Capítulo 1

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Camila Cabello jamás llegaba tarde al trabajo.

Siempre podía encontrársela entrando a tiempo al local de tatuajes, la mayoría de los días portando suéteres de cuello alto, ajustados pantalones, converse sucios y gorras hacía atrás de diversos colores.

Ese día no fue la excepción.

XX: ¡Buenos días, Camila! -Saludo un hombre bastante alto y de cabellos rubios en cuánto la vio llegar. Era el recepcionista del lugar y tenía un hermoso sol tatuado en la base del cuello, al igual que un ángel con rostro de mujer cubriendo todo su brazo, el cual Camila se había encargado de tatuar. También tenía una perforación en el labio y un par en sus cejas.

Camila: Buen día, Troy -Respondió con una sonrisa mirando sus ojos azules durante algunos segundos-. Ally quiere saber si la acompañaras al hospital infantil para leerle a los niños después del almuerzo.

Ally era una de las muchas hermanas adoptivas que Camila tenía, la novia de Troy y el rostro del ángel.

Troy: Por supuesto -Asintió con una sonrisa-... Jamás me lo perdería.

Luego de esta corta conversación la chica fue a su área de trabajo, deteniéndose antes para saludar a Simón, el jefe y dueño del local, y a sus demás compañeros.

Si te acercabas al área de Camila Cabello no habrías encontrado nada fuera de lo común. La pared estaba repleta de grafitis de colores metalizados y llamas alrededor que citaban frases de diversos libros que se habían ganado su corazón, y había pequeñas personas con aspectos de ángeles llameantes saltando y jugando entre las letras. También tenía varios dibujos hechos por sus hermanos menores en otra parte de la pared, la cual estaba tan llena que pronto necesitaría un nuevo lugar para colocarlos.

Como dije, nada fuera de lo común.

Durante las tres primeras horas el lugar estuvo tranquilo y Camila solo realizo un par de pequeños tatuajes de los cuales estaba muy orgullosa.

...Fue cuándo ella llego, lista para cambiar su vida, aunque en un primer momento ninguna de las dos lo noto...

La campanilla de la puerta principal alerto a todos de que alguien había entrado, pero solo Camila se volteo a mirarla.

Llevaba pantalones ajustados, botas altas, una chaqueta de cuero abrochada hasta el cuello y un beanie, todo de color negro. Sus ojos estaban cubiertos por gafas de sol y sus perfectas facciones sobre una tersa piel pálida no demostraban más que seriedad.

Camila sonrío. Seguramente sería una de esas locas clientas que pedían enormes calaveras en sus espaldas, o feroces y malignas serpientes enroscándose por su pierna y ascendiendo hasta devorar uno de sus pechos.

Camila, completamente hipnotizada, la observo acercarse a Troy.

Tenía un andar elegante y decidido, y su cabeza siempre se mantenía en alto, como si viviera sola en el mundo y las oportunidades de tropezarse fuesen nulas.

Era guapa. Realmente lo era. Camila podía darse cuenta de esto a la distancia.

... Sus facciones esculpidas, sus labios pintados con un labial oscuro, la forma en la que hizo su cabello a un lado al caminar... ¿Sería posible que ella fuese real? ¿No estaría alucinando?

Sus manos pasaban las páginas de los folios con delicadeza y observaba cada diseño un par de segundos, y poco a poco parecía descartar a cada tatuador del local... Hasta que solo quedo un folio.

Camila se acerco a la chica rápidamente. Al contrario de ella su andar era torpe, y constantemente solía tropezar con las cosas a su alrededor.

Ese día tuvo suerte y nada interrumpió su apresurado andar.

La Tatuadora de Libélulas |CAMREN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora