──── ¿Usted? como cree, por cierto, nunca me llamo, así que nunca me afirmo si le gustaría o no el marco de fotos.
────Cierto, es que estuve ocupado en casa, ya sabes Argi.
────Cada que me habla de él me da más ganas de que termine de una vez.
Argentina lo miro enojado antes de darle un fuerte empujón donde cayó de cara, se miraron desafiantes, esperando que el otro haga el primer movimiento.
────Nos queremos mucho Colo, además tú también tuviste problemas con tu cariñito. ────canturreo asiendo sonrojar y tartamudear al colombiano que lo había recibido tan temprano.
────Claro, pero, sería bueno que la gonorrea no sea tan celoso con usted. ────añadió para volver al tema original, que era su amigo y su actual pareja.
Se abalanzo encima de él asiendo forcejeos uno por evitar que saliese y el otro por salir, la diferencia de fuerza era notoria, posiciono ambas manos a los lados del azabache que respiraba agitado.
────Como te preocupas por mi Coco. ────volvió a canturrear, haciendo reír levemente al castaño quien le revolvió el cabello con cariño por las ocurrencias del menor.
────Claro que me debo preocupar por usted. ────le siguió acariciando el cabello pues le gustaba mucho.
Temía repetir lo de la noche pasada, grito con fuerza siendo ignorado pues metió una de las manos bajo la camisa que tenía
────Oiga, ¿Qué paso con su camisa? ────pregunto inocente al ver que, aparte de estar desacomodada le faltaba un pequeño botón
────Oh, no me di cuenta, la lavadora debió haberla maltratado. ────excuso.
Al intentar quitárselo de encima pateo el estómago del argentino pudiendo al fin respirar sin el peso superior en su abdomen.
────Te veo sobando mucho tu cabeza ¿Él lo empujo? ────pregunto enojado por pensar en la posibilidad de que su amigo era golpeado.
──── ¡Oh! no, no, no, no, Coco, solo me caí, tranquilo, Argi no me hace nada. ────negó varias veces, sonando divertido y sorprendido.
Lo empujo, haciéndolo caer por las escaleras, donde, al final, se dio un golpe en la cien, donde sangro, al bajar noto que estaba desmayado.
────Si le hace algo, no dude en decírmelo, yo siempre le creeré a usted.
Salió de ahí, sin intención de mirar atrás, pensó que lo mataría, supuso que Argentina era más fuerte de lo que espero, no se arrepentía en realidad, corrió a la parte de arriba donde tomo las únicas llaves de la casa a parte de las suyas.
────Gracias, Coco, me siento mejor.
Salió de aquella casa cerrando ventanas y la puerta, mirando por última vez al argentino deseando que, al regresar, pues si, regresaría, para terminar lo pendiente.
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