Camila: Buen día -Saludo tímidamente acercándose a la mujer.

Por sus facciones dedujo que no debía de tener más de veintidós años.

XX: Buen día -Saludo con voz rasposa y algo que parecía ser desagrado en sus palabras, sin voltear siquiera a mirarla. Era como si estuviese intentando decirle que no la quería allí.

Pero Camila era terca e iba a quedarse.

Camila: Si me permite ayudarla -Le dijo amablemente con una cálida sonrisa en su rostro- tal vez Lucy, la dueña de aquel folio, podría ser una buena elección-Recomendó- ¿No es cierto, Troy?

No es como si Camila no quisiera tatuarla, pues lo habría hecho con gusto, pero ella pensaba que sus tatuajes no eran lo suficientemente buenos como para adornar la perfecta piel de aquella maravillosa nueva clienta.

Además no estaba acostumbrada a tatuar serpientes que engullían sus propias cabezas.

Troy: Tiene razón. Lucy tiene buenos diseños y...

XX: Sus dibujos no son lo que busco, en realidad -Confeso mientras abría el folio de Camila lentamente, como si temiera romperlo, y comenzaba a observar cada uno de sus tatuajes. Muchos eran tatuajes pequeños y delicados, y muy pocos tenían la perversidad y tamaño suficiente que la joven probablemente estaba buscando.

Camila: ¿Por qué no Vero? Es la dueña de aquel folio y puede...

XX: No, gracias. Descarte sus dibujos en cuánto abrí el folio.

¿Los había descartado?

Camila estaba sorprendida por esto, pues los diseños de Vero siempre solían llevar un toque de maldad en ellos, tanto como si se trataba de un murciélago como de un osito de felpa.

Si alguien quería un diseño realmente maligno, como tal vez lo deseaba esa chica, claramente escogían a Veronica Iglesias.

Camila: ¿Por qué no...?

XX: Me gusta este folio -Dijo a Troy, ignorándola completamente-. Quiero que su dueño haga mi tatuaje.

Troy: Bien... Camila, ella es Lauren Jauregui. Vas a tatuarla.

La joven de inmediato se dio media vuelta cruzada de brazos con una de sus perfectas cejas elevadas. Era incluso mucho más hermosa de cerca, y a la vez, mucho más intimidante. Lentamente se quito las gafas de sol, revelando de esta forma los ojos verdes más hermosos y fríos que jamás había visto en su vida, los cuales estudiaron su cuerpo detenidamente.

"Mierda, Cabello. Debiste quedarte en tu sitio. ¡Debiste quedarte! Ahora seguramente va a despreciarte y va a hacer de tu trabajo un martirio... O se reunirá con sus compañeros de la secta satánica a la que probablemente pertenece y te lanzara una maldición. ¡Bravo, Cabello! ¡Bravo!"

Lauren: Es un gusto conocerte, Camila -Dijo extendiendo una de sus manos, la cual Camila estrecho nerviosamente. Su tacto era cálido, casi acogedor,y sus manos la sujetaban con firmeza, como si realmente estuviese deseando hacerlo.

Camila: El gusto es mio, señorita Jauregui... ¿Le importaría acompañarme? -Intento sonar segura, pero el temblor en su voz fue inevitable. ¿Cómo iba a dibujar un demonio lo suficientemente malvado como para que la chica de negro se sintiera a gusto con el? Las cosas oscuras no eran su especialidad. Su especialidad eran los tatuajes sutiles y delicados, de esos que los padres hacen en honor a su hijo recién nacido.

La Tatuadora de Libélulas |CAMREN|Where stories live. Discover now