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Rubius lo sintió. Sintió que sus palabras habían hecho daño, y se arrepintió inmediatamente, pero con una fuerza de voluntad que no sabía que tenía, no dio muestras de ello. 

Vegetta soltó su hombro y se dio media vuelta, dejando salir el aire por la nariz. No se había dado cuenta de que estaba conteniendo la respiración. 

- Vamos.

Rubius por un segundo sintió que la coraza que había construido se rompía, y estaba a punto de decir algo, pero la voz de Luzu se le adelantó. 

- ¡Estáis ahí! 

Luzu y Auron se acercaban rápido a ellos. Habían estado observando, y a pesar de que Auron pretendía que arreglasen todo solos, Luzu no pudo soportar verles en esa situación que él había contribuido a crear, y sintió la necesidad de intervenir. 

- He hablado con Heberon y me ha dicho que al final no les había dado tiempo a tener la misión lista para hoy, ¡lo siento! 

- Es que vaya desastre, Luzu. Yo tendría que estar cenando ya. - Auron intentó contribuir a relajar el ambiente, que se sentía tan denso que se podría cortar con un cuchillo. Vegetta pareció recomponerse rápidamente.

- Lusu macho, ¡comprueba las cosas antes!

A pesar de la situación, su respuesta sonaba casi alegre. Si no fuera porque los cuatro sabían lo difícil de la situación, habría parecido que no pasaba absolutamente nada. 

- Lo siento, lo siento. - Luzu se rió levemente, dándole una palmada cariñosa a Vegetta en el hombro. 

- Ya que estoy aquí, voy a seguir un rato construyendo la mansión. ¿Vosotros?

Rubius le miraba incrédulo. Había visto perfectamente el dolor reflejado en sus ojos cuando él había tratado de herirle con sus palabras, pero ahora aparentaba estar completamente normal, como si no hubiera pasado nada. ¿Tan poco le importaba cómo estaba la situación entre ellos en ese momento?

- Yo me voy ya, que hace horas que tenía que estar cenando. - Auron se acercó a Luzu y le dio un beso en la mejilla justo antes de desconectarse. La expresión de sorpresa de Luzu dejó muy claro que no se lo esperaba. 

- ¿¿Luuuzuuuuu??

- No, no... OH, shit, no me esperaba eso. 

Luzu soltó una carcajada, aunque estaba claramente avergonzado. Con una sonrisa divertida, Vegetta trató de provocarle.

- ¿Tienes algo que contarnos? ¿Por eso estabas el otro día en su casa?

- ¡No, no! Sólo fui de visita... Me tengo que ir, chicos, bye! 

Luzu se desconectó y el ambiente se volvió pesado en el segundo en que se quedaron solos de nuevo. Vegetta se volvió hacia RUbius. 

- ¿Y tú? ¿Me vas a ayudar?

Seguía actuando como si absolutamente nada hubiera pasado. Rubius sintió una fuerte presión en el pecho. 

- No... Me tengo que ir. 

- Como quieras, adiós Doblas. 

Esa palabra fue lo último que oyó Rubius al desconectarse. Se quitó el casco sintiendo cómo las manos aún le temblaban.

Vegetta suspiró profundamente cuando se quedó solo al fin, y se fue caminando despacio hacia su isla flotante. 

No podía dejar de pensar en le hiriente tono con que Rubén se había dirigido a él. Había sido un estúpido por pensar que aquel chico iba a cambiar. Siempre había sido rebelde e irrespetuoso, y nunca le había importado lo que Vegetta dijera o dejara de decir, así que no podía sorprenderse ahora por su actitud. Lo que sí le había sorprendido había sido el dolor que le habían causado sus palabras. No se esperaba que Rubius se hubiera vuelto tan importante, pero estaba claro que Luzu tenía algo de razón: sentía debilidad por ese chico. Se sentía responsable, y hasta ese momento siempre había estado ahí cuando sentía que lo necesitaba. 

KARMALAND VRWhere stories live. Discover now