Quince

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Derek vio a Dana desplomarse en el sillón mientras se quejaba entre dientes, sosteniendo la computadora como si fuera a quebrar la pantalla en cualquier instante. Entendía la frustración de su amiga, pues llevaban varias horas trabajando en el análisis de uno de sus proyectos y hasta él se estaba sintiendo fastidiado por lo lento del proceso inicial.

Se levantó de su asiento y fue hacia la cocina en busca de algo que los refrescara. Al entrar se encontró con Maya mirando su móvil mientras bebía lentamente un vaso de soda transparente; al escucharlo alzó la vista del teléfono y le sonrió.

-¿En qué están?- le preguntó.-Los vi y percibí tensión.- dijo.

-Estamos haciendo un trabajo, y tienes mucha razón, está lleno de tensión.- suspiró cansado. Abrió la nevera y sacó un bote de helado de chocolate, luego reunió un vaso y unas cucharas.

-Deberían tomarse un recreo.- sugirió.-¡Sí, recreo! Quiero preguntarle algunas cosas a Dana.- dijo bajando del taburete de un saltito y desapareciendo por la puerta.

Derek ni se molestó en preguntarse de qué se trataba, tan sólo sirvió agua con hielo en dos vasos y enterró una cuchara en el bote de helado. Sabía que a Dana le subía la energía el azúcar, y que era algo así como su bebida energética ante momentos de crisis.

Cuando llegó a la sala se dio cuenta de que su amiga había exiliado la computadora hacia los confines de la mesa de centro y que en cambio se había estirado perezosamente en el mullido sillón. Maya estaba sentada en una pequeña esquina del sillón, cerca de la cabeza de Dana, y le hablaba con un temple ligero pero con mucha atención.

-Traje helado.- anunció interrumpiéndolas.

-¡Oh!- exclamó Dana extasiada.-Me encanta que tengas cerebro, se agradece.- le sonrió recibiendo el bote y llevándose la cuchara inmediatamente a la boca.

Derek se sentó en el otro sillón y descansó los pies sobre la mesita mientras bebía un poco de agua y volvía a mirar su computadora. No tenía planeado quedarse hasta tarde haciendo ese trabajo, se suponía que debían terminar la mitad y el resto lo continuarían la semana siguiente. Estaba listo para continuar, pero escuchó que las chicas retomaban su conversación y no pudo evitar interesarse.

-Es bueno besando, pero le cuesta relajarse.- le estaba diciendo Dana.

-Sí, puedo verlo.- asintió Maya.

-¿Están hablando de Matt?- les preguntó, haciendo a un lado la computadora.

-Sólo estoy reportando lo que viví.- le dijo Dana con una sonrisa traviesa.-Hay que ayudar a las generaciones jóvenes, me encanta ser mentora.-

-Yo sólo estoy curioseando.- agregó Maya alzando ambas manos con inocencia.-Además, me gusta conocer mis opciones y él es lindo.- sonrió.

-¿Escuchaste? Le gusta mantener sus opciones abiertas.- enfatizó Dana dirigiéndose a Derek.

-¿Qué opciones?- preguntó Derek, aprovechando el momento.

-Bueno, no te he contado de mis amoríos porque me divierto mucho interrogándote acerca de Marco.- comenzó ella.-Pero me gusta un chico que conocí en una fiesta...- comenzó.

-¿Con el que pasaste la noche hace unas semanas?- preguntó él.

-¿Qué...? No he... Digo, no, otro.- se corrigió con rapidez.-De la misma fiesta, pero otro...- dijo, aunque no muy convencida.-Como sea, déjame seguir.- refunfuñó.-En fin, resulta que el destino quiso que nos encontráramos en el Club de Teatro; aunque no creo que esté muy interesado.-

Entre TiemposWhere stories live. Discover now