Estaban recostados en la amplia cama, sin hablarse pues uno tenía la boca tapada, removiéndose de un lado a otro, apretando sus piernas, tratando de ser soltado. Sentía la pierna de Argentina restregándose en su trasero, mientras la rodilla evitaba que las cerrara. La única mano libre apretaba su pecho.
────Y-Ya para. ────pidió cuando su boca fue levemente soltada por sus forcejeos, con esa mano, su cuello era besado y mordido con fuerza, un bulto siendo restregado con insistencia en su trasero lo alteraron más.
Argentina no hablaba, ni escuchaba lo que le decían estaba concentrado en darle un pequeño castigo, no debió llevarlo a comer, fue tonto premiarlo por un acto que ameritaba algo más drástico, además, hace mucho quería hacerlo con su novio.
Sentirlo temblar, con ganas de llorar, y la respiración agitada, sin que intente arañarlo o golpearlo, le había gustado más de lo que creyó, ya entendía porque su padre lo hacía, se sentía bien poner sumiso a su novio, doblegarlo.
Tomo la mano temblorosa para ponerlo en el bulto de su pantalón ────Sácalo. ────ordeno aprovechando el evidente miedo en su novio, tomo la mano de este haciendo que sacara su miembro semi-erecto, haciendo que lo acariciara desde la base hasta la punta, que apretara levemente en determinados momentos.
────Perdóname. ────le susurro.
Argentina reía para sus adentros, tantos años de conocer a su novio, ya sabía que nunca se disculpaba sinceramente, sabía que le mentía, era tirarse a un precipicio confiar en él, lo que lo había enamorado era simple, su parecido con su querido papá, desde el tamaño hasta los gestos, incluso los gritos, era como escucharlo, le hubiese gustado que tuviese la personalidad, en ello no se parecían en nada, no obedecía, no era afectuoso, extrañamente también le gusto aquello.
El sentimiento de doblegar a alguien era indescriptible, saber lo que ara sin que te lo diga, saber lo que piensa con solo mirarlo, infundirle miedo con una simple mirada, decirle lo que hará con un simple gesto, eso quería él, pero, extrañamente amaba esa parte agresiva, ese carácter arisco y controlador, se sentía bipolar al divagar de más en su amor por el azabache tembloroso.
Tal vez fue por ello que se le quitaron las ganas de castigar a Perú, lo dejo de tocar para arroparlo, darle las buenas noches y dormir finalmente dejando tembloroso a su novio que no pudo dormir, cada pequeño movimiento lo ponía alerta, cuando sus cuerpos rozaban le daba escalofríos, nunca sintió la cama tan pequeña hasta ese momento.
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