Colisión Inevitable

By XimeFOchoa

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"Lo amé sin saber que era el amor y lo perdí sin saber que lo amaba." Cuando dos astros colisionan se crea un... More

Colisión
Prólogo
Capítulo 1; Acepto
Capítulo 2; Mis bestias
Capítulo 3; Ser idiota esta de moda
Capítulo 4; Buenas noches Lobito
Capítulo 5; Dignidad
Capítulo 6; Hoyuelos
Capítulo 7; Un juego puede ser de dos
Capítulo 8; Decisión
Capítulo 9; Mapache drogado
Capítulo 10; Perdiendo el equilibrio
Capítulo 11; Casualmente mi perdición
Capítulo 12; El enojo y el cariño
Capítulo 13; Una rocola y cuatro patines
Capítulo 14; Todos tienen un demonio dentro
Capítulo 15; Atractivo como la lluvia
Capítulo 16; Bomba atómica
Capítulo 17; Ni yo Maléfica ni tu bello durmiente
Capítulo 18; Veterano de Vietnam
Capítulo 19; Rubia platinada
Capítulo 20; Karma
Capítulo 21; Realidad
Capítulo 22; Daño colateral
Capítulo 23; El perdón
Capítulo 24; Ser vulnerable
Capítulo 26; Hipnotizado
Capítulo 27; Remordimiento
Capítulo 28; Necesitar
Capítulo 29; La mano ganadora
Capítulo 30; Plaga
Capítulo 31; Perfección
Capítulo 32; Culpa
Capítulo 33; Valiente
Capítulo 34; Control
Capítulo 35; Rotos
Capítulo 36; Completa
Capítulo 37; Ganar
Capítulo 38; Conexión
Capítulo 39; Juntos
Capítulo 40; Preparada (parte 1)
Capítulo 40; Preparada (parte 2)
Epílogo

Capítulo 25; Nos habíamos perdido

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By XimeFOchoa

Al entrar por la puerta lo primero que entró a mi campo de visión fue Dawson sentado en el sillón de la sala.

Tenía sus dedos entrelazados con las manos detrás de la cabeza y el pelo algo alborotado. Su mirada estaba clavada en el piso y sus pies descalzos se movían impacientemente sobre el tapete blanco.

Lucía demacrado, pensativo e incluso algo desesperado.

El crujido de la madera causó que el castaño levantara la vista y que nuestras miradas se encontraran por unos segundos antes de que rompiera el contacto visual abruptamente.

Tenía los ojos rojos e hinchados y unas horribles ojeras coronaban los pómulos de su atractivo rostro.

Me sentía mal por haber huido, pero no sabía como decir algo sin herir aún más sus sentimientos. 

Di unos pasos hacía a él con miedo de como pudiera reaccionar, con miedo a que hiciera lo mismo que yo cada vez que me sentía muy expuesta y levantara un muro entre los dos.

Un muro es más fácil de derribar que dos de ellos.

No creí que nuestra relación se sostuviera si había dos.

Sin lograr juntar el valor suficiente para sentarme junto a él, me quedé parada jugando con la manga de mi playera y por fin decidí decir algo.

–Dawson, sobre lo de ayer...

–Por lo menos dime que valió la pena –murmuro sin dejarme terminar.

–¿Qué? –pregunté confundida al no entender de lo que estaba hablando.

–Que tu noche con Di Maggio valió la pena.

Se me fue el alma a los pies. Me quedé como una estatua y todo hilo de coherencia se desvaneció dentro de mí. No sabía qué contestar y solo fruncí un poco el ceño, cuestionándome como se había enterado.

–Hueles a Innvictus –dijo con una mirada llena de indiferencia, que me dolió de tan solo verla.

Estaba levantando el muro.

Después de lo que lloré anoche pensé que no podría más, que estaría deshidratada y aunque sentí unas inmensas ganas de llorar, estaba en lo correcto.

Por más que me dolió ninguna lágrima cayó por mi rostro.

Una incómoda opresión invadió mi pecho y se me hizo un nudo en el estómago. Últimamente las náuseas y el dolor se habían convertido en mis mejores amigos.

Sentía la cabeza demasiado cargada, como si pesara una tonelada, y no sabía si por la falta de sueño o por la aflicción que el momento me causaba.

–Báñate antes de que alguien más lo noté –se levantó marchándose con rapidez y seriedad.

Ya eran dos muros que quebrar.

Lo vi extraviarse hacia el sótano, escalera abajo, sus puños estaban cerrados y sus nudillos completamente blancos. Desde donde me encontraba podía sentir su amargura, y no me gusto saber que yo era la que lo provocaba.

Si antes no estaba segura, después de esa plática no tenía dudas.

Ni una sola.

Lo había perdido.

Había perdido a mi lobito.

Nos habíamos perdido.



Ciro enfureció al verme en la cocina una vez que ya me había bañado, sin embargo no le puse mucha atención, el incesante dolor de cabeza me lo impedía.

Creo que me empezó a recalcar lo irresponsable que era no haberles avisado que no regresaría, que por lo menos hubiera tenido la decencia de llamar por teléfono.

Claro sin dejar de lado lo peligroso que era andar por la noche sola y desarmada.

Yo solo intentaba silenciar su voz con las retumbantes punzadas de mi cerebro. A pesar de que no estaba segura cuál de las dos opciones era la mejor.

