La leyenda del Resplandor Parte I

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Notas del capítulo:
La historia comienza cuando Kikyo e InuYasha creen haber sido traicionados. Pero en este caso InuYasha es purificado no sellado. Y lo manejo como una leyenda del Japón Feudal, por tal no menciono los nombres en la leyenda.

Disfruten lo ;)
Capítulo 1

En la época de las guerras civiles en el Japón feudal, una bella sacerdotisa, guardiana de un tesoro invaluable, la joya más preciada por los humanos ansiosos por cumplir sus más añorados deseos y el elixir del poder para los demonios más temibles; la perla de Shikón.

Ella, un ser puro y con una infinita bondad en su corazón, el cuál la gente de la aldea decía que su alma pura y buena no podría jamás si quiera caber en un ser humano ordinario.

El, un ser demoníaco impuro por naturaleza, el cuál jamás imagino sentir algo, que para muchos de su especie era repugnante: amor. Inevitablemente el amor surgió, llenando el corazón de aquel apuesto demonio, cuyos ojos dorados cuál rayos de sol, se asemejaban a aquel resplandor que emanaba de esa perla rosada, aquella perla llena de pureza que reposaba en el pecho de la sacerdotisa.

El amor por aquella alma pura, hizo que dejara sus más profundas ambiciones, todo por estar junto a aquella mujer a la que amaba con todo su ser.

Sin embargo la maldad de un ser humano, el cual ofreció su alma y cuerpo para lograr conseguir a como dé lugar ese valioso objeto que brinda la felicidad eterna al que la posee y manchar ese amor tan puro.

El sol apenas iluminaba los campos cuando ella se apresuraba a su encuentro; ansiosa y enamorada de aquel demonio de ojos dorados en el que creía ciegamente, al cual le entregaría su vida, cuando escucho su voz, esa voz que le llamaba con descaro y odio. La había atacado, arrancando de su cuello aquel objeto resplandeciente.

Herida de muerte regreso a su aldea, y lo vio. Al verlo sintió un dolor en su pecho. Había sido traicionada. Sin pensarlo dos veces y con todo el dolor de su corazón, le atacó y lo purifico. En ese momento sus miradas se cruzaron; pero, en esas miradas no había odio alguno, solo amor, mandándose un fugaz mensaje. Nos amaremos más allá de la muerte.

En su agonía la sacerdotisa pidió ser incinerada junto con esa perla. Al fallecer los aldeanos obedecieron a su última voluntad. Y en ese momento, una luz cegadora que provenía de aquella mujer en cuyo pecho reposaba la joya, ese resplandor que ilumino aquella aldea por última vez antes de su extinción.

"La leyenda dice que todo aquel que logre ver el resplandor de la perla, estará predestinado a formar parte de ella".

Cerró su libro, y le dedicó una tierna sonrisa al pequeño que dormía a su lado, después de dos horas de vuelo.

Kagome: Al fin se durmió.- dijo suspirando.

Sango: Con esa historia que le acabas de contar... Que por cierto ya hasta me se de memoria. - le dijo divertida.

Kagome: Lo sé pero es mi favorita, mi padre siempre me la contaba- comentó nostálgica tomando entre sus manos lo que parecía ser un trozo de una perla con un hueco en forma de estrella en el centro - sabes, este libro y este collar son regalo de él y son mis más preciados tesoros.

Al notar la tristeza en la mirada de su amiga Sango decidió cambiar el tema.

Sango: Pobre niño mira que mandarlo solo con apenas cinco años, en un vuelo desde Tokio a Hokkaido.

Kagome: Dice que su primo le alcanzará en el aeropuerto.- Respondió observándolo con ternura, regresando su mirada a sango suplicante, la cual inmediatamente supo interpretar aquella mirada de gato atropellado.

Sango: ¡No Kagome!- la miró sería - esta vez no, la vez pasada llegamos tarde al examen de admisión todo porque encontramos un perro que estaba extraviado.- le reclamó - recuerdo que tardamos más de dos horas en encontrar al dueño, por poco no llegamos.

Kagome: Por favor Sango- dijo en tono suplicante- es solo un niño, que tal si se pierde o no lo encuentra su primo.

Sango: Si llegamos tarde no encontraremos cuartos en la facultad, y dormiremos en un aula seguramente. - Le dijo seriamente.

Kagome: Bueno solo esperaremos un momento, si no llegan te prometo que buscaremos a alguien de seguridad para que lo resguarden hasta que lleguen por él. - Le dijo en tono amable.

Sango: Esta bien pero solo un momento- contesto dándole una palmada en la espalda.

Al llegar al aeropuerto caminaron con el niño tomados de la mano, afortunadamente estaba un anciano esperando de baja estatura, regordete y medio calvo esperando al pequeño. Inmediatamente el niño reconoció a aquel hombre y se despidió de las jóvenes.

Kagome: Vez Sango todo salió bien - dijo sonriendo.

Sango: Sabes que te parece si nos vamos a la facultad, recuerda que nuestro equipaje es demasiado y seguramente tardaran mucho en entregárnoslo; vendremos más tarde por él.

Kagome: Sabes tienes razón vendremos más tarde por él.

Caminaron hasta la salida y esperaron un taxi, el cual las llevaría a lo que sería su nuevo hogar por los próximos cuatro años. Al llegar notaron que había pocos estudiantes de nuevo ingreso esperando las llaves de los cuartos que ocuparían durante su estancia en aquélla facultad. La facultad Shikón.

Kagome Higurashi, una hermosa chica de 18 años de edad, estatura promedio, piel blanca y de muy buen y equilibrado cuerpo, lograría cumplir uno de sus más anhelados sueños. Estudiar medicina y así ayudar a la gente.

Sango Taijiya, una chica hermosa de 18 años, alta y con un cuerpo envidiable debido a los duros entrenamientos de artes marciales y defensa personal con su padre quién era uno de los más respetados agentes de la policía internacional a quien le llamaban "El Exterminador", gracias a sus grandes victorias en contra de los delincuentes más peligrosos del mundo. Gracias a los consejos y buen ejemplo de su padre decidió estudiar leyes, siendo admitida dentro de la misma universidad que su mejor amiga Kagome.

Gracias a su puntualidad lograron conseguir uno de los mejores cuartos, en el que solo compartirían ellas dos. Al lado de la ventana se podía ver el árbol más hermoso y cuya sombra le daba una tranquilidad infinita.

Continuará...

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