Capítulo treinta y nueve: Ser superior

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Nota de autora: antes de este capítulo, hubo otra actualización que no debes saltarte. Cuidado si te haces spoiler. LEE PRIMERO EL CAPITULO 38.


Capítulo treinta y nueve: Ser superior

Odette


Miro mi reflejo en el espejo, eso algo que hago mucho últimamente luego de que se me privara admirarme, supongo que es alguna especie de necesidad tras despertar del juego que hicieron con mi cerebro.

Tengo que admitir que es un poco admirable que realmente consiguieran quitarme años de mi vida, que me hicieran creer que era este ser humano débil, soso, aburrido y dominable que se moldeaba a sus antojos. Casi me siento avergonzada de haber asesinado bajo sus señales, pero sabiendo lo bien y esplendido que lo hice, mi orgullo aplasta cualquier emoción de vergüenza.

Shaina era la vergonzosa.

Odette no conoce de eso.

Detrás de mi reflejo aparece el de la persona que es para mí.

André.

Me mira llevar su camisa y pasa el dorso de sus dedos por mi cuello ocasionándome un delicioso escalofrío acompañado de los latidos de mi corazón, es el único con ese efecto en mí y no lo odio por ello.

No es el único que me hace sentir, pero sí es el único que me hace adicta a ello y lo que encuentro en él no lo hallaría en más nadie.

Es demasiado inteligente, astuto, hermoso y sin moral. La devoción en sus ojos me hace sentir viva y su toque me llena de chispas. La dramática de mi gemela, con ojos vendados, y tras cada enfermizo llanto dentro de esos laboratorios, solía decir que las personas como nosotros no eran amadas ni amábamos, pero como otras muchas cosas, Sunny, bueno, Azhar, estaba equivocada.

André por alguna razón me ama o tal vez ama la idea de amarme, y yo lo amo, a mi retorcida manera, aunque comienzo a creer que amor no es una palabra que me sirva, necesito una que lo magnifique más.

Su mano se detiene en mi garganta, es posiblemente la única persona a la que le permitiría tocarme de esta manera, Denzel no cuenta. Los dedos largos y pálidos de André se envuelven y me aprietan lo suficiente para poder dejar la huella de sus dedos y eso me gusta.

Me hace ladear el rostro y su nariz recorre mi mejilla hasta el borde de mi mandíbula, volviendo para detenerse con sus labios cerca de los míos.

—Eres peligrosa.

—¿Para ti?

—Para todos, pero especialmente para mí —sus dientes tiran de mi labio inferior.

—¿Crees que realmente él intentaría matarte?

Niklas Schwarzenberg.

Aunque Lorenz Schwarzenberg también podría hacerlo, por lo poco que me ha dicho, lideran juntos pese a que Niklas es la cabeza de la Organización.

Si hay algo que me molesta, pero intriga de André, es su lealtad para con los hermanos, con Rätsel. Dice lo suficiente, que resulta ser poco. Nada se le escapa y tiene claro que, aunque moriría por mí no desea traicionarlos, tiene suerte porque tampoco quiero que lo haga.

Ahora sé que conocí a Lorenz aquella vez en su apartamento, sus supuestos amigos, el hombre del reloj y gustos caros, el que Atlas me dijo que vería y en quién debería confiar. Por eso sé que es seguro, porque si Atlas lo dijo, le creo, pasamos tiempo juntos y posiblemente fue la primera persona a la que supe que nunca asesinaría, mi aprecio por él está por encima del desastre de Azhar.

Me gusta Azhar, pero me molesta su desorden y sus emociones. Sin embargo, apruebo sus agallas y cuando decide hacer algo, lo hace bien. Al menos parece que ya no es una drogadicta.

El Rostro de una MentiraWhere stories live. Discover now