Seduciendo al chef

Von Bermardita

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Margo es una crítica gastronómica con un paladar difícil de conquistar. Solo Thomas puede satisfacerla en tod... Mehr

SINOPSIS
1. Jugar a enredarse (+18)
2. No eres ella
4. Enorme culpa
5. Sentimiento familiar
5.5. Platillo favorito
6. Ella es mi ángel
7. Chef royal
7.5. Escenario incierto
8. Increíblemente hermosa
9. Llévame a casa
10. No seas codicioso
10.5. Yo lo seduciré
11. Rendido ante ella
12. Una mujer poderosa y astuta
12.5. Sin puntos grises
13. Ella era el ojo del huracán.
14. Amor a medias
15. Juego de seducción
15.5. Autenticidad del chef
16. ¿Amor a primera vista?
17. Besos húmedos

3. Señorita Moir

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Von Bermardita


―¿Esposa? ―Escuché a Amanda preguntar.

―Ah, sí.

―Silencio ―siseé.

Las dos se callaron. Roxy no era alguien que exponía la vida privada de las demás a la ligera, pero la curiosidad de Amanda era simplemente la peor molestia.

El resto del viaje transcurrió en completo silencio. Roxy parqueó el auto en un lugar exclusivo que solo podía ser utilizado por los altos directivos de la academia. El ambiente permanecía en un sutil silencio, se escuchaba leves carcajadas que eran arrasadas por el viento. En un semana, se pondría más animado y esta soledad que gobernaba quedaría en el olvido tan pronto las clases iniciaran formalmente.

Minutos más tarde, me encontré en la oficina, sentado detrás del escritorio en una silla ejecutiva de color negro. Cansado, miré directo a la pila de documentos sin emoción evidente.

Amanda entró a mi oficina con algunos archivos en su mano. Alcé la vista en su dirección, expectativo. Ni siquiera tocó la puerta.

―¿Qué necesitas? ―pregunté.

―¿Quieres revisar las solicitudes que ingresaron recientemente?

―Mmm. ―¿No era el trabajo de ella hacerlo?

―¿Lo olvidaste? Hay un vacante dentro del claustro, el sustituto del difunto profesor Kennedy todavía no se define, Thomas.

Ah, ahora lo recordaba. Sin este recordatorio me habría olvidado que aún no se resolvía un asunto importante, como el vacío que dejó uno los profesores más queridos. Su muerte inesperada era un golpe tanto para la academia como para los estudiantes. Una verdadera pérdida. Kennedy Marshall fue un profesor sobresaliente que trabajó y apoyó a la academia por más de 20 años.

―Mmm ―musité, desganado. Estaba poco dispuesto a echarles una mirada a los documentos que ella me extendió.

―Su padre, el señor Lozano, recomendó una persona para el puesto.

―¡Recházalo de inmediato! ―Mi respuesta saltó al instante, cualquier persona involucrada con mi padre no merecía un poco de mi atención y mi valioso tiempo. No quería implicarme con ese tipo de gente.

―Su madre también la recomendó ―comentó Amanda, apresurada y aclarando la garganta con timidez. Fruncí el entrecejo. Era muy raro que mi madre se entrometiera en este tipo de asunto; al menos, no después de desligarse de los negocios de academia años atrás, incluso prometió no volver a involucrarse.

―Habla ―accedí.

Alegre, Amada prosiguió con su relato con más resolución, probablemente había notado mi repulsión hacia mi padre.

―Su madre ha llamado repetidas veces para pedir que consideremos contratar a cierta persona. De hecho, más que preguntar, dio una orden; te lo comento para que reacciones personalmente la situación.

Solté un suspiro.

Si mi madre estaba involucrada entonces solo podía acatar esa orden. Su talento para reclutar personas era incuestionable; solo podía confiar en que mis padres no confabularon en mi contra para favorecer a alguien. La idea se desechó en mi cabeza tan pronto como apareció, era muy poco probable que eso ocurriera: mama no permitiría que los incidentes del pasado se repitieran.

Por como resultaron los hechos, tampoco iba a dejar que nada malo pasara. Nadie volvería a pisotearme.

―No hay nada que pueda hacer al respecto. Contacta con esa persona y prepara un contrato.

―¿En serio? ―inquirió ella, sorprendida―. La señorita Moir no está especializada en la enseñanza. De hecho, ella no parece tener experiencia... y no hay curriculum decente o antecedentes que la respalden. A parte de las palabras de sus padres, ella no tiene nada más.

Solté un suspiro. Después de todo, ¿qué tramaban esos dos?

Mi cabeza latió de un ligero dolor. Tomé mi teléfono y marqué el número de mi madre sin pensar demasiado. Segundos más tarde, la llamada conectó.

