No diré "Te Amo" (Samuel De Luque)

Capítulo 22 "Una decisión"

Me senté y puse mis manos sobre el manubrio.

-          Muy bien, debes presionar el acelerador y muy despacio sacar el embrague. ¿Entendido?- Lo notaba un poco nervioso.

-          Si…-Hice todo lo que me dijo y comencé a avanzar muy despacio con la moto.

-          Lo estás haciendo muy bien, ahora mete segunda y avanza un poco más.- Su manos estaban en la parte trasera de la moto, prácticamente no me tocaba.

Presione el acelerador, segunda, tercera, avance más rápido,

-          BAJA LA VELOCIDAD ABBY- Me grito Vegetta, pobre iluso.

-          ¿QUE TE CREES CHAVAL, QUE NINGUNA MUJER SABE CONDUCIR UNA MOTO?- Acelere cada vez más, en una esquina, doble precipitadamente, obligando a Vegetta a sostenerse de mi cuerpo, me estaba riendo por dentro.

La calle era bien recta y como ya era tarde, no había ningún auto,

-          SOSTENTE FUERTE AMOR- Le grite y sentí que el amarre de Vegetta se hizo más  tenso.

-          ¿Me llamaste amor?- Apenas escuche, acelere más y tire el manubrio hacia arriba, haciendo un Willy con la moto.

Realmente le dije amor… ¿Qué me estaba pasando?

Escuche a Vegetta gritar un “WOW”, baje la moto y seguí acelerando, esperaba que se olvidara de lo que había mencionado pero sería bastante difícil.

Llegamos al departamento y subimos al mío.

Escuchamos unas voces que provenían de la cocina y nos dirigimos hacia allí.

-          BICHOOOO- Grito mi hermana en cuanto me vio aparecer por la puerta, estaba sentada junto a Willy tomando un café.

-          Sofí, necesito hablar contigo de algo serio.- Su sonrisa se le borro al instante, le pidió a Willy que se retirara y a Vegetta, nos quedamos solas en el departamento.

-          ¿Qué sucede?- Sonrió de lado.

-          Es lo que intento averiguar… ¿De qué se tratan esos resultados de oncología que encontré en el departamento de Willy?

Se hizo un silencio largo.

Sofía comenzó a llorar.

Comencé a preocuparme.

-          Perdona…- Sollozo. – Por no habértelo dicho antes- Me acerque a ella y la abrace.

-          Necesito que me digas que te sucede por favor Sofí…-

Otro silencio más…

-          Tengo... Leucemia… Cáncer, hace más de un año que me lo detectaron. Mi sistema nervioso está colapsando Abby… No me queda mucho-  Susurro

No dije nada. Comencé a llorar. La abrace fuerte, muy, pero muy fuerte. No quería que se me escape.

No quería que muriera, era mi hermana, mi sostén, mi luz, mi ángel.

Comencé a recordar todos los momentos que vivimos, desde pequeñas, las travesuras, los golpes, las risas y llantos, los desamores que compartimos.

¿Por qué? ¿Por qué debían pasarle las cosas más horribles a la gente más buena? Era tan joven, tan bella, tan amada. Nunca hizo nada para lastimar a nadie. Ella siempre me ayudo con mis problemas, me acompaño cuando más la necesitaba, era mi única amiga, era mi única hermana, no quería perderla, no podría sopórtalo.

Peor que una muerte… Es una muerte  anunciada, esa de la que sabes que llegara, pero no cuando. Esa de la que se sabe, pero no se habla, la que está presente todo el tiempo, pero no se la ve.

-          No digas nada Abby. Solo deseo que puedas perdonarme por no habértelo contado antes…-

-          ¿Te estás haciendo tratamiento?- Me despegue un poco de su hombro.

-          No quiero… Prefiero vivir poco, pero feliz, a alargarme la vida, pero sufrir por la quimioterapia.-

No lo podía creer, se estaba entregando a la muerte.

-          ¿Willy?- Pregunte en un susurro.

-          Guille lo sabe, y respeta mi decisión, me dijo que me va a acompañar hasta último momento, pero no lo culpo si no lo hace…- Bajo la mirada. – Mama y papa no lo saben, ni lo sabrán, hasta el día de mi muerte.

-          Eso es muy cruel Sofí…-

-          ¿CRUEL? Cruel es vivir con el pensamiento de que tu hija está muriendo Abby. Cruel es quitarle una hija a alguien pero no decirle cuando. Es un sufrimiento constante. No quiero eso para ellos ni lo quería para ti. Día a día, me voy apagando-

-          No te quiero perder…- Llore, y me abrazo fuerte.

No me mató, pero algo en mi murió en ese instante.