Shadows of the Night. Hogwarts.

No todo es malo.

Caminamos a la sala común, ya no había personas, caminábamos en silencio.

Podía escuchar la respiración de Tom, sus pisadas, el movimiento de su cuerpo.

La luna era la única luz en ese pasillo.

- Espero no toparnos a Filch. - Dijo Tom.

- No creo, no es tan tarde pero tampoco tan temprano. - Dije y Tom soltó un pequeña risa.

dios q guapo.

- Ya casi llegamos. Oh no... La gata de Filch... Carajo. Ven por aquí. - Dijo Tom.

Me tomo de la mano y caminamos hacia unas paredes.

- Tom... Viene para acá. - Dije señalando a la gata. 

- Si.... Pues ¡Corre! -  Grito Tom.

Se movió rápidamente y fui atrás de el.

Parecíamos pendejos corriendo por todos los pasillos, wey y yo clm vestido mames, casi me parto la madre.

Pudimos esquivar a Filch.

- Estuvo cerca. - Exclame riendo.

- Ni me lo digas. Pasa. - Dijo abriendo la puerta de la sala común.

- Gracias. - Entré a la sala común.

Estaba oscura y la chimenea se estaba apagando.

- Hace un poco de frío. - Dijo Tom mientras acomodaba su cabello.

- Sí, el fuego se está apagando.

- Pues vamos. Debemos descansar. Que mal que mañana tengamos clases.- Dijo.

- Bien, vamos. Sí, que mal.

Subimos las escaleras y llegamos a los dormitorios de las chicas.

- Pues no puedo pasar más alla, asi que... Hasta luego Christine. - Dijo con una media sonrisa.

- Adiós Tom, gracias por acompañarme. - Dije.

- No hay de qué. Te vez muy linda. Me gusta tu vestido. Me gusta... Cómo te vez. Hermosa. - Se inclinó un poco y besó mi mejilla.

Sonreí nerviosamente.

Recordé que tenía su saco.

- Tu... Saco...  - Dije quitándomelo. - Toma... Gracias. - Extendí mi mano con el saco hacia él, pero rechazó mi propuesta.

- Oh no, no. Es una noche fría. El recorrido de aquí a tu habitación es largo. Llévatelo, me lo das mañana. - Dijo y se giró. Comenzó a avanzar.

- ¡Gracias! - Grité. Él me miró y sonrió.

Imité su acción y caminé hacia mí habitación.

Cerré la puerta.

Me quité el saco y lo acerqué a mi nariz.

Seguía teniendo su aroma.

Me quedaba grande.

Tenía sus brazos muy largos.

Sonreí al recordar cómo se veía con su cabello suelto vagando por su cara.

Su sonrisa. Y como su  cara estaba roja por bailar tanto.

Divino.