La voz animada de mi madre se escuchó al otro lado.

―Hijo, ven a cenar mañana. Alice regresó del extranjero y...

―¿Qué se trae con mi padre? ―la interrumpí.

Mamá guardó silencio.

―No entiendo ―dijo, confundida―. Solo es una cena, no has venido a casa en mucho tiempo.

―Asistiré, asistiré ―me rendí para calmarla―, pero no me refiero a la cena. Mi asistente me está comentando que solicitan en que emplee a alguien en particular... ―hice una breve pausa, no recordaba el nombre. Alcé la mirada hacia a Amanda―. ¿Cómo la llamaste?

―Señorita Moir.

―Ah, sí, tanto mi padre como usted desean que contrate a la señorita Moir.

Mi madre se echó a reír.

―No estés tan inquieto. Relájate, hijo, no estés nervioso.

―Me están dando motivos para estar nervioso.

―La señorita Moir es una mujer capaz y calificada para el puesto, te lo aseguro. Tu hermana puede afirmar lo que digo. Alice se encontró con la señorita Moir en su viaje y casualmente estuvieron en el mismo vuelo, incluso quedaron en ir de compras hoy. Quizá me una a ellas.

―¿Me está diciendo que debo confiar en simples palabras?

―Ella... tiene buen respaldo. Te gustará.

Te gustará...

De pronto esa línea me causó más sospecha que nunca e hizo revolotear mi corazón por alguna razón.

―Ella es tan agradable como ninguna otra mujer. Es hermosa, talentosa y amable. Combinan bien juntos.

Combinan bien juntos... si antes confiaba en mi madre de manera ciega, ahora no podía estar muy seguro de sus verdaderas intenciones. ¿Planeaba buscar un remplazo o me buscaba una pareja?

―Madre...

―Y no son simples palabras, es mi palabra. Si no te parece suficiente, espero que ser su respaldo lo sea.

―De acuerdo, de acuerdo, lo entiendo. La antigua directora de la academia respaldará a la señorita Moir.

Escuché a mi madre soltar una risa pequeña, podía imaginarla con la expresión llena de orgullo. Mamá era fácil de complacer y de engatusar.

―Si estás de acuerdo, le diré a Alice que la invite a cenar mañana...

―Absolutamente no. Si planeas emparejarme furtivamente con alguien, sabiendo que tengo esposa, me darás más motivo para no ir a esa cena. ―Solté un suspiro―. ¿Qué te pasa, madre? Creí que mi esposa te agradaba.

―No te confundas, eh. A Margo la adoro, me encanta esa mujer, pero la señorita Moir...

―Es suficiente.

Silencio. Al final, ella dijo:

―Ven a casa mañana, no invitaré a nadie más, solo estaremos los cuatro.

―Bien. ―Colgué la llamada.

Me sentí satisfecho ante esa respuesta. Apunto de guardar el teléfono, llegó un mensaje.

"Contrata a la señorita Moir, sin excusas."

No. En definitiva no. Con las intenciones reales de mi madre en mente, la respuesta era clara. Un rotundo no.

El teléfono vibró otra vez.

"No es una orden, es un favor."

No...

Comenzaba a titubear.

"Por favor"

"Por favor."

Bien. Bien.

"Ok" respondí.

Pellizqué el puente de mi nariz con cansancio. No hablaba mucho con mi madre, pero esta conversación me drenaba bastante rápido la energía. No pasó mucho tiempo antes de que mi madre me enviara otro mensaje.

"No te preocupes por nada. Alice manejará este asunto personalmente, así que no te involucrará en absoluto."

No le contesté. Luego de leer el contenido, me volví hacia Amanda.

―Vendrá mi hermana a hablar contigo para que manejes este asunto con ella. Asumo que será en miércoles o jueves. No me vuelvas a mencionar nada al respecto.

―Bueno ―respondió Amanda.

―¿Mis padres enviaron el contacto de la señorita Moir?

Ella sacudió la cabeza en negativa

―Contrario a la información que recibí de su madre, su padre envió un documento de una sola hoja que contenía el nombre de la señorita Moir y un número de contacto que resultó ser el del teléfono personal del señor Lozano.

Eso era raro. ¿No había más información? ¿Qué pretendía el viejo zorro de mi padre? Sospechoso...

―¿Y mi madre?

―Solo llamó por teléfono y calificó a la señorita Moir como responsable, recta y muy apta para el puesto.

Casi lo mismo que había dicho. Ahora entendía por qué Alice iba a manejar este asunto por sí sola. Era demasiado molesto.

