El sendero del Tigre

El secreto de Bison

El Rey del Muay Thai tuvo un origen humilde, como la misma Tailandia. De joven vivió de primera mano la cruel realidad de haber nacido en un barrio pobre y tuvo toda clase de carencias, nunca nadie le tendió la mano para ayudarlo y pensó que siempre seria así, hasta que encontró en el Muay Thai una forma de lidiar con sus problemas y darle sentido a su vida.

El arte marcial le dio la disciplina y fortaleza para enfrentarse a la vida, volviéndose realmente bueno en el combate. No pasó mucho tiempo para que empezara a participar en torneos cada vez más importantes y en poco tiempo alcanzó la fama en su país natal, su nombre fue reconocido con cada victoria llegando demasiado pronto a la cima y con ella también llegó un exceso de arrogancia.

Ya establecido como el número uno recibía de forma constante desafíos por el título de campeón, pero todos los rivales estaban muy por debajo de su nivel, los vicios y deseos mundanos eran algo común en los nuevos círculos sociales de los que ahora era parte, pero nada de eso le interesaba, ni siquiera el dinero, habiendo rechazado numerosas ofertas por dejarse vencer. Un día, harto de todas estas molestias, Sagat mató a un rival durante un combate televisado.

Terminó en prisión por varios meses, hasta que fue invitado a un torneo interno llamado "Prison Fight" en el cual lucharía literalmente para conseguir su libertad. Para alguien con su condición física y habilidad no fue difícil resultar victorioso, pero descubrió que el torneo fue orquestado por una organización criminal llamada Shadaloo, que organizaba esta clase de torneos buscando hombres y anexarlos a sus filas como soldados, pero el caso de Sagat fue diferente, pues el mismísimo jefe de la organización, M. Bison, fue en persona a ofrecerle un trabajo que le daría la oportunidad de luchar con verdaderos guerreros en combates de vida o muerte.

Sagat aceptó dando un fuerte apretón de manos al lord del crimen sin saber cuánto consumiría su alma en el futuro... y ahora, estaba frente a frente con aquel hombre que lo mantenía atado a Shadaloo, dispuesto a destrozar aquel lazo que no lo dejaba ser libre o a morir en el intento.

— ¿Qué pasa Sagat, acaso no estas feliz de verme?

El rey del Muay Thai se preparó para la inevitable batalla levantando sus puños.

— ¿Qué significa todo esto Bison? ¿Cómo es posible que estés parado frente a mí?

El criminal llevó su mano directo a su barbilla, meditando en la pregunta de Sagat, haciendo que su larga capa negra sujetada por una brillante cadena de oro en su pecho se moviera con la inercia.

—Acompáñame Sagat, mereces saber la respuesta.

Bison dio vuelta y avanzó hacia un hueco rectangular en la pared que simulaba ser una puerta, Sagat decidió seguirlo, sin sentirse del todo a gusto. El lord de Shadaloo lo llevó a través de un pasillo y al llegar hasta unas enormes puestas metálicas, tecleó un código, estas se abrieron y revelaron una nueva habitación, llena de una niebla al ras del suelo y un repentino frio llegó a los pies del gigante tailandés. Los dos continuaron avanzando hasta llegar a un enorme cilindro de vidrio en la pared, parecía contener alguna clase de líquido de un color azul verdoso, cuando un cuerpo humano en su interior sobresalto a Sagat.

Era el cuerpo sin consciencia de un hombre que flotaba dentro del tanque cilíndrico, el gigante tuerto pudo apreciar que se trataba de Seth, el adversario que había enfrentado hace tan solo unos instantes, giró para observar a Bison tratando de encontrar alguna respuesta y este solo le señaló con su dedo para que diera vuelta. Sagat lo hizo por instinto y vio más tanques formados, todos con una persona dentro, se acercó para verlos uno por uno y en ellos estaban otros "Seths", todos iguales, también había cuerpos que parecían una versión más humana de Seth, algunos hasta poseían cabello rubio, incluso cuerpos de mujeres jóvenes que de alguna manera le recordaban a las "Dolls" o de forma más específica a "la abeja asesina", una chica que fue la líder del cuerpo de asesinas personales de Bison, y por ultimo había un cilindro cuyo cuerpo se veía un poco diferente a los anteriores pero a la vez era muy familiar para Sagat.