¿Tres?

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—¿Tú qué haces aquí? Me sorprende que no estés ahogándote en alcohol a estas horas.— Expresó Yeonjun mientras colocaba la alarma de seguridad a su deportivo, miró de pies a cabeza a su hermano menor por minutos.

—Muy chistoso. Soy yo el que pregunta el porque estás aquí, ¿No tienes que estar en la empresa para que te besen el culo tus empleados?

Daniel acomodó su chaqueta comenzando a caminar por el estacionamiento, Yeonjun lo seguía por detrás porque no tenía idea de donde era la aula de su hermano, jamás había pisado esa escuela.

—Supongo que Yeonye también te citó.

—Y no tengo idea de porque lo hizo, hace tiempo que no hablamos.

—Querrás decir desde la última broma que le hiciste, ¿Cuándo dejarás de ser un maldito vago y vas madurar de una buena vez?— Cuestionó el mayor de los Choi entrando por la puerta del instituto, estaba absolutamente todo vacío a excepción de la presencia del conserje que los miraba como si tratara de descifrar lo que ocurría.

—Si madurar significa estar amargado con la vida como tú entonces jamás.—Respondió con cierto enfado el rosáceo mientras aún era seguido por su hermano, la mirada del joven conserje sobre ellos hizo enfadar aún más al menor de los Choi.— ¿Qué mierda estás mirando?! ¿Acaso quieres polla doble o qué?

—Pasando vergüenzas contigo desde siempre.

Yeonjun se adelantó caminando como todo un arrogante de primera, su hermano menor corrió para alcanzarlo.

—Ni siquiera sabes el aula, maldito idiota.

—Cuida como me hablas, sucio vago bueno para nada.— Le respondió fríamente el peliazul sin importarle en lo más mínimo el gesto herido en su hermano.

—Es la aula ocho.— Habló caminando más rápido para dejar a su hermano atrás, al llegar a la aula abrió la puerta sin más encontrándose con Yeonye y la sexy figura del chiquillo de aquella fiesta.

—Buen día, hermanito. Y buen día para ti también, hermosura.

—Daniel, hola.— Yeonye se colocó de pie caminando hacia a él, Beomgyu seguía confundido nuevamente arriba del escritorio tratando de que su mente procesara todo. ¿Acaso estaba viendo doble?

—¿No te enseñaron a tocar puertas acaso, Daniel? Me das vergüenza.— Se quejó el mayor de los hermanos entrando por la puerta gloriosamente, el rubio abrió sus ojitos con demasiada sopresa al notar a las tres presencias.

—¡Mierda! Señor, Yeonye, ¿Qué le ha puesto a mi bebida?— Le preguntó dramáticamente bajando del gran escritorio, el profesor negó divertido ante sus palabras.

—Ni siquiera bebió nada aquí, Lee.

—¿Por qué nos has citado? ¿Y qué hace aquí el mocoso irritante?— Yeonjun se tocó el puente de su nariz con frustración, podría estar haciendo cosas mejores en ese instante.

Daniel miró de pies a cabeza al rubio que se había bajado con impresión del escritorio.

—¿Mocoso irritante? Pero si es jodidamente delicioso y adorable, mírenlo.

—Cállate, Daniel.

—¡Cállate tú, cuatro ojos!— Le gritó el rosáceo al profesor quien negó avergonzado ante su actitud infantil.

—Madura ya, ¿Quieres?

Beomgyu y Yeonjun miraban la escena, uno con total asombro como si de fantasmas se trataran y otro con aburrimiento. Tanto que se dirigió hacia a la puerta dispuesto a marcharse.

TrillizosWhere stories live. Discover now