KARMALAND VR

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Rubius se despertó sintiendo unas caricias en el brazo. Pero no eran caricias normales, sino el cosquilleo característico del traje de realidad virtual. Todavía sin abrir los ojos, acomodó su postura y sintió un dolor agudo en un lado del cuello y en la parte baja de la espalda. 

- Joder... - Murmuró. 

- Esa boca.

Fue entonces cuando se dio cuenta de los brazos que le rodeaban y del cálido cuerpo sobre el que se recostaba y se levantó prácticamente de un salto. En ese momento fue cuando sintió el dolor punzante en la cabeza, y la revoltura en el estómago. 

- Fuck! 

- ¡Doblas!

Vegetta no se había levantado del sofá y aprovechaba ese momento para estirar los brazos, entumecidos por sujetar el cuerpo de su amigo durante varias horas. 

- Vege... - se sentó otra vez, aunque un poco más alejado que antes, y se sujetó la cabeza con las manos, los codos apoyados en las rodillas. 

- Es que hay que ser tonto para beber tanto...

- Vegetta, ahora no. 

- Vale, vale, yo sólo digo-

- Ahórratelo. 

Una sonrisa traviesa asomó a los labios de Vegetta pero no dijo nada más. Movió de un lado a otro la cabeza para aligerar la tensión y el dolor que él también tenía en el cuello. Quería desconectarse, darse una ducha, hacer algo de ejercicio para tonificar su cuerpo. Pero no podía irse sin preguntar. 

- Doblas... 

Rubius contestó con un gruñido.

- Lo que dijiste ayer... ¿lo mantienes? ¿Te vas de Karmaland?

- Sí... - Rubius alzó la mirada para encontrarse con la de él, que parecía no saber qué decir. - ... durante un par de días. 

Una pequeña sonrisa se asomó a las comisuras de sus labios. 

- Es que eres tontísimo. - Vegetta dejó escapar una suave risa, más parecida a un suspiro de alivio. Por un momento el tono de Rubius le había asustado. - Me voy a ir... Si te escribo luego, ¿me contestarás?

- No te prometo nada, Vegettita... 

La sonrisa seguía en sus labios cuando Vegetta se desconectó. 

Unas horas más tarde... 

MÓVIL DE RUBIUS: