We could be happy | Supercorp...

Oleh ChicadeOtroRollo

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Kara y Lena se conocen desde el instituto y han logrado ser amigas inseparables después de arreglar sus difer... Lebih Banyak

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Epílogo

Capítulo 3

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Oleh ChicadeOtroRollo

Pero lo peor fue el último año. No por su amistad, sino por la universidad porque había que dar los últimos empujones cuando los exámenes se volvían más difíciles.

De vuelta al presente, Kara dejó de sonreír como una tonta, cruzando al fin los hierbajos después de recordar las cosas vividas y concentrándose de que no iba a ver a Lena para charlar a pesar de haberle echado de menos, sino a estudiar los últimos exámenes del primer semestre antes de las vacaciones de invierno.

Subió las escaleras dando saltos para llegar antes. Suspiró y entró por la puerta dejando escapar una sonrisa a la bibliotecaria que tenía un semblante serio. Más de una vez le había regañado porque no podía evitar meterse con Lena para que le hiciera un poco de caso cuando se concentraba en su libro de texto. Más bien lo hacía por ella para que dejase de tensarse y que su mente se despejara y, para ello, tenía que ganarse unas cuantas regañinas.

No obstante, cuando visualizó a Lena y quiso ponerse por detrás para asustarla, se detuvo casi como si fuera una estatua. Su sonrisa se borró y se sentó a su lado sin darle más vueltas, cogiendo su brazo para que dejara de cubrir su mejilla y de estar hundida en el libro de texto y no preguntó, sino que la abrazó enseguida.

—¿Lena? ¿Qué pasa? —preguntó preocupada al ver sus lágrimas y la pelinegra se aferró a ella.

—Dime que vendrás mañana a la fiesta que nos invitó Winn —susurró escondiendo su rostro en su cuello y Kara frunció el ceño.

—¿Lloras porque crees que no iré cuando sabes que aprovecharía cualquier excusa para quedar juntas y más con estos exámenes que nos vienen encima? —cuestionó sin entender y Lena dejó escapar una pequeña risa ante su inocencia. Salió suavemente de su escondite y suspiró más calmada—. ¿Lena? —le dio un toque de atención preocupada, barriendo sus lágrimas, pero la pelinegra cogió sus manos para que parase y se giró sobre su asiento para apartar la mirada.

—Jack y yo lo hemos dejado.

—¿Qué? —casi chilló sin poder creérselo y Lena le dio un toque en advertencia de que estaban en la biblioteca, mirando por encima de su hombro como la bibliotecaria fruncía el ceño hacia su dirección y Kara apretó los labios, entendiendo. Segundos después Lena volvió a su posición y la rubia apoyó sus codos en la mesa—. ¿Qué ha pasado? —preguntó con cautela en un susurro y su mejor amiga exhaló.

—Me ha puesto los cuernos —soltó sin más misterios, agachando la cabeza y Kara abrió los ojos de par en par, cada vez más aturdida.

—Pero si estaba totalmente enamorado de ti, ¿no? —la miró incrédula, no creyéndose lo que estaba escuchando.

Es decir, Jack había sido un buen tío. Tanto con ella como con Lena y sus amigos. Había cuidado de la pelinegra cuando ella no estaba. La había tratado como una reina cuando estaban peleadas y de verdad que se sintió contenta que por lo menos estuviese distraída, que estuviese feliz y que alguien fuera su soporte.

Pero escuchar eso de él, después de hacer que la pelinegra se abriese a ella, después de mostrar su cara bonita cogiendo confianza con sus amigos y con ella, después de llevar casi un año con Lena y que le hiciera esto... Era simplemente repugnante. Incluso la pelinegra pensaba lo mismo; que esto era peor que enterarse de que Kara fuese como su primo Clark o Superman y se arrepentía todavía de haber sido estúpida, pero con Jack no iba a ser tan tonta.

—Sí, yo también creía que estaba enamorado. Pero Beth, su compañera de clase, vino a contármelo porque se sentía culpable y anoche enfrenté a Jack que me confesó finalmente que era verdad después de estar casi tres horas discutiendo —explicó tragando saliva e hizo garabatos en su libreta para calmarse al recordarlo—. Desde la fiesta de Halloween... ¿te lo puedes creer? —preguntó incrédula limpiándose las lágrimas de los ojos—. Menos mal que él se marchó del apartamento como perdón. Faltaría más, no te jodes —gruñó sacudiendo la cabeza entre que respiraba de nuevo.

—¿Por qué no me has llamado?

—Era demasiado tarde y...

—¿Y qué? —interrumpió en un susurro acercándose a ella—. Nunca es demasiado tarde si me necesitas, Lena —regañó y la pelinegra comenzó a sollozar de nuevo—. Joder, lo siento, tampoco debería ponerme así cuando tú estás mal.

—Tranquila... Tienes razón —asintió cogiendo su mano y suspiró—. Solo vamos mañana a la fiesta. Me gustaría olvidarme un poco de esta mierda y, después de eso, estudiaremos en serio.

.

La casa de los Olsen siempre estaba disponible para cualquier fiesta de la fraternidad. No era la primera vez que acudían ahí y salían de desfase de aquella casa. Siempre había buen rollo por parte del anfitrión que era gran amigo de Winn y sabía a quién invitaba; a la gente de confianza que solo venían a divertirse y no a estropear nada.

Entraron sin pensarlo dos veces y ya estaban sirviéndose copas entre bailes tontos. Alex, que sabía que Kara era la única diferente entre sus amigos, le entregó un pequeño regalo: una petaca con alcohol alienígena. La rubia se sorprendió porque jamás pensó que existiera después de tantas salidas, pero la pelirroja encogió de hombros y le exigió que no preguntase; quería que también sintiera un poco esta etapa y que su cuerpo sintiera aquellas sensaciones. Solo le pidió que tuviera cuidado, que fuese responsable y la rubia asintió contenta.

Entre bailes tontos y juegos estúpidos, Kara sonrió al ver a Lena más animada, aunque también preocupada porque no paraba de beber. A pesar de que ella también lo estaba haciendo, no entendía que tenía el alcohol porque no le encontraba sentido. Entonces, aunque quisiera notar esa sensación de embriaguez, quiso frenar por si la pelinegra se pasaba de la raya, cuidándola como siempre hacía.

Se juntó con ella minutos después pasando su brazo por el cuello y Kara soltó una pequeña risa cuando Lena casi le quitó la copa para beber, acercándose a su oído y explicándole que era alcohol alienígena que su hermana le había conseguido.

—Alex me dijo que si un humano toma un sorbo de esto caería redondo en el suelo, aunque estoy empezando a dudar porque no siento nada.

—Oye, eso hace que me tiente más —se echó a reír intentando nuevamente coger su copa, pero Kara negó.

—En serio, Lena —sonrió acariciando rápidamente su espalda de arriba hacia abajo.

—Hola, Kara —interrumpió James con una sonrisa entre dientes en el rostro—. ¿Qué tal? ¿Te estás divirtiendo?

—Uh... —Lena se apartó deslizándose hacia un lado cuando miró el rostro del chico y se dio la vuelta alzando las cejas intermitentemente hacia Kara mientras se iba dando marcha atrás—. Voy a por más de esto —agitó el vaso, dedicándole una sonrisa diabólica y movió los labios hacia Kara entre que apuntaba al anfitrión—. Disfruta con James.

La rubia intentó con la mirada de que eso era lo que menos quería ahora, pero no lo consiguió cuando su mejor amiga se dio la vuelta. Tenía una sensación de pánico intentando que no se notara en el rostro porque no quería que Lena la dejase a solas con él.

No era nada misterioso. Había escuchado más de una vez que el chico estaba interesado en ella, pero Kara no estaba interesada de ninguna manera. A decir verdad, no estaba interesado en nadie en absoluto porque el amor... No era que no le importara, pero tampoco sabía nada sobre eso. Le asustaba demasiado y más siendo un alienígena donde no podía compartir su secreto con nadie. James se acercó cautelosamente y Kara fingió una sonrisa, intentando no parecer una mueca cuando le dio conversación.

.

—¿Lena? ¿Y Kara? ¿No estaba contigo? —preguntó Alex nada más entrar en la cocina al ver que la pelinegra se servía otra copa.

Había pasado un largo rato y la pelirroja se descuidó de su hermana al ver que estaba con su mejor amiga, disfrutando de una charla con Nia y Sam, aunque luego se quedó hablando con Sam porque Brainy llegó momentos después. Cuando la morena terminó la copa, Alex se ofreció educadamente a rellenarla hasta que se encontró con la pelinegra.

—Estaba. Ahora está ligando —contestó Lena encogiéndose de hombros con una sonrisa diabólica.

—Pfff... ¿Ligando? —se echó a reír incrédula y Lena pasó la botella, deslizándola por la encimera para Alex. Esto entre que la pelinegra borraba su sonrisa y fruncía el ceño.

—¿Es raro de ver?

—Mujer, es tu mejor amiga y es mi hermana... Sabrás de sobra que Kara y ligar en la misma frase es imposible de creer.

—¿Y eso por qué? Si es guapa, amable, graciosa, lista... —cogió su vaso sin parar de elogiar a su mejor amiga.

—Sí, sí, yo también lo pienso —interrumpió Alex con una sonrisa poniéndose a su lado y Lena volvió con su ceño fruncido—, pero solo pensar que mi hermana está ligando... Sabes que nunca ha vuelto a besar a un chico desde la última vez, ¿no?

—Desde la última vez que fue hace... —nada más soltar la frase, Lena chasqueó la lengua y miró hacia el techo con un rostro pensativo.

Ella iba a apostar por semanas o como mucho un mes porque era verdad de que la rubia nunca le contaba nada sobre el amor, pero siempre pensó que era algo insignificante como algún rollo que otro, no teniendo importancia en compartir porque Kara le decía una y otra vez que no estaba interesada en nadie. A decir verdad, hacía muchísimo tiempo que no le contaba nada sobre eso después del beso que se dio con...

—En el último año de High School —continuó Alex por ella y Lena bajó la mirada para conectar con sus ojos—. Kenny, ¿te acuerdas?

—Espera... ¿qué?

—Lena... —se echó a reír cogiendo la botella para rellenar sus vasos al ver como la pelinegra alucinaba—. Pensaba que te lo había contado, sinceramente, pero seguro que no lo hizo porque le daba vergüenza.

—¿De qué hablas? —se cruzó de brazos entre que apoyaba su cadera en el mueble de la encimera, dando sorbos a su copa.

—Es que Kara no te contó lo que realmente pasó porque bueno...

—¿Tuvo algo que ver con sus...? —hizo una mueca y Alex asintió en un suspiro, con una sonrisa ahora que podía soltarlo.

—El chico se lanzó para besarla y Kara, de lo nerviosa que estaba, le partió la nariz de un cabezazo —explicó finalmente cogiendo los dos vasos, mirando como la pelinegra casi escupía su bebida.

—Dios, es por eso...

—Sí... —asintió sin poder parar de reírse viendo como la pelinegra abría los ojos de par en par—. Lo siento, no me estoy burlando de ella, es que estoy borracha. Pensar en que Kenny puso la excusa de que se había estampado contra el suelo con su skate para no dañar ese orgullo de hombre herido porque decir que una chica le reviente de un solo toque por darle un beso... lo hace más gracioso.

—Por eso no surgió nada entre ellos... —entonces para Lena todo tenía más sentido.

—Exacto —asintió Alex sabiendo que la pelinegra lo había captado—. Desde entonces le da pánico que un chico se acerque a ella porque no sabe si puede controlarse y menos quiere que pase como la última vez. Por eso, lo de Kara ligando me resulta impos...

—Joder, eso es lo que significaba la mirada —interrumpió la pelinegra peinándose el cabello con la mano entre que bebía un sorbo—. Y yo que creía que me lo estaba agradeciendo, he bebido muchas copas —se lamentó mirando la bebida, pero aun así le dio largo trago.

—¿Qué mirada?

—La que Sam también tiene cuando está contigo —se dio la vuelta y fue en busca de Kara.

—Espera... ¿¡qué!? —gritó Alex después de reaccionar al escuchar la frase en su mente—. ¿¡Qué significa eso!? —preguntó intentando, pero la pelinegra ya había desaparecido—. ¿Es lo que estoy pensando?

.

—¿Has visto a Kara? —preguntó Lena a Brainy y Nia que negaron con la cabeza—. ¿Has visto a Kara? —se dirigió a Winn que frunció el ceño—. Oye, ¿has visto a Kara? —cogió a Sam del brazo y ésta negó. A punto de seguir buscando, se acercó a su mejor amiga—. Por cierto, creo que sin querer le he dicho a Alex que te gusta.

—Espera, ¿qué? ¡Lena! —chilló estupefacta cuando su mejor se zafó rápidamente de su agarre para seguir buscando a la rubia. Sam se dio la vuelta atónita, sacudiendo la cabeza de un lado a otro, pero en cuanto levantó la vista, se quedó sin aire cuando la misma Alex estaba ahí con una sonrisa alzando los vasos.

Lena siguió buscando entre la multitud de estudiantes universitarios, entre bailes estúpidos y casi metiéndose en cada juego para encontrar a su mejor amiga. Incluso traspasó el jardín con piscina climatizada, pero ningún cabello rubio reconocible se hallaba ahí. Luego, cuando entró nuevamente a la casa, abrió los ojos al ver como el anfitrión bajaba por las escaleras.

—¡James! —gritó acercándose a él, mirándole detenidamente para ver que no había rastro de ningún golpe y le alivió que no fuera así, aunque el chico tuviese el ceño fruncido—. ¿Has visto a Kara? —preguntó segundos después y éste volteó los ojos.

—Sí, está en mi cuarto.

—Espera... ¿ha pasado algo?

—¿Qué va a pasar si tiene novio? —gruñó apartándola hacia un lado y Lena exhaló, tanto aliviada como apenada porque ahora sabía que la rubia se lo había inventado.

Sin nada más que pensar, subió las escaleras entre personas borrachas. Anduvo por los pasillos abriendo y asomándose puerta por puerta como también sintiéndolo cuando interrumpía a cada pareja hasta que por fin abrió la indicada.

Ahí estaba Kara, tumbada con medio cuerpo fuera de la cama y bebiendo lo que quedaba de su petaca a palo seco. Se irguió segundos después al notar la presencia de alguien y le alivió de que fuera Lena. Se acomodó en el borde de la cama y palmeó su lado para que la pelinegra se sentase con ella.

Volvió a beber, esta vez dejando vacía su petaca nada más su mejor amiga se sentó a su lado y luego la miró con una sonrisa borracha. Después Lena bebió de su vaso hasta vaciarlo y ambas dejaron los restos por el suelo en silencio, pero relajadas y cómodas con estar una con la otra.

—Ahora entiendo lo que sentís cuando tomáis vodka o ron —soltó una carcajada ganándose una sonrisa de Lena, aunque la observaba apenada.

Kara dejó de reírse para observar la puerta cerrada, imaginando en su cabeza lo que había ocurrido hace un rato; en cómo se zafó de James con una mentira piadosa con tal de que no ocurriese nada. O peor; que no ocurriese lo de la última vez.

Luego una presión llegó a su pecho, pensando en que tal vez nunca llegaría a sentir amor por alguien porque ni siquiera sabía que significaba eso en su totalidad, a pesar de verlo constantemente o de que su hermana o madre se lo hubiesen explicado al enseñarle las costumbres sobre la Tierra. Odiaba pensar que nadie lograría hacerle sentir esas mariposas o magia como sus amigas o familia describían.

Ni siquiera sabía con certeza que significaba la atracción porque estaba más preocupada por ella misma que pensar en alguien más y las posibilidades de poder sentir algo mínimo. Y eso hacía que se odiase al estar siempre preocupándose por ella misma, de que podía hacer daño por no controlarse ni por un mísero beso y menos cuando no podía desvelar su secreto.

Odiaba ser un alienígena, a pesar de ser una indestructible. Estas cosas le destrozaban por dentro. Ella quería besar a alguien sin preocupaciones, manejar la situación sin miedo, sin que tuviera que desvelar su secreto por si pasaba algo. Ella quería aprender poco a poco y tener citas con otras personas. Ella quería experimentar grandes cosas, dentro y fuera de la cama, que eso era lo más difícil. Ella quería sentir algo por alguien, incluyendo esa atracción divina. Ella quería estar al lado de alguien, al fin y al cabo.

—¿Estás bien? —preguntó la pelinegra rompiendo el silencio al ver la mirada perdida de Kara.

—Sí... —exhaló agachando la cabeza, mordiéndose el labio inferior entre que jugueteaba con las arrugas del pantalón.

—Kara, no tienes que fingir conmigo —le agarró la mano mostrándole tranquilidad y la rubia levantó la cabeza para observarla con ojos de cachorro—. Quería pedirte disculpas.

—¿Por qué? —frunció el ceño ligeramente y Lena apretó los labios, haciéndole suaves caricias en el dorso de la mano.

—Porque te he empujado hacia algo que evidentemente no estabas lista.

—Bueno, tampoco es que lo supieras cuando nunca...

—Lo sé y sé que te asusta solo con pensarlo —susurró interrumpiendo y adivinando que Kara quería explicarse y se ganó su mirada perpleja—. Alex me lo ha contado —explicó con una mueca y Kara abrió la boca, pero no emitió ningún sonido ya que estaba un poco avergonzada y sintiéndose pequeña en ese momento—. Oye, no tiene nada de malo.

—Claro porque para vosotras es fácil hacerlo o decirlo porque no estáis en mi situación; no sentís lo que yo siento —apartó su mano intentando no hacerlo bruscamente porque tampoco quería atacarla—. Soy diferente, Lena. Lo he intentado muchas veces, pero no paro de pensar en que acabará como acabó con Kenny por no saber controlarme de lo nerviosa que me pongo y me frustra que me digas que no tiene nada de malo cuando está todo mal —suspiró derrotada entre que volteaba los ojos y Lena agachó la cabeza mordiéndose los labios—. Además, ya no somos unos críos y tengo temor a que, si algo malo pasa con cualquier chico, grite a voces lo que habría hecho. Me ganaría las miradas de todos y escarbarían hasta hallar la respuesta. Tuve suerte de que Kenny fuese un poco idiota.

—Kara, no quería...

—Ya, ya lo sé, lo siento —exhaló disculpándose después al sonar tan tosca—, sé que no lo haces para burlarte, pero tampoco me va a aliviar por mucho que lo intentes, ¿sabes? Esta conversación ya la he tenido con mi hermana varias veces —se sinceró tumbándose en la cama después y Lena la siguió con la mirada—. Rao, odio mi vida y odio tener poderes —susurró antes de cerrar los ojos y la pelinegra apartó la mirada hacia la puerta.

Su mejor amiga tenía razón. Por mucho que quisiera consolarla, sabía que sería inútil. Y más si su hermana, que básicamente vivió con ella en toda su adopción, intentó hacerlo antes. Entonces, cuando miró a la rubia, pensó en todo lo que había vivido Kara durante tantos años, escondida entre las sombras y abrumada por todo lo que le estaba pasando.

Se le hacía añicos el corazón pensar que, aunque era una kryptoniana (que eso ya decía muchísimo porque Lena sabía que sería igual o superaría en fuerza a Superman), Kara se percibía super frágil y sabía que estaba intentando no verse como una idiota al rechazar, seguramente, a muchos chicos con tal de no estropearlo ya que no podía contar su secreto; ocultando en no decir nada sobre sus intentos fallidos porque sentía vergüenza.

Ella inspiró con fuerza y tragó saliva antes de tumbarse a su lado. Miró como Kara estaba con un brazo tapando sus ojos, susurrando que todo le daba vueltas, que ahora entendía cómo a veces sus amigos se ponían tontos con el alcohol y Lena sonrió un poco porque, a pesar de ello, seguía siendo tan bromista y mostrándose alegre.

Luego liberó todo el aire de sus pulmones antes de rodar sobre su costado para abrazar a Kara. La rubia inmediatamente pasó su otro brazo por debajo para acomodarla en su hombro como muchas veces lo habían hecho, pero hoy iba a ser diferente porque Lena pensó en que quizá podría apoyar a su mejor amiga con una idea que le rondaba por la cabeza.

—Kara...

—¿Hum? —murmuró en respuesta sin moverse siquiera cuando sintió que Lena levantaba un poco la cabeza.

—¿Te gustaría que... —titubeó un poco, tarareando su pregunta— te ayudara?

—¿Cómo? ¿Buscándome a un alienígena capaz de resistir a mi fuerza cuando me ponga nerviosa? —soltó una pequeña risa al suspirar—. Créeme, hasta mi hermana lo ha pensado, pero, a pesar de que dudo que exista, seguiría siendo humillante y me vería como una estúpida.

—No, no me refiero a eso —se irguió en la cama un poco nerviosa y Kara apartó el brazo para abrir los ojos, frunciendo el ceño sin entender. Miró a su mejor amiga que ésta agachó la cabeza para jugar con sus uñas—. Me refiero a que si quieres...

—Qué si quiero... ¿qué? —se irguió también al notarla tan tensa, buscando su mirada, pero Lena la evitaba a toda costa.

—Que si quieres practicar conmigo —susurró apenas inaudible, pero la rubia la escuchó perfectamente. Sin embargo, frunció más el ceño.

—No te sigo —achinó los ojos cuando la pelinegra la miró nada más poner los ojos en blanco porque, a pesar de que la rubia llevaba años en la Tierra, era una verdadera idiota e inocente en no pillar las indirectas haciendo que fuera más difícil. Así que Lena fue al punto sin perder más tiempo.

—Que si quieres besarme.

El silencio duró unos segundos. Enseguida, Kara soltó una carcajada y Lena esta vez fue quien arrugó la frente. Le señaló el rostro con el dedo segundos después sin parar de reírse antes de tumbarse de nuevo, sacudiendo la cabeza de un lado a otro y ahora era la pelinegra la que estaba confundida.

Es decir, ella estaba hablando en serio. No era un chiste ni estaba bromeando y menos cuando realmente quería hacerlo. Incluso lo debatió en esos minutos de silencio, intentando no incomodar a Kara.

¿Había propuesto algo gracioso? ¿Era algo estúpido? ¿O era por qué no se lo estaba tomando en serio? Alzó la ceja, un poco molesta al ver que su mejor amiga no paraba de reírse y se cruzó de brazos. Tampoco tenía tanta gracia y ella iba a dejárselo claro.


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