Parte 15

3.9K 467 84
                                    

Horacio creía que desde ese momento las cosas iban a ser diferentes entre ambos, que quizás alguno se atrevería a decir las palabras que podrían oficializar todo, pero la vida le dijo algo distinto, ya que las responsabilidades lo invadieron sin dejarle mucho tiempo libre.

Si bien ya sabía conducir un coche, ya que se lo había robado a su madre en sus momentos de mayor rebeldía, debía hacer el curso teórico y práctico de todas formas, cosa que le tomó más días de lo pensado. Cuando se libró de ese trámite, tuvo que encargarse de la venta de su casa familiar, era más trabajo de lo que pensaba y tuvo que informarse de muchas cosas que no sabía y que Volkov tampoco, siendo de poca ayuda en todo ese tema a pesar de sus intenciones.

En un instante, diciembre se hizo presente, las lluvias se transformaron en nieve, y el frío declaró esas tierras como suyas, invadiendo los apartamentos mal calefaccionados, y por desgracia, Horacio era arrendatario de uno de ellos. No solo la calefacción no funcionaba como debía, sino también estaba mal aislado, volviéndolo casi inhabitable para un ser humano con estándares, pero Horacio llevaba un tiempo ahí, y no tuvo más opción que acostumbrarse a ello, aunque cada año, en la misma fecha, caía inevitablemente enfermo por ello.

Como cada año, intentó reclamar al casero que la calefacción seguía sin funcionar, y al igual que siempre le decían que en algún momento lo iban a arreglar, aunque en realidad nunca lo hacían. Enfermo y con muchas cobijas sobre su cuerpo afiebrado, se resignó a esperar a tener el dinero para irse de ese lugar lo antes posible.

Cada día, Horacio despertaba más desorientado, y esa vez no fue la excepción. En cuanto su mirada se aclaró, tomó el teléfono de la mesa de noche y se dio cuenta de que era lunes e iba tarde para abrir la tienda. En lugar de entrar en pánico, decidió quedarse en casa, no podía caminar hasta allá ni mucho menos trabajar en ese estado, pero necesitaba poner algún aviso en la tienda para tranquilizar a los clientes. Si bien no quería hablarle únicamente para pedirle el favor, no tuvo más opción que pedirle a Volkov si podía pasar por la tienda y dejar un simple letrero.

Con el cuerpo pesado y la cabeza retumbando, buscó el contacto del ruso y lo llamó.

- Priviet - contestó el comisario con voz profesional.

- Hola Volkov - saludó de vuelta.

El ruso notó de inmediato que algo no estaba bien con la voz de Horacio, preocupado le preguntó si estaba bien o si algo ocurría.

- No te preocupes, solo enfermé, pero estoy bien - respondió.

- ¿Estás seguro? No te oyes bien -

- Si, si - intentó convencerlo el de la cresta - Quería pedirte un favor - aclaró de inmediato para poder volver a dormir.

- Dime -

- No podré ir a la tienda hoy, ¿es posible que dejes un letrerito en la puerta que diga que no abriré? Se que estas trabajando, si es un problema no lo hagas -

- Claro, claro, no te preocupes, vuelve a dormir. Si no te molesta te iré a visitar después del trabajo - le dijo con la esperanza de volver a verlo después del medio mes que habían estado casi sin verse.

Pero Horacio ya estaba fuera de sí y había dejado de prestar atención para volver a cerrar los ojos y calmar el dolor de cabeza que no le dejaba pensar con claridad.

- Si... si - contestó antes de colgar y quedarse dormido con el móvil en la mano.

Volkov escuchó el pitido que indicaba el término de la llamada y miró la pantalla de su teléfono con preocupación, sabía que Horacio podía ser muy caótico y le preocupaba que no se estuviera cuidando como se debe, ir a visitarlo era lo mejor que podía hacer.

Sin perder el tiempo, se subió al coche patrulla y pegó con cinta adhesiva un letrero hecho a mano en la puerta de la veterinaria, satisfecho con su trabajo, siguió patrullando hasta el final de su turno. Antes de dirigirse al edificio de Horacio, pasó por una tienda y compró un par de cosas que creyó serían de ayuda para el resfriado de Horacio, aunque no estaba seguro de que tan grave era.

