-¿Con quién?-

-Con esto.- indicó levantando la carpeta y dándole un golpecito con el dedo.-Olvidé pasar la lista de asistencia, si no la lleno ahora voy a olvidar quién estaba y quién no.- explicó.

Maya vio la oportunidad caer frente a ella y la tomó sin pensarlo. Le encantaba esta parte, el flirteo, el esfuerzo, la persecución; le gustaba cuando un chico trataba de llamar su atención, pero se sentía igual de emocionada cuando la que tenía que esforzarse era ella.

-Hagamos un trato.- dijo.-Tú me acompañas a almorzar porque no quiero comer sola, y yo te ayudo con tu lista.- propuso.

-Tengo que aprender de memoria monólogos completos, creo que puedo recordar unas cuantas caras y nombres.-

-Dos cabezas piensan mejor que una, es ciencia.- insistió.

-¿Según quién?-

-Me atrapaste, no tengo idea.- aceptó con una risa despreocupada.-Puedo escribirte un ensayo para la próxima semana.- ofreció.

-Un monólogo, lo puedes declamar. Te daré cinco minutos.- dijo, su tono más desinhibido y socarrón.

-¿Entonces la próxima clase es tuya?- preguntó.

Se detuvieron en el borde de una calle donde el semáforo estaba en rojo, ya estaban fuera del campus y la verdad Maya no tenía idea de adónde se suponía que se dirigían, o si es que se dirigían a algún lugar. Ella simplemente le estaba siguiendo los pasos.

-Sí, la planificaré el jueves, ya sé el contenido, sólo tengo que hacer algo con él.- le contó.

El semáforo cambió a verde y Maya dudó por un segundo, era cierto que necesitaba almorzar. Pero estaba interesada en esta pequeña conversación, así que se rindió ante su curiosidad y lo alcanzó una vez más.

-¿Es normal que tus clases sean más divertidas que las de Boyne?- se preguntó, pues el maestro no era para nada aburrido, era muy simpático y los trataba como si los conociera de toda la vida. Maya no estaba segura si disfrutaba más las clases de Anton porque le gustaba o porque en verdad él tenía otro toque.

-Es cosa de gustos.- dijo.-A mi me encantan sus clases, por eso preferí ser su ayudante que el de Eggers.-

-Sabes que no conozco a tus maestros, ¿cierto?-

-Egger es joven, demasiado joven.- le dijo.-No me gusta como trata a mis compañeras, es raro.- explicó con una mueca.-Sé que todos aquí son adultos, pero hay algunas cosas que simplemente no son éticas dentro del contexto.-

-¿Crees que es un potencial acosador?- quiso saber.

Había escuchado que algo de esa naturaleza había sucedido el año anterior en su carrera. El profesor en cuestión había hecho ciertas insinuaciones a las pocas alumnas que habían en Economía y Negocios, insinuaciones parecidas a transacciones, mejores calificaciones a cambio de otro tipo de favores. Maya no se lo había creído cuando escuchó el rumor, pero el profesor ya no estaba dando clases a pesar de que su nombre y foto continuaban en el mural de facultativos.

-No lo sé, pero prefiero no relacionarme con él fuera de sus clases.- dijo.

Maya asintió, estaba tan prendada de sus pensamientos y de la conversación que apenas notó que Anton estaba parado frente a ella. Él indicó con su cabeza hacia la derecha y Maya se encontró con la puerta de un local, Anton se estiró y le abrió.

-Este lugar es bueno, y está cerca.- le dijo.

-¿Comida italiana?- preguntó mirando el escaparate y la ambientación del lugar.-Tendré que pedir que le quiten el queso a todo.- se quejó.

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