Capítulo 4

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La decoración del gimnasio era estupenda, las luces, los arreglos florales (si, ahora le presto más atención a eso), las mesas, todo. Cuando llegamos, ya había bastantes chicos, compañeros de curso de Dani y otros que iban de acompañantes, amigos de otro instituto, primos, vecinos, novios, etc.

Nos acercamos a un grupo reducido de chicas, que supuse eran sus amigas y nos quedamos ahí un rato, charlando de todo un poco. Después nos dirigimos a la pista y bailamos, la música era muy buena, no te daban ganas de sentarte.

-No te lo dije antes, pero... te ves... wow!- Me dijo al oído, para que pudiera escucharla bien, por la música.

-Gracias, tu también.- Repetí su movimiento.

-Me alegra que hayas venido.- Apretando ligeramente mi mano derecha. Bajé la vista para ver el contacto, además de sentirlo y volví a mirarla. No era que nunca nos hubiésemos tomado de las manos o del brazo, al caminar por la playa o el centro, pero esta vez se sintió diferente.

-A mí también.- Le respondí, sonriendo.

-Acompáñame al baño.

-Qué pasa?- Pregunté cuando llegamos, y veía cómo se cercioraba que no hubiera nadie allí dentro.

-Sabes que te quiero, cierto?

-Lo sé.- Sonreí, sorprendida. Nos quedamos calladas, viéndonos a los ojos, tratando de descifrar los pensamientos de la otra. Presentía que quería decirme algo más pero por alguna razón, no lo hacía.

Me acerqué a ella despacio, la tomé de ambas manos y acaricié su piel con mis pulgares. Mi cara estaba a centímetros de la suya, sus ojos se habían cerrado al momento de sentir mis manos. Esperé para ver si se alejaba, pero permanecía inmóvil. Acorté el espacio entre nosotras mientras cerraba los ojos, hasta que mi boca se topó con su boca.

Era la primera vez que la besaba y se sintió tan bien. Solté el agarre de nuestras manos, para llevarlas hacia su rostro.

Dani se separó de repente, avergonzada al escuchar que unas chicas entraban al baño, y luego de unos segundos salió casi corriendo. Yo me quedé un rato más, mirándome fijamente al espejo, algo aturdida.

Cuando estuve afuera, la busqué con la mirada entre sus compañeros. Me llevó unos minutos ubicarla y fuí a su encuentro. Ella me vió venir.

-Jamie, yo...

-No tienes que decir nada, está bien.

-Pero quiero hacerlo.

-No aquí, en tu casa.

Habría querido que la bese? Por qué me había llevado al baño... para decirme que me quería, y qué más? Qué pasaba por su mente en ese momento? Esas preguntas y muchas otras, rondaron toda la noche hasta que estuvimos en su habitación y ella habló.

-Me voy.- Soltó sin preámbulos, con la cabeza gacha. Estábamos una enfrente de la otra.

-Qué?- Sin entender.

-Me voy a Francia, de intercambio.- Levantó su cabeza para mirarme.

-Pero... si recién te graduaste...

-Lo sé, en el instituto donde estudio francés corroboraron mis calificaciones y me dijeron que fuí seleccionada, junto con otros cuatro alumnos, a viajar a Francia... para perfeccionarnos, convivir con el idioma.

No entendía nada de lo que decía, veía sus labios moverse pero yo no lograba escuchar. Todo había quedado en silencio. Estaba petrificada, casi que no sabía si aún podía respirar.

Otro continente... por cuánto tiempo se iría?. Qué haría yo? Qué haría con este sentimiento que me carcomía por dentro?

Podríamos estar separadas por tanto tiempo y por una distancia aún mayor a la que estábamos acostumbradas, sin que nos afectase?

-Escucha... Sé que tienes una lucha interna, la veo. También sé que cargas con muchas cosas y que te preocupan otras más.- Me sinceré.

Me abrazó de repente. Yo hice lo mismo.

-Sé que esto es inesperado pero... Tengo que irme...- Dijo esto con la voz quebrada, separándose un poco para mirarme. -Lo siento Jamie, estoy confundida. No quiero...

-Ey, tranquila.- La corté. -Lo resolveremos.

-No te rindas conmigo.- Me susurró al oído, mientras me abrazaba con más fuerza.

No iba a presionarla. No le diría que se quedara, por más que fuera lo que más deseara. Tendría que averiguar por ella misma, qué era lo que sentía, lo que quería, como yo lo había hecho.

Los meses pasaban y cuanto más me metía con la jardinería, más me daba cuenta de lo que me encantaba. De lo que me fascina, hoy en día.

A las plantas le dedicas tu amor, tu esfuerzo y tiempo, las nutres y ves sus frutos. Las ves crecer y todo cobra sentido.

Eso no siempre funciona con las personas. Algunas de ellas, para no decir la mayoría, representan un gran esfuerzo y dedicación, y al final dan muy poco a cambio.

SOULMATES (ALMAS GEMELAS) - Dani & Jamie (Bly Manor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora