¿Yeonye?

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Beomgyu estaría mintiendo si dijera que aquella sesión de historia con los dos hermanos no fue vergonzosa, ¡Claro que lo fue! Tener a Daniel podía soportarlo aunque lo colocara nervioso pero tener al intimidante y gigante Yeonjun era otra cosa, su mirada prácticamente gritaba a todo pulmón: te odio. No estaba seguro pero al menos así lo interpretaba él, su voz era gruesa, sus gestos elegantes. Era como un completo sueño si le quitas la actitud de mierda pero no todos tenemos lo que queremos, ¿No es así?

—¿Estás aprendiendo algo, Beomgyu?—Le cuestiona Yeonjun soltando el libro de texto para mirarlo directamente con esos ojos que traspasaban su alma, ¿Era normal sentirse desnudo cuando el empresario lo miraba? Era algo inevitable, sus miradas eran más discretas que las de Daniel pero eso no le quitaba la intensidad en la que lo miraba.

—Eh, sí. Logré comprender muchas cosas que no sabía.

—¡Como que los olmecas no son europeos! Eso me dejó muy sorprendido, ¿Estuve siendo estafado mis veintitrés años de vida?— Suelta Daniel negando con fingida decepción, una sonrisa maliciosa se posa en sus labios antes acercar su rostro muy cerca de Beomgyu.— Bomboncito, ¿Tú me ayudarías a saber más? Mi hermano te enseñó varias cosas y yo también quiero saber, no escuché sus palabras por estar observando tu belleza. 

El rubio de ojos verdes se atraganta con su saliva muy sonrojado, niega eufórico ante la propuesta y Daniel hace pucheros.

—No prestaste atención a mis palabras por observar como bobo la cena que prepara Yoonah, ¿Sabes que no es para ti, cierto? No metas a Beomgyu en tu poca capacidad para prestar atención.

—¿Todo eso es para ti? Yeonjun...—Cuestiona el rosáceo con asombro por la gran cantidad de comida que se preparaba en la cocina, entrecerró sus ojitos mirándole con enojo.— Ojalá que a Yoonah le caiga la comida antes de que la comas por no querer compartir, desgraciado egoísta.

—No es para mí, idiota.— Responde el peliazul tranquilamente colocándose los lentes de lectura, tomó los apuntes del estudiante para analizarlos.— La cena es para Beomgyu, supongo que cuando llegue a su casa será tarde. ¿Pediste permiso o prefieres que llame a tu casa y me presente con tus padres?

—Yo avisé, no te preocupes, Yeonjun. ¡Y no es necesario la cena! Hablo en serio.

—¡Joder, Yeonjun! Casi me pegas un susto, te pareces al lerdo de Yeonye.— Comenta Daniel mirándole con horror, aprovecha el estado de Yeonjun para pegarse un poco más al rubio de ojos verdes.

Beomgyu se ríe a carcajadas de ambos hermanos, Yeonjun se quita los lentes rápidamente avergonzado con la comparación de su bruto hermano.

—Apuesto a que ni siquiera sabes el significado de la palabra lerdo, Daniel—Comentó Yeonye desde la puerta dejando su maletín cerca del perchero, se acercó al sofá que estaba al frente de los dos hermanos para ocupar asiento. —No puedo creer que me insultes incluso cuando no estoy, ¿Qué clase de hermano eres?

—Soy el hermano guapo.

Yeonye se encogió de hombros acomodándose las gafas un poco más arriba de su nariz.

—Si eso te hace ser feliz entonces deja que tu mente quiera creer lo que quiera. Buenas noches, joven Lee. Es un gusto verle, siempre lo es.

—Buenas noches, profesor Yeonye. ¿Usted vive aquí también?— Le cuestiona con curiosidad y frunce el ceño cuando Daniel hace sonidos de ronquidos.

—No vive aquí, al parecer se ha invitado solo.— Responde el empresario por Yeonye quien le dedica una mirada molesta, chasquea la lengua como su gesto típico dispuesto a contradecir a su hermano.

—Técnicamente la casa es mía también así que puedo venir cuando quiera, está estipulado. ¿No leíste, hermano?

Ambos hermanos están mirándose con tensión, en cualquier momento Yeonjun lo mandaría a la mierda y Yeonye no se dejaría. Mientras tanto, Daniel aprovechaba para utilizar sus encantos a cada oportunidad.

—Oye, bomboncito. ¿No te has puesto a pensar en que si compartes conmigo la cena que hizo Yoonah para ti entonces es una cita?— Lo persuade el hermano menor de los Choi con una sonrisa pícara en sus labios, se gira un poco para observar a sus hermanos y celebra internamente cuando los nota aún en sus cosas de celos. Que maravilloso que él sabía cuando compartir y cuando no.— Yo sé que te gustaría una cita conmigo.

Beomgyu se lleva instantáneamente las manos a su regazo para evitar que el descarado tutor volviera a sentarse en sus piernas, de ninguna manera.

—Puedes quedarte la cena, no tengo intención de comer.— Responde con simpleza sin tomarle mucha importancia, se asusta un poco cuando a Daniel le brillan los ojitos y se lanza a su regazo para besarle las mejillas.

Captan la atención de los otros hermanos al instante, Beomgyu es un manojo de nervios entre la mirada potente de Yeonjun, el chasquido de lengua de Yeonye y los constantes suspiros de Daniel quien está en su regazo.

Okey, ya no lo soportaba más.

Una vez más empuja a Daniel de sus piernas y se levanta con rapidez del sofá, guarda las cosas de su lapicera en distintos bolsillos de su mochila. No está pensando coherentemente por los grandes nervios que tiene, una vez listo se dispuso a caminar hacia la puerta pero la voz de Yeonjun lo detuvo.

—¿A dónde crees que vas? Es tarde, niño. Espérame que te llevaré a casa, además es viernes y hay mucho tráfico por las noches.

—¡Auch, Beomgyu! ¿Por qué siempre me empujas?— Se queja Daniel entre falsos sollozos que obviamente el adolescente de ojos verdes cree, con preocupación se acerca hasta el rosáceo ignorando las palabras de Yeonjun.

—¿Estás bien? Lo siento, no fue mi intención, Daniel.

—Tienes que darme un besito, me lastime los labios.

—Oh, eres un mal mentiroso, hermano. Ni siquiera caíste al suelo, actor de telenovelas dramáticas.— Soltó Yeonye bufando por la atención que recibía su hermano menor, ¿Por qué era tan suertudo?

—¡Bien! No me lastimé los labios pero sí quiero un besito tuyo.— Vuelve a intentar Daniel tomándolo de la mano para jalarlo hacía a él, ambas respiraciones están cercas de nuevo pero Beomgyu lo suelta antes de que pueda suceder algo.

Yeonjun y Yeonye se ríen, cuando ambos se dan cuenta sólo se dedican una mirada de desagrado.

—Yo me iré a casa, mi madre me espera y es tarde.

El rubio vuelve a colocarse la mochila en su espalda mientras escucha las quejas sin sentido de Daniel. Como por ejemplo, ¿Por qué hay personas que colocan primero la leche y luego el cereal? Si claramente se coloca el cereal y después la leche.

Oh, Daniel. Nunca lo sabremos en verdad.

—Vámonos.— Le dice el empresario azabache y antes de que Beomgyu pueda objetar algo lo toma de la mano caminando hacia la puerta, les da una mirada de advertencia a sus hermanos antes de irse.

—Bueno, ¿Qué crees que es primero? ¿El cereal o la leche?

—Si el cereal es para Beomgyu entonces mi leche.

Daniel le mira mal.

—Ese no fue un buen chiste, eres un depravado.

—¡Oh, vamos!

TrillizosWhere stories live. Discover now