El secreto de Bison

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—Esa táctica ya la usó Seth y no le sirvió de nada, ahora tú caerás igual que él, después de todo son la misma persona.

— ¿En verdad me estas comparando con esa criatura?

Bison se teletransportó nuevamente, desapareciendo de la vista del tailandés, que miraba para todos lados, atento de cualquier posible emboscada que el líder terrorista pudiera tenderle.

—No tienes oportunidad contra mí, Sagat —La voz provenía de algún lugar entre las sombras—Nunca has podido derrotarme y no lo lograras ahora.

El gigante tuerto sabía que Bison trataba de provocarlo, igual que lo hizo hace un momento, pero no le iba a dar la satisfacción de nuevo, se puso de rodillas sobre el piso, con las manos en los muslos y cerró su ojo, poniendo gran atención en los sonidos que había a su alrededor. Podía escuchar maquinas que zumbaban mientras alimentaban los cilindros que a su vez emitían burbujas cada determinado tiempo. El sonido de las débiles luces era un ruido casi imperceptible que había pasado por alto y el goteo distante era algo familiar.

¡Ahí estaba! De la niebla provino algo más que un sonido, una sensación de dispersión, una interrupción en los patrones. Sagat levantó su mano izquierda y sujetó con fuerza la muñeca de Bison, que intento retroceder sorprendido pero se arrodilló ante el dolor que causaba el gigante presionando cada vez con más fuerza.

—Tienes razón, nunca fui capaz antes, pero ahora soy alguien diferente.

Bison en un desesperado movimiento llenó su mano de energía violeta y causo una pequeña explosión lumínica que sirvió para escapar del agarre.

— ¿Piensas que has aprendido algo? Eres un perdedor y esa cicatriz que portas no hace más que recordártelo.

Sagat trato de no hacer caso y le lanzó una patada aérea, pero el maestro de Shadaloo lo tomó por la pierna logrando azotarlo contra el piso para después girar de cabeza y golpearlo con ambos pies en el estómago.

El gigante se lo quitó de encima con gran dificultad y aprovechó la distancia para bombardearlo con sus proyectiles tigres, uno tras otro Sagat los lanzaba a gran velocidad de forma intermitente, uno arriba y otro abajo. Bison pudo esquivarlos teletransportándose, emitiendo una risa malvada al ver que los esfuerzos del rey tigre eran inútiles, sin embargo los proyectiles empezaron a destruir varios tanques que contenían los cuerpos de reserva del cabecilla criminal.

— ¡Idiota! ¿Qué has hecho?

Sagat giró para golpear con su codo en el rostro del dictador, que había volteado para ver el desastre, dio unos pasos hacia atrás pero el tigre ya estaba encima de él, encadenando un brutal combo de rodillazos y patadas para finalizar sujetándolo de su uniforme militar rojo y arrojarlo directo a uno de los tanques, causando un impresionante choque en el que salieron despedidos vidrios y el extraño líquido que mantenía a los clones con vida.

El cabecilla criminal estaba en el suelo, intentando quitarse de encima el cuerpo inerte del clon para ponerse de pie cuando Sagat se aproximó hacia él.

—Mírate ¡No tienes ningún derecho a exigir lealtad!

El gigante lo tomó por el cuello y siguió golpeándolo de forma brutal, una parte de él casi sentía lastima, pero sabía de lo que era capaz el villano si le ofrecía una pizca de misericordia, debía atacar con todo y sin piedad alguna si quería derrotarlo. Pero los ojos de Bison lanzaron un destello de energía y golpeó a Sagat con la palma de sus manos, liberando otra espectacular explosión de energía.

— ¿Quieres que te demuestre porque siempre fui el amo?—Sagat cayó al piso, observando como Bison empezó a levitar— ¡Te enfrentaras al verdadero Psyco Power!

El sendero del TigreWhere stories live. Discover now