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{Desmiento una teoría: para aquellos que comentaron en el capítulo anterior que Tyler aceptó ir al campamento para proteger a Freya, lamento decirles que no es así jaja 🙈 porque en el momento en el que Tyler llamó Hunter para decirle que iba a ir, ninguno de los dos sabía que Freya también iría al campamento. Además, Freya se lo dijo a Hunter después de que él le contara que Tyler iba a ir así que es imposible que Hunter y Tyler lo supieran. Por lo tanto hay otra razón 👀}
Podía notar cómo el señor se apuraba a bajar nuestras maletas para poder así recibir rápido el dinero y marcharse de la zona lo antes posible.
En otras circunstancias podría pensar que aquella actitud sería grotesca pero lo comprendía. Estábamos en un lugar digno de película de terror, y eso que recién era de mañana...
No pude evitar formular una mueca al sentir una gota caer en mi nariz. Con un suspiro miré al cielo y luego a Tyler.
-¿Dónde está el campamento?-observé a mi alrededor en busca de alguna señal pero no había absolutamente nada que me lo indicara.
-A dos cuadras.
Incrédula, levante las cejas.-¿Qué?
-Lo que oíste. Ten cuidado.-hizo un movimiento con la cabeza hacia el costado.
Pestañeé confundida hasta que mi mirada fue a los charcos de agua y barro que estaban por el camino en el cual debimos transitar.
-Qué bello día resultó ser.-susurré con ironía cuando comenzó a diluviar más fuerte.
Menos mal que la maleta que traje era dura y no traspasaba el agua porque ahí sí que sino, toda mi ropa sería un completo caos.
Mis pensamientos fueron interrumpidos al segundo que pisé un charco y me salpicó los tobillos.-Mierda.
-Intenta no caerte en ningún charco porque este príncipe no te va a ayudar.-entrecerré los ojos ante su tono burlesco.
-Siempre tan amable...-maldije mientras esquivaba los charcos.
-Gracias. Lo sabía. No era necesario que lo aclares.-me dio una sonrisa y siguió su camino delante de mí sin ni siquiera ayudarme con la maleta.
Pero vamos, es Tyler.
¿Que podía esperar de él? Nada.
Todo lo que tiene de lindo lo tiene de maldito.
Dos cuadras después, miré con desconfianza el lugar.
-¿Estás seguro que estamos en el lugar correcto?
-Si. Vamos.
Tyler comenzó a caminar y yo simplemente lo seguí.
Ya estando más adentro, pude percibir a la distancia unas cabañas pequeñas, una al lado de la otra.
-¿Los puedo ayudar en algo?-preguntó de repente un hombre canoso y con barba que apreció a nuestro lado sin previo aviso.
Tenía una camisa cuadriculada y un hacha en la mano.
-Vinimos a un campamento...-fue lo único que logré decir antes de que el hombre asintiera.
-Es al fondo.-señaló en dirección contraria a las cabañas, lo cual me confundió aún más porque pensé que nos quedaríamos en alguna de estas cabañas.
Seguimos su indicación y poco después, nos topamos con un cartel.
Esquivando lo máximo posible el barro, llegamos a una especie de galpón.
Al ingresar, no había absolutamente nadie. Solo mesas vacías.
Minutos después, cuando ya estaba a punto de fastidiarme por no encontrar a nadie, vimos a tres chicas caminar hacia nosotros.
Más bien hacia Tyler.
Rodé los ojos al ver a una de ella, a la castaña, hacerle ojitos.
¿Acaso no se da cuenta de lo ridícula que parece?
-¿Quieres que te de un recorrido para que conozcas el lugar?-le preguntó la castaña.
-¿Dónde están las cabañas?-le pregunté de golpe, ya con la paciencia por el subsuelo.
Ladeé la cabeza al notar a otra de las chicas darme una mirada de arriba a abajo.
Tyler habrá notado mi rostro cuando la chica me miró de esa manera porque habló, quizás para evitar algún tipo de incidente desafortunado.
-¿Puedes decirnos dónde están las cabañas?
La castaña, le sonrió.-Si quieres te llevo hasta allí.
Tyler, esta vez le devolvió la sonrisa.-No es necesario.
-Mira que no tengo problema...
-Pues yo si.-interrumpí.
-¿Y...tú quién eres, niña?
¿Niña?
¿Escuché bien?
-Su novia. ¿Y tú quien eres, grandulona?
-Creí que eras su hermanita...
-Mala tuya. Creíste mal.-le di una sonrisa falsa.
Después de unos intercambios de palabras, no muy agradables, localicé a una chica a unos cuantos pasos de nosotros.
Me pareció agradable a simple vista así que me acerqué a ella y le pregunté dónde quedaban las cabañas y muy amable me respondió.
-Al otro lado del galpón empiezan las cabañas. Algunas están al lado de las otras y otras están en distribuidas por los alrededores.
-Ah genial. ¿Y cómo sé a cuál tendría que ir?
-Debes preguntarle a Rachel que es la que se encarga de asignar las cabañas. Hay cabañas para dos personas o para cuatro personas.
-Nosotros somos dos...
-Todavía es temprano. Puedes ir a preguntarle y en caso de que te hayan asignado una cabaña de cuatro, quizás puedas cambiarla por una de dos. Rachel se encuentra allí.-me señaló una especie de almacén.
-Oh, está bien. Muchas gracias.
-No hay de qué, cualquier cosa dime. No tengo problema. Por cierto, soy Luna y ¿tú?
Me cayó bien la chica así que le sonreí. Siempre es bueno tener a alguien a quien preguntar.
-Soy Freya. Y también, cualquier cosa puede decirme.
-Buenísimo. Nos vemos pronto, iré a desempacar.-me dio una sonrisa antes de salir trotando hacia atrás del galpón.
Agarré la manija de la maleta y volteé en dirección a Tyler que todavía seguía junto a esas tres chicas.
Apenas me vió, le hice señas para que se acercara. Y no mucho después, cuando pudo deshacerse de la castaña, se acercó a mí.
-Ya me dijeron dónde quedan las cabañas.
-¿A dónde están?
-Al otro lado del galpón pero antes, hay que ir a preguntarle a la que se encarga de distribuirlas cuál es nuestra cabaña.-Al ver una sonrisa juguetona en él, volví a hablar.-¿Por qué sonríes?
-Tu y yo en una cabaña. Buena idea.-me guiñó un ojo.
Rodé los ojos.-No te entusiasmes mucho. Hay cabañas para dos o para cuatro. Y aún para Helen y Amanda somos novios. No pienso dejar que vayas a una cabaña con otra chica y que me tomen por cornuda así que deja de coquetear con cada chica que se te cruce.-señalé su pecho con mi dedo.
Me miró divertido.-¿Celosa?
-No.
Ante mi única palabra, soltó una carcajada ronca.-Bien. Si no puedo coquetear con nadie, tú tampoco.
-No soy como tú, Tyler.
Dio un paso hacia mí.-¿Y cómo soy?
-¿Quieres que te recite todo lo qué pienso de ti?
Tyler sonrió y negó.-Mejor no. Ya tendremos tiempo para que me digas todo lo que piensas de mí.
Coloqué mis manos en sus hombros para alejarlo cuando me di cuenta de que estábamos demasiado cerca.
-Vamos de una vez. Quiero saber cuál es la cabaña para cambiarme de ropa.
Comenzamos a caminar y a pocos pasos de dónde supuestamente estaba el lugar dónde estaría Rachel, Tyler habló.
-¿Qué tiene de malo la cabaña de cuatro?
Me detuve abruptamente.-Si todavía no nos asignaron ninguna, ni se te ocurra pedirle una cabaña de cuatro. No pienso estar en un espacio reducido con dos personas más. Bastante tengo con soportarte...-callé cuando se detuvo frente a la puerta.
-Puede ser divertido.
-¡Tyler, ni se te ocurra!
-Felices los cuatro.
Y con aquellas últimas tres palabras, ingresó.
Definitivamente y en cualquier momento, iba a matar a este chico.