Un encuentro poco común parte 2

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NARRA ALEX

He vivido toda mi vida en esta ciudad, no la odio, solo creo que me quede estancado esperando algo que nunca va a pasar, pero de igual forma miro todo desde una perspectiva diferente y trato de ser positivo con lo que me deparara el futuro, me dedico a la fotografía así que siempre cargo con una cámara conmigo para tratar de enmarcar cada suceso que me llame la atención. Amo la vida soy demasiado alegre, casi todos me conocen y eso me vuelve un poco popular, trabajo tomando fotos en los eventos más importantes en la ciudad, eso solo me ha alcanzado para tener un apartamento propio, una motocicleta y pues también un estudio donde revelo todas las fotos.

Mi padre es dueño de una cafetería la cual me toca administrar a mí, así que trabajo en un café donde transitan muchos pescadores, soy muy sencillo así que no me molesta hacerlo, la cafetería queda justo enfrente al muelle que da al mar y allí la conocí, baja, cabello castaño corto y despeinado,  muy baja de peso y en su mirada un mar de problemas y tristezas que parecen inundar su pobre mente, tenía un libro en la mano, pidió un café negro con dos de azúcar, se sentó justo en la mesa que está adentro pero afuera del café, donde puedes ver el mar donde puedes ver el sol, donde puedes ver el atardecer y cuando el cielo se tornó naranja, prendió un cigarrillo, cruzo sus piernas, alzo la cabeza y finas lagrimas empezaron a caer por su rostro. Me la que quedado mirando detenidamente y sentí como su tristeza inundo mi alma

Decidí acercarme, cuando escucho una voz firme que dice -no lo hagas- era Beatriz una señora de edad que trabajo con mis padres hacia muchísimo tiempo y que cuando murió mi madre ella estuvo allí para apoyarme cada segundo

- No debes interrumpir las tristezas de los demás, el día en que ella se dé cuenta de ti y deje de llorar, ese día debes corresponder a hablarle - dijo Beatriz seria mientras hacía unas cuentas.

-       ¿Cómo voy a entrar a su vida si no le hablo?-  pregunte confundido - El destino está trabajando en eso, no te desesperes- dijo sonriendo, quede muy extrañado- a veces das miedo Beatriz- conteste, sonrió- termina de ayudarme a hacer las cuentas- replico, pero antes de dedicarme a eso, saque mi cámara y decidí enmarcar el suceso más emotivo que he visto en mi vida, verla llorar.

Y así han pasado dos semanas, dos semanas en las que la he observado detenidamente, me he acercado a ella de distintas maneras, soy el que le lleva el café todos los días, soy el que se lo prepara, negro fuerte y con solo dos de azúcar, preparo su mesa justo a las 4:30pm, la hora de su llegada, cada día invento a los clientes que se sientan en esa mesa algo extraño para que se retiren y ella encuentre esa mesa vacía y pueda ver su atardecer, pero ella no se da cuenta que estoy allí, ella no me observa, ella no me ha notado aun.

Y como cada día de estas dos largas semanas que para mí han sido como años, llega justo a las 4:30 como si tuviese una cita con el atardecer, se sentó en su mesa, prepare su café, lo lleve hasta su mesa y como era de esperarse, no me miro.

-       Me iré temprano hoy, debo prepararme para el evento de mañana- le dije a Beatriz-¿Y la chica?- pregunto- no pasara nada extraordinario- le dije algo desanimado.

Después de haber hecho muchas vueltas del evento, decidí tomar un atajo para ir a casa, entre por un callejón con cierta velocidad, no había notado la silueta de una mujer al fondo, pite como loco para que ella se hiciera a un lado, volteo su cara y la reconocí, ya no podía frenar, así que mi única opción fue darle una patada para quitarla del camino, apenas lo hice frene y me estrelle contra la pared, Salí corriendo asustado hacia ella.

-       Fue un gusto conocerte- respondió riendo. Fue allí donde nos vimos por primera vez tan de cerca, mi corazón casi estalla al verla y como si fuese una película el tiempo parecía ir mas lento. Será que esto era a lo que Beatriz se refería, el destino trabajo en esto.

 -      Déjame recompensarlo- grite, susurro algo y se marchó.

gracias por leer :3

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