Capítulo Quince: La niña

39.1K 5.3K 4.5K
                                    


Capítulo Quince: La niña.

Shaina.


Esta situación es un poco tensa. Priscila y yo nos observamos mientras desayunamos por primera vez juntas. Si alguien se pregunta en dónde se encuentra Azhar a repuesta es en su habitación porque se encuentra fuera de combate.

El asunto sobre Azhar Beckett he decidido clasificarlo cómo algo muy complicado y confuso. Aun me es difícil entender y asimilar lo que ha pasado en la madrugada.

He escuchado en varias oportunidades sobre sus borracheras ocasionales, pero nunca presencié una de esta magnitud y estoy sin palabras. Me pregunto si había más que licor en su sistema, porque no parecía simplemente una persona actuando inducida por el alcohol. Ella estaba aterrada, diciendo incoherencias y temblando, me asusté tanto que durante varios minutos mientras le tomaba la mano, bajo su petición de no dejarla sola, pensé en llamar a emergencia.

Algo no se sentía normal sobre ella, parecía el episodio de algo más. Además, ella no dejaba de decir que había una mujer persiguiéndola y acechándola. Azhar se veía tan vulnerable e indefensa que me tomará mucho tiempo borrar esa imagen de mi cabeza. Sostuve su mano hasta casi las cinco de la mañana que fue la hora en la que finalmente dejó de murmurar incoherencias y pude estar segura de que estaría bien. Priscila se fue a la cama luego de múltiples quejas y maldiciones sobre el vómito en el pasillo que debió limpiar.

Horas después desperté algo tarde, más allá de mi horario habitual y la encontré aquí en el mesón, desayunando cereal con leche, eso explica por qué como una especie de milagro nos encontramos juntas y comiendo en silencio, pero con una tensión palpable en el ambiente.

— ¿Y bien? —Rompe el silencio Priscila—. ¿Se lo dirás a tu mamá?

— ¿Decirle qué? —respondo tras unos segundos.

—Lo de hace unas horas —Me da una ligera sonrisa—. Si quieres deshacerte de Azhar esa podría ser una buena munición para usar en su contra.

El trozo piña de la ensalada de frutas que estoy desayunando casi se me cae de la boca ante sus palabras, no hay broma en ellas y cuando la veo con desconcierto, porque nunca se me pasó por la cabeza el deshacerme de Azhar, todo lo que hace es hacer crecer todavía más su sonrisa. Tratando de recomponerme con rapidez continuo masticando, haciendo tiempo para encontrar una respuesta prudente que darle.

—No tengo planes de deshacerme de Azhar ni de ti —Trato de que la voz no me suene muy débil— y no, no se lo diré a mamá y tú tampoco lo harás...

— ¿No lo haré? —Suena cómo un reto y trato de no acobardarme ante su mirada— ¿Por qué no lo haría? No sé si te has dado cuenta, tal vez no porque no me conoces, pero no soy una buena persona, Shaina.

Tal vez no sea buena, pero hay algo en su interior que, sin embargo, la instó a ayudar a Azhar aun cuando asegura que ésta última no le agrada ni un poco.

"Pero puede tener una intención oculta" dice una voz que suena casi infantil y que me hace sobresaltarme al mismo tiempo que miro a mi alrededor en busca de la persona a la que pertenece la voz, pero no hay nadie.

Tal vez solamente lo imaginé.

Enderezando la espalda reúno valor y una confianza que claramente no tengo. La verdad es que no sé de dónde viene toda esta sobreprotección hacia Azhar, tal vez se deba a la cercanía que hemos estados teniendo por mensajes y un par de llamadas, quizá es porque ayer mientras lloraba presa de un ataque de ansiedad y sentía que el mundo se me venía encima sin ninguna explicación aparente, ella a su manera intentó reconfortarme a través de la puerta; sea cual sea el motivo de esta empatía, me atrevo a abogar en su nombre frente a Priscila.

El Rostro de una MentiraWhere stories live. Discover now