Subió por las escaleras con una bolsa de papel en la mano hasta llegar al segundo piso, tocó la puerta del apartamento, pero nadie contestó, golpeó un par de veces más y esperó pacientemente, pero ya comenzaba a preocuparse. Giró el pomo de la puerta para asegurarse de que estaba sin llave, y para su suerte lo estaba. "Tendré que decirle que comience a cerrar bien la puerta" pensó por la falta de seguridad.

En cuanto puso un pie dentro del apartamento, notó que el frío que hacía era exactamente igual al de afuera, no era eso lo que se esperaba de un recinto domiciliario habitado, preocupado buscó si había una ventana abierta, pero todas con las que se cruzó estaban cerradas. En medio de su búsqueda no pudo evitar percatarse del desorden del apartamento, había documentos importantes en el suelo, ya que no cabían en otro lugar, los utensilios de cocina, si bien estaban limpios, tampoco cabían en los cajones ni en las repisas de la cocina, la mesa del comedor, que parecía ser usada para absolutamente todo, también estaba plagada de objetos, entre los cuales había una planta que luchaba por sobrevivir.

- ¿Horacio? - llamó en voz alta.

Pero no hubo respuesta, alterado llamó una segunda vez.

- Acá - escuchó en una pequeña voz.

Siguió la suave voz que le contestó hasta la pequeña habitación donde había solo una cama, un estrecho armario y una mesa de noche con una lámpara. Inmediatamente fijó su vista en el hombre cubierto de mil cobijas en la cama.

- ¿Horacio? - preguntó confundido.

- Hola - saludó con un intento de sonrisa.

- ¿No me escuchaste decir que vendría? ¿Qué tal estás? -

- La verdad no, no te escuché. Y bueno, creo que he estado mejor - le contestó con una ligera risa que rebotó en su cabeza.

- Está helado acá, ¿Qué pasó? -

- Nada, siempre es así, no me arreglan la calefacción y este edificio de mierda está mal hecho - respondió molesto.

- ¿Eso es legal? - preguntó impactado.

Horacio se limitó a encogerse de hombros, dudaba que lo fuera, pero en su momento eso era lo que menos le importaba, él había llegado a ese lugar porque necesitaba un apartamento barato para no volver donde su madre después de todo.

Volkov negó con la cabeza y pasó a posar su mano en la cabeza de Horacio para estimar su fiebre.

- Pero... Horacio estás hirviendo -

- ¿En serio? - preguntó con inocencia - Bueno, ya se me pasará, no es nada nuevo -

- ¿Cómo que ya se te pasará? - cuestionó el ruso alarmado - Tú estás loco si crees que te dejaré así -

Horacio intentó protestar, pero tanta habla ya le estaba pasando factura. Sin esperar una respuesta, Volkov dio media vuelta y dejó la bolsa de papel sobre la encimera de la cocina colmado de utensilios de cocina. Buscó un paño limpio y lo humedeció, lo dobló para formar un pequeño rectángulo y caminó rápidamente hacia la pieza de su paciente. Dejó el paño húmedo sobre la frente de Horacio y se marchó nuevamente.

Comenzó por preparar una simple sopa de pollo que recordaba que su madre le hacía cuando caía enfermo, mientras eso se cocinaba, recogió todos los papeles y los juntó en un solo lugar, tiró algunas cosas que a su parecer solo ocupaban espacio y ordenó otras de la manera más eficiente posible, de todas formas no había mucho que pudiera solucionar, ya que el apartamento en si era pequeño.

Una vez la sopa estaba lista, la sirvió en un plato hondo, y junto con una cuchara, los puso en una bandeja que encontró por ahí. Caminó con mucho cuidado de no derramar nada y posó la bandeja de madera en la mesa de noche junto a la cama. Inspeccionó el estado del paño húmedo, se había calentado, debía enfriarlo para volver a utilizarlo.

Inmediatamente se percató de que Horacio estaba durmiendo, y no quiso despertarlo aunque fuese para comer. Con el paño entre sus manos, volvió a la cocina para humedecerlo con agua fría nuevamente y volver a doblarlo como antes. Lo puso sobre la frente del enfermo, y una vez no hubo más trabajo que hacer, se agachó en el piso junto a él para observar su sueño apacible.

- Ojalá pudiera llevarte conmigo - le susurró mientras acariciaba su cabello.

Used to You - Volkacio AUWhere stories live. Discover now