Que agotador. De cualquier forma, iba a velar por eso en el momento preciso si había un plan oculto. Por ahora, solo debía encargarme con una reunión con los profesores y la cena de apertura que se celebraría el próximo domingo.

―¿Realmente no tienes objeciones? ―Amanda cuestionó.

Guardé silencio, pensativo. Aunque estuviera inconforme, no existía forma correcta para refutar a mi madre. Una orden me habría sido más fácil desobedecer que incumplir un pequeño favor. Mamá nunca solicitó nada especial, entonces rechazar esta solicitud era como negarle un capricho. Ella se sentiría triste, y odiaba verla deprimida.

―Sin ―respondí, demasiado vago para alargar la conversación.

Amanda abandonó la oficina en silencio.

Revisando algunos papeles, mi atención se volvió hacia dos expedientes particulares del estudiantado que yacían en solitario a un lado. Tomé los documentos y las abrí en su primera página. Dos hojas de un formulario rellenado se revelaron ante mis ojos, mostrando las fotografías de dos jóvenes de edades diferentes.

Dustin y Mark, ¿eh?

Sonreí. Los queridos hermanos de mi esposa era un asunto que debía manejar personalmente.

El año pasado Dustin estudió en la academia y demostró ser un estudiante prometedor con un gran futuro por delante. Era alguien sin igual en todo el campus. Tenía un ojo puesto en él desde su ingreso, no solo por ser el hermano menor de mi esposa y mi estima era alta hacia él, sino porque sus platillos causaban una sensación familiar. Al igual que yo, su cocina solo podría ser para una mujer: Margo Ann.

Los años podrían pasar, pero su actitud fría jamás cambiaría. Seguía tratándome como un extraño que acababa de conocer, ni siquiera siendo el director de la academia podría ganarme su respeto. Solo al pequeño Oliver podría obtener su admiración con mi imagen, pero tan rápido caía, era convencido por sus hermanos mayores. Parecía que haber robado a su preciosa hermana acabó por crear una brecha y una distancia irreducible entre nosotros.

Tenían la idea de que si no me hubiera enredado con Margo, ella jamás habría tomado la decisión de marcharse. Para ellos, yo era el culpable de que Margo resultara muy lastimada, porque debido a mí, una mujer inquebrantable como Margo había llegado a su límite.

Y tenían razón. Sin reproche, sin encontrar excusas, aceptaba su odio. Estaba dispuesto a absorber su ira y disgusto. Era una verdad irrefutable que debido a mi incompetencia y debilidad, la mujer que juré proteger se paró delante de mí para resistir y combatir la tormenta.

Sin embargo, no me importaba. Las actitudes indiferentes de los hermanos Torresselli eran un reflejo exacto de Margo. Eran egocéntricos, distantes y arrogantes. No era fácil ganarlos. No se apoyaban ni necesitaban absolutamente nada de nadie. Ellos eran la definición perfecta de un ser individualista.

Una de la razones que me impulsaba a mantenerlos cerca era principalmente por Margo. Ellos no me necesitaban, pero yo a ellos sí. Margo se reflejaba en sus hermanos menores; pequeños gestos, sus frías actitudes y ese descaro sutil palpable en sus acciones.

Y otra razón recaía en sus duras palabras. Puesto que los hermanos Torresselli me culpaban por lo sucedido, me obligaban a poner los pies en la tierra. Ellos eran el recordatorio perfecto para asumir que no debería volver a codiciar a Margo Ann.

Una mujer tan gentil como Margo; ese amor puro e intenso que compartí con ella, ahora se sentía como un sueño distante que ya no podía poseer y no se me permitía codiciar...

... pero la extrañaba y la amaba tanto que podría dejar todo para ir a buscarla. ¿Cómo aplacar mis sentimientos por ella si cada día que transcurría la codiciaba un poco más que el día anterior?

Feliz día del amor y la amistad. <3

¿Cómo están? ¿Iniciaron clases o no? 

La semana pasada empecé las clases en la universidad, así que preveo días duros jajaja; pero, al menos la historia de Margo y Thomas nos divertirá de manera ocasional. 

Cuéntenme, ¿qué tal el capítulo? 

Todo indica que se nos viene otro personaje nuevo: la señorita Moir. ¿Quién será ella? ¿Afectará algo? 

¿Qué trama el Sr. y Sra. Lozano que insisten en que trabaje en la academia? ¿Tiene alguna idea? 

Y lo más importante: ¡Los hermanos de Margo aparecerán pronto! Conoceremos más  a los hermanos más indiferentes y protectores de esta historia jaja. ¿Quién es su favorito? 

¿Qué opinan de la ultima frase de este capítulo? 

GRACIAS POR LEERME <3


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