vio su boca semiabierta, como si quisiera decir algo, pero la rubia sacudió suavemente la cabeza al igual que cerraba la boca y apartaba la mirada hacia el cielo de nuevo.

—¿Qué ocurre? —preguntó la pelinegra con curiosidad.

—Pronto acabaremos la cita y me gustaría... Ya sabes... como una última vez antes de la cita —titubeó tímidamente tapándose su rostro con su otra mano, avergonzada.

—Kara, no tienes que decirlo o pedir permiso —le recordó en un susurro conectando nuevamente con su mirada donde Lena se mordió el labio e intentó solo pensar que estaba ahí para ayudarla.

La rubia asintió dándole la razón y empujó nuevamente su mandíbula hacia arriba mientras ella agachaba su cabeza, acercándose a ella. Conectó sus labios suavemente con los suyos donde Kara segundos después movía su boca rítmicamente. Los besos pequeños se intensificaron a uno más grande y húmedo cuando su lengua conquistó la de la pelinegra.

Podría haber pasado perfectamente diez minutos entre pequeños besos y caricias tontas; una tumbada casi encima de la otra de manera simple como también peleando con las mantas y acomodándose en la almohada, pero para Lena fue puro fuego de besos apasionados, húmedos y toqueteos tontos porque Kara no paraba de agarrar, apretar o coger su espalda, cabello o nuca entre que ella intentaba poner todas sus fuerzas en sujetar su sudadera y no sentir nada más.

—Rao... —susurró arrastrando el labio inferior de la pelinegra para finalizar el beso—. Gracias, Lena... En serio. No sé qué haría sin ti.

—Lo sé —bromeó intentando calmar su calentura, irguiéndose en el proceso al igual que lo hacía Kara para tomar camino para volver.

Intentó no pensar en nada, recordándose nuevamente de que esto era un proceso corto, pero sobre todo en cómo demonios haría para calmar su corazón y rezó para que su mejor amiga no se diese cuenta. Pero eso último tuvo fácil arreglo cuando la rubia habló nada más entraron en el coche:

—Creo que ya estoy preparada para mi cita con James. Rao, tengo hasta ilusión.

Y, por supuesto, el corazón de Lena se hundió mientras asentía lentamente con una sonrisa fingida.

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