El Retorno del Rey

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El sonido del agua cayendo y golpeando las piedras resonaba por todo el valle. La enorme roca al pie de la cascada había presenciado innumerables acontecimientos a lo largo de cientos de años, desde sismos hasta tormentas que apenas la habían erosionado, también atestiguó la formación de la selva y como, detrás de ella, la corriente de agua aumentaba cada vez más hasta formar aquel impresionante rio y esa espectacular y bella cascada, había resistido mucho a lo largo de los años pero aun así empezó a quebrarse con cada golpe que recibía del gigante tuerto.

Sagat decidió que debía alejarse de todo, para poder meditar mejor sus futuras decisiones, por esa razón se encontraba en lo más profundo de la selva de Khao Yai, cerca de las cascadas de Ched Khot, a varias horas de distancia de Bankog, en Tailandia.

El antiguo campeón de Muay Thai entrenaba con furia y al terminar, recolectaba peces para llevar a las personas de una pequeña aldea que lo habían acogido sin protestar, esta ocasión no sería distinto y antes de poder continuar destruyendo la roca que le servía como sparring, se limpió el sudor de su cuerpo y se acercó al rio, logrando atrapar un par de peces usando únicamente sus veloces manos. Después de varios minutos ya había recolectado casi una docena de pescados, que colocaba sobre varias hojas grandes de palma y procedía a envolverlos, para llevarlos como muestra de su agradecimiento.

En su camino de regreso, por aquel largo sendero en el que transitaban toda clase de animales salvajes y que era su camino regular, sintió algo extraño, se quedó quieto y notó como no había ningún tipo de ruido, no había aves ni pequeños mamíferos, se agachó por un momento y puso su mano en la tierra, tratando de detectar alguna vibración anormal en el suelo.

No había nada, solo huellas marcadas en la tierra pertenecientes a un gran felino.

Sagat sabía que los tigres vagaban libremente por esta región y muchas más, quizá se encontraba siendo acechado en ese mismo instante. Miró a su alrededor sin detectar nada extraño, se levantó, pensando que tal vez, debería entregar su pequeña pesca para evitar un enfrentamiento, aunque por otro lado... nunca se había medido en contra de un tigre.

El tailandés sonrió ante el posible desafío y siguió su camino, pero avanzando de forma cautelosa y sin hacer nada de ruido.

Pero estaba equivocado, el peligro que rondaba en la selva era totalmente ajeno a él.

Continuó su avance, lento, silencioso, como un verdadero depredador de la jungla hasta que detectó un olor desagradable, pero familiar... se trataba de tabaco.

El humo del cigarrillo lo condujo directamente a un pequeño campamento temporal, en donde varios hombres celebraban bebiendo cerveza y fumando. Sagat se acercó un poco, agachado, imperceptible y pudo notar sus gastadas tiendas de campaña, una camioneta pick up algo vieja y varios rifles y escopetas cerca de los hombres, ellos parecían jactarse de algo y mencionaban que pronto recibirían "mucho dinero".

Sagat consideró dejarlos y continuar su camino, hasta que escucho el llanto de una pequeña criatura, continuó observando y vio como uno de los 6 hombres entraba a una de las tiendas para sacar una pequeña jaula que contenía una cría de tigre, que parecía chillar en dirección a la camioneta. Sagat, cansado de esperar se levantó de su escondite, asustando a los hombres que inmediatamente corrieron hacia sus armas y pudo observar la carga que llevaban en la parte trasera de la camioneta: la madre del tigrillo yacía muerta.

Los hombres, motivados por el alcohol apuntaron hacia el gigante, que se mantuvo estático por un momento, soltó sus pertenencias y corrió entre los árboles, evitando la lluvia de disparos que se desató sin avisar.

El antiguo rey rodeo velozmente el campamento, moviéndose ágilmente entre los árboles, escuchando como las balas pasaban silbando justo detrás de él, hasta que se perdió entre la maleza.

El sendero del TigreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora