Parte 7

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Si bien aún no era invierno, el otoño de ese año estaba siendo especialmente helado, protegiendo su cuello del frío con la chaqueta que llevaba puesta, lamentó no haber llevado una bufanda. Observó la hora en su teléfono, se había puesto de acuerdo con Volkov para cuidar a Amane nuevamente e iba algunos minutos más temprano. Luego del fatídico día en el que fueron a ver a su madre, Volkov se había asegurado de hacerlo sentir acompañado, solía mandarle mensajes para preguntarle por su estado, pero ya estaba bien, ya no pensaba al respecto, tan solo se sentía un poco angustiado por mostrarle ese lado al comisario, pero si el sentimiento que crecía en su corazón era real, entonces sabía que no debía avergonzarse de su pasado o ese lado de su vida frente a él, además, su actitud y respeto hacia él no habían cambiado, no lo había despreciado ni mucho menos, y eso era muy importante para Horacio.

Llegando al edificio, subió por el ascensor hasta el séptimo piso y llamó a la puerta del apartamento, el ruso se demoró más de lo usual en aparecer, y por un momento se preguntó si acaso había llegado muy temprano, pero antes de poder revisar nuevamente la hora el rostro de Volkov apareció por la puerta, su cabello estaba húmedo y despeinado y su piel ligeramente enrojecida, pero eso no fue lo que más le llamó la atención, solo llevaba puesto sus clásicos pantalones grises, el torso lo llevaba completamente desnudo, y Horacio no pudo evitar sonrojarse profundamente.

Sin prestarle atención al de la cresta, el comisario lo hizo pasar y se disculpó por la demora, su mente vagaba por toda la habitación y no notó realmente la reacción de Horacio.

El recién llegado se sentó en el sofá observando de reojo el pálido cuerpo a corta distancia de él, de inmediato se percató de varios rasguños en sus brazos y manos que parecían ser vestigios de la brusca forma de jugar del felino, y también notó cicatrices que demostraban los años de servicio que llevaba el comisario.

Amane no tardó en darse cuenta de que su cuidador había llegado, y emocionado saltó al sofá y se restregó cariñosamente contra él.

- Creo que Amane ya te tomó mucho cariño - le dijo observando la actitud del gato.

Horacio intentó contestar algo, pero de su labios no pudo salir más que un nervioso sí, confundido por la actitud del hombre por fin lo observó con detención y se dió cuenta que su rostro estaba completamente rojo y evitaba mirarlo, de repente recordó que aún no se vestía por completo. No esperaba que Horacio reaccionara así, pero verlo en ese estado provocó que su estómago se encogiera ligeramente, no era la primera vez que otra persona lo veía sin camisa, pero de repente el significado de aquello cambió por completo, provocando que se excusara para terminar de alistarse en su habitación.

- Amane que mierda me pasa, soy un idiota - le dijo al gato recostado a su lado.

"¿Desde cuando reacciono así? Esto es estúpido, yo no soy así" pensó frustrado, "Solo me tomó por sorpresa".

- También es su culpa por ser tan guapo - le susurró al felino.

Unos minutos después, Volkov volvió a la sala completamente vestido y listo para salir, rápidamente se despidió del hombre y del pequeño gato y bajó hasta el garaje para montarse en su coche hacia comisaría.

Las instrucciones de ese día fueron especialmente rápidas, los alumnos estaban aprendiendo ya y adquiriendo las técnicas que Volkov les quería enseñar. Satisfecho, abandonó la comisaría cerca de media hora antes de lo planeado, llegando al garaje del edificio en solo un santiamén. Subió por el ascensor y se acercó a la puerta para abrirla, pero el ruido de una conversación interrumpió sus pasos a solo centímetros de girar el pomo.

- ¿Crees que deba intentarlo? - escuchó a Horacio hablar seguramente desde la sala - Me da algo de vergüenza sinceramente... Tu padre es muy guapo - se lamentaba.

La única respuesta que recibió fue un fuerte maullido.

- ¿Debería invitarlo a salir? -

Avergonzado, Volkov se alejó de la puerta, sentía como si estuviera invadiendo una conversación privada, aun cuando solo hablaba con su gato. Sin saber qué hacer volvió al ascensor, bajó un par de pisos y volvió a subirlos por la escalera con la esperanza de que en un par de minutos la conversación hubiera terminado.

Haciendo la mayor cantidad de ruido posible, se limpió los pies en la alfombrilla y giró el pomo de la puerta para anunciar su llegada, cuando entró por la puerta carraspeó un par de veces y caminó tranquilamente hacia el sofá de la sala donde Horacio jugaba con Amane con su juguete de plumas.

- Hola, - le saludó Horacio - llegaste un poco más temprano ¿Había poco trabajo? -

- Si, las instrucciones acabaron antes de lo esperado, hay buenos alumnos esta temporada - contestó orgulloso.

Levantándose del asiento, Horacio se despidió de Amane cariñosamente y se puso la chaqueta sobre los hombros. Caminó hacia la puerta del apartamento esperando que Volkov lo siguiera de cerca.

En el trayecto al edificio de Horacio, conversaron animadamente sobre su día, Volkov relataba las hazañas de los subordinados más prometedores, y Horacio habló de los casos interesantes que le habían llegado ese día a la consulta veterinaria, ni siquiera se percataron cuando el viaje llegó a su fin hasta que el ruso automáticamente aparcó en la acera.

- Hmmm, ¿puedo hacerte una pregunta? - consultó Horacio una vez apagó el motor.

Volkov se tensó, ya sabía que sería aquella pregunta, Horacio tomaría el primer paso y lo invitaría a salir, en su mente comenzó a armar las mejores palabras con las que podía acceder a ello, pero no podía evitar ponerse nervioso, no solía hacer ese tipo de cosas, si bien era un hombre bastante cotizado, fuera de su relación con Horacio, se comportaba de manera bastante fría y nadie se aproximaba a él, aunque en realidad él tampoco había mostrado mucho interés en nadie.

Con el estómago revuelto asintió, pero antes de poder hablar, el teléfono de Horacio le interrumpió. Disculpándose y haciéndole entender que solo se demoraría un segundo, bajó del auto y contestó la llamada. El comisario no alcanzaba a escuchar la conversación, ni tampoco quería espiarlo, pero no pudo evitar ver como su expresión se endurecía conforme la persona al otro lado de la línea se explayaba, no se demoró mucho, solo escuchó lo que le tenían que decir y asintió un par de veces, colgó el teléfono y suspiró negando con la cabeza.

Volviendo hacia el vehículo se asomó por la ventana del copiloto y se agachó apoyándose en el marco de la ventana.

- ¿Todo bien? - le preguntó Volkov.

- Si, si. No hay problema - contestó sin mucho entusiasmo.

No muy convencido con la respuesta, pero sin querer presionarlo, le cuestionó cuál era la pregunta que quería hacerle.

- Ah, si, bueno, hmmm - comenzó intentando armar una frase en su cabeza - Estaré algo ocupado estos días y no creo poder cuidar de Amane... ¿Es un problema para ti? -

Confundido y decepcionado, Volkov negó que fuese un inconveniente y le deseó suerte en lo que sea que tuviese que hacer.

- Muchas gracias - respondió con una leve sonrisa - Nos vemos -

Una vez se despidió, dio media vuelta e ingresó en el edificio.

¿Qué acababa de pasar? Volkov estaba 100% seguro de que lo invitaría a salir, lo había escuchado en su apartamento, ¿Quién lo había llamado y que le habían dicho como para cambiar tan repentinamente su actitud? No se veía triste, pero si incómodo, solo esperaba que no fuese nada malo y que pronto las cosas se normalizaran para poder verlo otra vez.

Una vez de vuelta en su apartamento fue a buscar a Amane y lo levantó para hablarle a su altura.

- ¿Qué le dijiste, malagradecido? - le cuestionó antes de abrazarlo y llevarlo a dormir.

Used to You - Volkacio AUWhere stories live. Discover now