Capítulo 24

92.4K 5.6K 4.2K
                                    

Pasaron exactamente tres meses luego de que Lauren se marchara.

La tatuadora no la había olvidado, pero debió aprender a vivir sin ella.

Si volvía a verla no quería estar destrozada... Si volvía a verla quería que la pintora sintiera que su sacrificio había valido la pena.

¿Se había enojado con Lauren? Por supuesto, pero solo al principio...Luego supo que ella habría hecho lo mismo para no dañarla.

Ese día Troy y ella llegaron a la tienda de tatuajes cinco minutos antes junto a la pequeña Brooke, de cinco meses. Ally estaba demasiado ocupada en ese momento arreglando las cosas en el departamento al que se mudaría junto a su nueva familia, así que al hombre no le había quedado más remedio que llevar a su hija al trabajo... Y esta es la historia de cómo Troy terminó con un bolso rosa en su hombro.

Camila: Es tan pequeña -Dijo por segunda vez en el día. En realidad, Camila repetía esto cada vez que veía a Brooke, quien parecía ser menor de lo que era.

Troy: Siempre pensé que la tía del Bullying sería Dinah... Ya veo que me equivoque.

Camila: Es inevitable, Troy -Se excuso-. ¡Mírala! ¡Estoy segura de que ese sonajero es más grande que su cabeza!

Troy: No exageres -Pidió mientras besaba la pequeña cabeza de su hija, quien intentaba arrancar cada parte del pequeño sonajero con sus encías-. Vámonos de acá, Brooke. No escuches a tu tía fastidiosa. Ella solo tiene celos porque tienes el papá más guapo del mundo...

Y aunque Camila rió ante la broma, en su mente las palabras le hicieron recordar a su hermosa pintora de enorme ego.

Se preguntó si la volvería a ver.

Se preguntó si aun la amaría.

Se preguntó si aun la recordaría.

Y, más importante aún, se preguntó si aún vivía.

***

Camila escuchó la campana de entrada sonar y se volteó a mirar... No tenía a nadie a quien tatuar, así que era lo más interesante que podía hacer.

Se sorprendió al notar que Austin entraba al lugar, y mucho más al verlo hablar con Troy para luego dirigirse a su puesto.

Austin: Buen día, querida -La saludó antes de dar dos besos en su mejilla.

Camila: ¿Por qué tan feliz? ¿Encontraste algún novio?

Austin: ¡¿Novio?! ¡Qué asco! -Exclamó mientras fingía vomitar-. No tengo novios. Me acuesto con el primero que llega, ya lo sabes... Soy una puta.

Camila: Sí, creo que lo entiendo -Rió.

Austin: Mira mis uñas -Dijo a la tatuadora con una enorme sonrisa-. ¡Son de color rosa! ¡Cómo mi camisa!

Camila: Son... muy bonitas - "No te burles, Camila. No te burles"

Austin: Seguro te has preguntado por qué he venido -Dijo luego de unos segundos mientras colocaba sus manos rodeando su propia cintura-. La perra Mahone quiere un tatuaje.

Camila: Interesante -Murmuró con una sonrisa-. ¿En qué estas pensando?

Austin: Quiero que tatues mi propia silueta en mi brazo...

Camila: Bien. Nada muy difícil.

Austin: Tiene que ser perfecto, Mila -Casi suplicó-. Este tatuaje será muy importante para mí luego de la cirugía.

La Tatuadora de Libélulas |CAMREN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora