Somos maná.

Y es por eso que jamás vamos a sentirnos atraídos o a enamorarnos de un ser humano; porque no lo tienen.

En realidad, es algo mucho más fácil de explicar de lo que parece.

Por ejemplo a un águila jamás van a despertarle nada las plumas de un pavo real, no importa cuán brillantes, coloridas o hermosas sean, no van a detonar su lívido (cosa muy diferente, si hablamos de detonar su hambre, porque entonces sí, funcionan a la perfección)

Por otro lado, los indefensos pececillos que habitan las profundidades marinas, siempre van a sentir ese magnetismo letal por la fluorescencia que emiten sus depredadores, y eso va a sentenciarlos: porque al final, fue diseñada justamente para eso; para ser una trampa perfecta de la naturaleza en la que siempre van a caer.

Y son estás reglas básicas las que mejor explican la relación que tenemos con los seres humanos.

Tan solo piensa en el efecto que los que son como yo, ejercen sobre las personas, toma como ejemplo aquellos videos de los que te hablé en el capítulo anterior.

Los que me dio la serpiente; Deimos.

Que no se te olvide: Nosotros somos esa luz que fue hecha para que jamás puedan alejarse, y los estamos cazando.

Lo hemos estado haciendo por siglos.

Y la historia siempre te ha hablado de nosotros aunque todavía no te has dado cuenta.

Pero no nos adelantemos a eso... no aún.

Ya no me queda mucho tiempo, pero hay algunas cosas que quiero que entiendas primero, porque si eres como yo; como nosotros, y estás despertando, seguramente te vas a sentir así de desorientado como yo me sentí al principio. Y estoy escribiendo esto justamente para que sepas todo lo que descubrí en mi despertar, y lo mucho que el mundo ha cambiado desde que nos escondimos.

Así que en esta ocasión voy platicarte un poco, de esa primera vez: La primera vez que me quedó mucho más claro el alcance que tiene el poder del gato y por qué incluso los de nuestra propia especie nos temen al punto de haber dejado que les cortaran las alas, las garras y los colmillos para tratar de erradicarnos.

Así que pon atención, porque cada elemento de este pequeño relato, es importante.

Hacia frío.

Hmm... eso no se me va a olvidar nunca.

Y mientras voy evocando el recuerdo hasta hacerlo completamente vívido, para narrártelo como si lo hubieras vivido también tú, lo puedo corroborar porque me veo a mí misma con ese abrigo puesto.

Claro... él Abrigo que resultó ser la primera pista tangible que tuve.

Tan diferente a aquellas docenas de focos rojos que siempre estuvieron ahí.

Y que no vi.

Al menos nunca a tiempo.

Ese abrigo llegó a mí una tarde lluviosa, desde tierras argentinas, me lo había mandado la señora Castillo; una mujer que mis padres habían conocido mientras viajaban por todo Latinoamérica. Se habían propuesto conocer todo su continente primero y sólo después de hacerlo , entonces sí: cruzar el charco.

El día en que mi reloj retrocedió  [Completa✔️✔️]Where stories live. Discover now