Extra 2

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Alisando el cuello de su camisa y evaluando si usar o no una corbata, Volkov miraba de reojo a su compañero a través del espejo, el hombre de cresta lila yacía sentado a la orilla de la cama con el teléfono móvil pegado a la oreja y con expresión acomplejada.

- La niñera canceló la cita - le informó el de la cresta al ruso luego de terminar la llamada.

Volkov colgó la corbata azulada en el espejo de cuerpo completo, y caminó hasta sentarse junto a Horacio.

- ¿Y qué hacemos? No podemos dejarlos solos - preguntó el peligris.

- Pues... - pensó por unos segundos - Sólo se me ocurre una solución la verdad -

Desbloqueando el teléfono entre sus manos, accedió a la agenda de contactos hasta llegar a la letra C. Seleccionó el número y aproximó la bocina a su oreja, esperando tan solo un par de pitidos hasta que una voz ronca se escuchó del otro lado.

- ¿Qué pasa? - le cuestionó Conway de inmediato.

Horacio bufó en silencio y sonrió ligeramente, llamarlo siempre era toda una historia.

- Necesitamos tu ayuda. - dijo yendo directamente al grano - Íbamos a salir con Viktor, pero la niñera canceló la cita y ya no tenemos quien cuide a los niños - explicó.

- ¿Salir a dónde? - le interrogó husmeando.

Horacio suspiró.

- Daremos una vuelta, cenaremos fuera, ya sabes, una cita como una pareja casada - contestó destacando el último punto.

Últimamente habían dedicado todo su tiempo a sus hijos y al pequeño nuevo integrante anaranjado que había llevado Mateo a la casa, lo amaban con todo su ser, pero era una bola de energía agotadora que se potenciaba con los niños, y creyeron que era tiempo de una tarde a solas.

- Hmm - fue la única respuesta del hombre canoso.

Horacio sonrió intentando enmascarar la irritación, siempre se hacía de rogar.

- Bueno, si no quieres lo entiendo, no te preocupes, puedo llamar a... -

- Llego en 30 minutos - le interrumpió Conway, cortando la llamada sin esperar una respuesta de vuelta.

Horacio no pudo evitar reír, sabía que amaba a los niños, eran como sus nietos, los hermanos lograban sacar su punto blando y amable como nadie sabía hacerlo.

Se volteó rápidamente hacia el ruso que lo miraba expectante, las ligeras líneas que se dibujaban en su frente al levantar las cejas lo hacían verse más maduro, y a Horacio le encantaba, no podía creer como con cada año que pasaba le atraía más y más.

- Solucionado, - le informó con una sonrisa - no se cancela nada -

En respuesta Volkov asintió con la cabeza y se levantó para seguir con su dilema de la corbata.


Los treinta minutos pasaron muy rápido, mientras Volkov se cercioraba que Amalia comiera su cena y Horacio le explicaba a Mateo que volverían en la noche, sonó el timbre de la puerta principal. Amalia se levantó de su silla ignorando los regaños de su padre y Mateo se excusó adecuadamente para encontrarse con su hermana en la puerta y adoptar un saludo militar. Horacio y Volkov no entendían nada, el ruso miró al moreno buscando explicaciones, pero en respuesta solo pudo encogerse de hombros, claramente era cosa de Conway. Sin ni un poco de paciencia, el hombre de canas abrió la puerta e ingresó como si de su casa se tratase, y lo primero que buscaron sus ojos fueron los niños sonrientes que lo esperaban muy ordenados uno al lado del otro, Conway no contuvo su sonrisa orgullosa.

Used to You - Volkacio AUWhere stories live. Discover now