Diez

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Entre tantos libros y paginas puedes perder tantos recuerdos.

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Nunca han querido cambiar algo del pasado. Todos dicen si hubieran hecho eso, si hubiera dicho eso, si hubiera ido. Pero realmente no puedes cambiar algo que ya fue escrito en tus paginas posiblemente lo olvides, pero bórralo jamás, existen cosas que uno no puede cambiar y otras que sí, solo queda vivir pues la vida fue hecha para eso y solo pensar en el pasado por unos minutos no por días ni meses puede que una noche, pero no agobiarse por algo que ya paso.

Luis maldijo por dentro, aquella persona que tanto amaba y que siempre pensó que solo lo veía como un mejor amigo, correspondía a sus sentimientos. Pero esto no es una historia de romance cliché o ¿sí?, bueno eso ya no importa.

Antes de cometer una estupidez, necesitaba dormir, porque no quería desmayarse a mitad de camino. Se acostó, miro el libro, sin tan solo no hubiera sido tan estúpido sobre las indirectas que le daba Noah. Ahora que lo pensaba, se veía tan obvio el amor que le tenía. ¡por los cielos! Parecía un adolescente enamorado por primera vez, pero la verdad él fue el único que le ha gustado desde su adolescencia, y que ahora ese pequeño enamoramiento se convirtió en el amor que provoco estragos en su vida ya de adulto.

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Sin querer la mañana llego, cambiando la noche fría en una mañana helada, se notaba que muchas de las calles estarían repletas de hojas por lo arboles de la zona, Luis había madrugado, estaba decidido no cometería el mismo error.

Tomo las llaves de su casa y después de cerrar la puerta corrió al hospital, no tenía tiempo. La cuidad parecía más activa muchas personas transitaban por las calles del centro. Logro salir ileso sin tropezar, siguió su camino, se alegró de haber corrido por las mañanas durante un mes, gracias a eso logro llegar a tiempo y sin más entro.

No tomo el elevador subió los once pisos con rapidez, llegando en menos de cinco minutos a su destino, abrió la puerta de emergencias, pero lo que no esperaba era ver a Carlos la CIA en persona.

— El piso está restringido Sr. México —

Luis se quedó callado, pero él no iba irse sin ver por última vez a la persona que más ama, pero antes que reclamara, alguien mas alto le toco el hombre al agente.

— Te dije que...— Una paliza lo recibió donde rápidamente cayó noqueado.

— Por eso no es bueno meterse con un médico, sabe dónde golpear — Se sobo la mano que había recibió el impacto del golpe — Siempre quise decir eso—

—¡Élet!, ¡gracias! — Grito sorprendido el mexicano no se esperaba eso del más grande de altura.

— No es momento de agradecimientos, corre, yo los detengo, ya no tengo nada que perder — Sonrió, El mexicano antes de irse corriendo abrazo a su amigo y se fue en busca de la habitación de su amor de la adolescencia — Bueno es momento de aplicar lo aprendido por eso libros de secuestros— Cargo a Carlos y se alejó del área.

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El mexicano logro llegar a la puerta, "piso 11 habitación 120", recordó las palabras de su amigo, por que se le hacía tan familiar el número, dejo de perder el tiempo y abrió la puerta para después cerrarla con seguro. La adrenalina se acabó y se dejó caer al suelo por un momento. Se levantó después de sentirse mejor, camino a la camilla, ahí estaba la persona que en varias ocasiones le hizo perder la cabeza. Pensó en lo que diría antes hablar ya que posiblemente sean sus últimas palabras dirigidas para él. Se sentó por última vez en aquella silla de metal que desde hace casi 8 meses ha estado usando.

— Soy un idiota — Tomo su mano con cuidado — Todo el tiempo pensaba en ti, y al parecer compartíamos pensamientos — Miro por ultimas vez su tranquila cara — Nunca pensé que tú me veías como yo te veía, fuimos tan estúpido se notaba a lenguas que nos amábamos, y yo tan pendejo por no notar tus indirectas — suspiro — Aquella vez en el parque cuando mencionaste que habías leído el mejor libro, te referías a mi ¿no?, me sorprende lo lento que llego a comprender las cosas, tarde casi 8 meses en entender a lo que te referías, soy un tonto — Rio amargamente — Me alegra que no te hayas rendido tratado que este idiota te haga caso, pero ¿Por qué de esta manera? —

Se inclinó un poco y con su mano libre le quito los pelos que tapa su rostro. Lagrimas cayeron a la cara del que reposaba en camilla, el mexicano cerro los ojos, suspiro por última vez y se acercó al estadunidense para poder unir sus labios en un tierno beso. José derramo varias lágrimas en el trascurso del beso, pero la sorpresa fue que correspondieron a su beso. Rápidamente se separó por la sorpresa, aquella sonrisa y esos ojos que lo volvían loco en secreto lo estaban observando.

Sin esperar más abrazo a la persona que ama desde hace siglos, y después de 8 meses al fin fue correspondido su abrazo. Moría en ese momento si todo eso fuera un sueño.

— Eres un idiota, no me vuelvas a dejar —se separó del abrazo y lo volvió a besar — Pero eres el idiota que más amo —

— Creo que ya leíste el libro — José frunció el ceño enojado.

— Claramente, para próxima vez, se más directo, eso nos ahorraría golpear a Carlos — Río un poco

Y antes de que preguntara el porqué del comentario, la puerta fue derivada entrando dos agencias y dos organizaciones.

— 0h, por eso te dicen pie duro, de todos modos, me tienes que pagar la puerta — Élet se encontraba con un ojo morado y estaba esposado por Carlos.

— ¡Genial, el bello durmiente, a despertó! — Élet grito creo que pasar un mes con una niña de 10 años le hizo mal y parecía estar muy calmado si tomamos en cuenta que esta esposado y golpeado — no, me arrepiento de nada —

— Yo tampoco— Susurro al estadunidense, el pobre apenas despertaba y de nuevo veía a José estado en problemas.

Les dije que este no era un libro de romance cliché. Noah se encontraba confundido, no entendí porque Élet estaba golpeado, porque la ONU y los dos agentes se encontraban furiosos con ellos. Noah interrumpió sus pensamientos cuando sintió la mano cálida de Luis tomando la suya, sonrió ante ese gesto y sin más hablo.


— Y ¿De qué me perdí? —

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Entre libros (UsaMex) (Terminada) Where stories live. Discover now