Sabía que esto iba a pasar, por esa razón me bajé del auto unas cuadras antes e intenté escabullirme al entrar.

Mis hermanos me seguían viendo como la chica frágil que debían proteger, como alguien de quien cuidar.

Aunque no fueran conscientes, me seguían viendo con lástima, con miedo a que algo malo me fuera a pasar.

Me inventé que había pasado la noche investigando al alcalde y a los restantes de la lista de sospechosos. Y al decirlo Ciro ya no me reprochó más, pero Baco me conocía más.

Él se me quedo viendo, tratando de identificar algún rastro que pudiera delatarme, pero no lo encontró, así que se rindió y cambio de tema.

–El jefe quiere saber de los avances, El.

Justo en ese instante, Dawson apareció con un lo que imaginé era el informe en su mano. No pude evitar notar que tenía los nudillos vendados e inmediatamente supe que se los había lastimado entrenando.

Verlo después de lo que ocurrió hace una hora me revolvió el estómago.

–Aquí está toda la información que tenemos y la lista de los sospechosos hasta ahora –dijo dándole el papel a Ciro y poniéndose a un costado de él, con la mesa de granito entre nosotros.

–¿Siguen teniendo cinco personas en la lista? –recriminó el mayor de mis hermanos.

Su comentario me molesto y pensé en contestar algo, pero Baco me detuvo dándome un golpe sutil con el pie.

Antes de mudarme a Faribault él me había advertido del cambio de actitud de los gemelos cuando se trataba de trabajo, pero yo nunca lo había contemplado por mi cuenta.

–Solo han pasado dos meses, van bien –intentó ayudar Baco a mi lado.

–¿Bien? En tres semanas Electra –me señaló –tiene que estar sentada en la mesa de acción de gracias con nosotros y hasta donde veo no han hecho más que perder el tiempo.

Me quedé callada, su comentario me había lastimado, más de lo que me gustaría aceptar.

Aquella era una faceta totalmente diferente a la que estaba acostumbrada. Celos y sobre protección, sí. Autoritarismo, no. Su actitud no solo había cambiado, se había transformado.

No se veía como una de mis bestias, más bien era como un clon de mi padre, y eso me aterró.

–Sabes que te aprecio mucho Sean, pero no estás siendo útil...

Cada palabra que salía de la boca de Ciro era más cruel y cada vez era más duro con él, aunque por más que le recriminaba, Dawson no contestaba.

Ni se movía, solo respiraba con la mirada perdida.

Era como si su mente no estuviera conectada a su cuerpo, como si ni siquiera se percatara de que alguien le estaba hablando. Se veía tan sumergido en sus pensamientos que era incapaz de notarlo.

Sabía que ahora no nos encontrábamos en las mejores condiciones, pero no podía ver como lo regañaban, no podía quedarme de brazos cruzados.

–Tengo un plan –hablé por fin causando que las miradas de los tres chicos cayeran sobre mí.

Después de escucharlo todo el ambiente se tranquilizó.

Dawson P.O.V.

Miércoles

Habían pasado tres días, tres días que me sentía totalmente miserable, más de lo que ya era cuando mi relación con pecas empezó a empeorar, desde que por alguna razón que pareció lógica en el momento me involucré con Jade.

No podía dejar que las cosas siguieran así, sentía la necesidad de aclarar las cosas. No hablábamos desde el domingo por la mañana y me era imposible seguir así.

Necesitaba volver a escuchar su risa, sus comentarios irónicos, extrañaba dormir a un lado de ella, incluso me encontré anhelando escuchar su tranquila respiración.

Aunque sabía que no sentía lo mismo, la necesitaba, tanto como las abejas al polen para vivir.

Y si queríamos cumplir con nuestra misión y tener algún tipo de relación, debíamos arreglar las cosas de alguna forma.

Me apresuré por los pasillos de la escuela en dirección a su casillero, me urgía hablar con ella, el no hacerlo me estaba asfixiando lentamente.

Me estaba destrozando.

Iba con todas las intenciones de conformarme con su amistad, pero al ver la chamarra a cuadros con la que salió de la casa me frené en seco, de alguna ilusa forma pensé que iba a estar sola, pero me equivoque.

No lo estaba, el incompetente de Perseo le decía algo con su típica sonrisa egocéntrica mientras recargaba su hombro sobre la pared a un lado de ella. Se estaba acercando demasiado y mi primer impulso fue ir a estamparle el cráneo contra el metal de los casilleros.

Pero la vi sonreírle y me di cuenta de que lo que por un tiempo había estado negándome era realidad, mi realidad.

La había perdido.

Había perdido a mi pecas.

Nos habíamos perdido.

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NOTA; Hola!!!!! ¿Cómo están? Yo: a media crisis existencial. Este capítulo me gustó mucho, aunque pobres de mis bebes (y de mí porque lloré mil)

RIP a todos los kleenex que usé.

Primer (y único jajajaja) anuncio - estoy editando los primeros capítulos del libro, por si ven que actualizo otros días es por eso jajaja. No estoy haciendo muchos cambios, solo redacción o cosas que no me gustaron ahora que lo estoy volviendo a leer, el único cambio grande es que las D (las gemelas) ya no van a formar parte del libro, ya que preferí quitarlas a no darles mucha importancia.

Bueno eso es todo, hasta el próximo viernes.

XOXO,

XimeFOchoa

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