Capítulo corto ✨
Apenas abrimos la puerta de la casa, nos encontramos a Hunter sentado en el sofá, mandando mensajes.
-¡Llegamos! ¿Cómo supiste? ¿Hablaste con Tyler?-con Madison lo bombardeamos con preguntas.
-Sí. Me llamó para avisarme que su madre había despertado. Los médicos no lo podían creer porque para ellos no había señales de que pudiera despertar en algún momento.
Al escucharlo, se me vino a la mente la escena de la mariposa junto a la ventana y como siempre solía decir Madison, las mariposas daban señales, y esta vez nos quiso dar una buena.
Los días iban pasando y yo esperaba que Tyler regresara en algún momento pero sabía que no lo haría porque teniendo a su madre allí, era obvio que no vendría.
Por lo que me enteré por parte de mi hermano, le recomendaron a Liza quedarse internada porque su estado de salud era delicado.
Miré la taza de café que tenía frente a mí e intenté dejar de pensar en Tyler.
No podía dejar de hacerme la pregunta de qué hubiera pasado si al día siguiente de su confesión, no hubiera sucedido todo lo que pasó.
Quizás y solo quizás, podríamos haber tenido una conversación al respecto. Sin embargo, cada día, me arrepentía de haberme callado por temor y no decirle que también me gustaba.
Unos golpes en la puerta, me sacaron de mis pensamientos. Apoyé la taza en la mesa y me acerqué. Miré por el lente y me encontré a Hunter.
-Ey.-dije mientras abría la puerta.
-¿Estás ocupada?
-No, ¿por qué?
-Tenemos que hablar de algo.
-Está bien, pasa.-me hice a un lado para que ingresara.
Una vez adentro, tomamos asiento.
-Me he enterado de algunas cosas.
-¿De cuáles?-lo miré atento.
-Con Dimitri, en el otro lugar donde tiene copia de seguridad de todo lo del lugar secreto, estuvimos investigando sobre quién podría ser la persona que mandó a esos hombres para perseguir a Tyler y a ti.
-¿Supieron quién es?
-Todos los caminos nos llevan a la misma persona. Aun así, nos parece extraño. Según las conexiones que hicimos, esa persona es la dueña de motel.
Fruncí el ceño confundida.- ¿La dueña del motel?
-Sí.
-Pero no entiendo. Nosotros fuimos a ese motel de casualidad y esos hombres nos persiguieron desde el aeropuerto. O sea, nada que ver.
-Por eso nos pareció extraño. Capaz esa persona no es la misma que dio las órdenes, pero puede que sean dos personas diferentes y que esta persona que encontramos sea la que te quiso incriminar.
-Puede ser, ahí tendría más sentido. ¿Quién es la dueña?
-Ferrari es el apellido. Traje una foto para ver si la reconocías de algún lado, capaz te la cruzaste en el motel.
-A ver.
Hunter buscó la foto en el bolsillo de su pantalón, y me la tendió.
Estaba doblada por la mitad así que, la desdoblé.
Apoyé mi espalda en el respaldar de la silla, con el ceño fruncido.
-¿Cómo dijiste que es su apellido?
-Ferrari.
-Esta mujer me resulta conocida.
-¿De dónde?
Me quedé unos segundos más mirando la foto hasta que de pronto mis ojos se abrieron como platos.
-¡Ya sé! ¡¿Cómo no la reconocí antes?! ¡Es ella!
Hunter me miró sin saber de quién estaba hablando.
-¿Quién es?
-Helen, la dueña del campamento.