Capitulo : 25

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Una hora después, salí del edificio.

Nos repartimos una copia de los vídeos, por si algo sale mal.

Llegue probablemente a la zona más peligrosa de toda la ciudad; los suburbios, un lugar donde la mayoría de personas evita entrar, ya que, muchas cosas ilegales suceden ahí.

Para mi suerte, he entrado las veces suficientes como para que sepan quien soy.

Entre al primer edificio café que había y subí hasta el piso dos, para tocar la puerta del fondo.

Una chica de cabello castaño rizado y ojos avellana, abrió la puerta. La mire, no ha cambiado mucho, aunque creo que ahora es más alta.

—Pasa —Entré y cerré —¿Qué necesitas? —Preguntó, sentándose en el único sillón que hay.

—El Domingo es el cumpleaños de Fa, lo voy a festejar el Sábado y quiero que el Royal este listo para ella —Demandé.

—Espera un segundo —Me miró fijamente, como si algo no encajará. Fruncí el ceño.

—¿Quién te hizo eso? —Se puso de pie rápidamente y tomo mi barbilla. Trate de alejarme, recordando aquel moretón.

—¿Qué dijo Fanny cuando lo vio? —Volvió a hablar.

Me quedé callada. Y no porque no supiera que decir, si no porque ella no tiene la liberta de tocarme y mucho menos de saber de mi vida.

—¡No lo ha visto! —Me aleje abruptamente y la miré desafiante.

—Mira...Liza, que te quede clara una cosa, si estoy aquí es porque se que necesitas dinero, pero eso no te derecho de meterte en mi vida. Mis asuntos son mis asuntos y hasta ahí, ¿entiendes?

Salí de ahí, azotando la puerta, ¿qué se creé?

No porque salimos de la misma mierda, significa que somos iguales.






[...]






El resto de la semana paso más rápido de lo esperado y llegó el día de la mudanza.

—¡Hermana mía! ¡Ya llegaron tus amigos! —Gritó Will, probablemente desdé la sala.

—¡Que pasen! —Grité, sacando más cosas.

Esta va para la beneficencia.

Después de unos segundos la puerta se abrió y por ella entraron los chicos.

—¡Wow! —Dijo Fanny apenas entró, mirando todo el lugar, ahora con más luz.

—Hola —Me puse de pie y arme otra caja.

—Ya estamos aquí ¿para que nos necesitas? —Preguntó Logan, dejando pasar a Evan y Chad.

—Básicamente para bajar todos los muebles.

—Okay ¿y todo esto a donde va? —Preguntó Chad.

—A la Furgoneta —Dijimos Evan y yo, al mismo tiempo.

Comenzaron bajando los libreros y el escritorio, obviamente ya vasíos.

Fanny y yo separamos algunas cosas, basura, zapatos, ropa, beneficencia y libros, que fue lo más difícil; incluso encontré bocetos de cuando dibujaba y algunos escritos de los internados, fue como un viaje al pasado.

Saque la última caja del fondo del armario.

—¿Qué hay ahí? —Pregunto Fanny desde el suelo, rodeada de cajas. Me encogí de hombros y me acerque a ella.

Abrí la caja y lo que me encontré ahí fue un tesoro, había muchas cosas, pulseras, collares, libretas, plumones, maquillaje, porta retratos y fotos, muchas. En la mayoría aparecíamos Fanny y yo cuando estábamos en el internado, incluso había cartas.

Eramos tan jóvenes e ingenuas, ha pasado tanto tiempo de eso...

Al rededor de las cuatro de la tarde mi habitación estaba completamente vasía y limpia, al igual que el resto de la casa.

Salimos detrás de tres camiones, rumbo a Villa Dorada.

Cuando llegamos a la nueva casa, los chicos estaban más que sorprendidos, es una casa muy grande y ahora de color crema.

Cuando entre lo primero que noté fueron unas escaleras de color blanco, el piso de loseta blanca, prácticamente toda la casa es de color crema y blanco.

Subí al tercer piso que es donde dijo William que esta mi habitación, en la puerta había una hoja con mi nombre. Entré.

Es mucho más grande que la anterior, tiene un armario gigantesco y un balcón con una vista increíble.

Las paredes son de color rosa claro y el techo blanco. Nada que ver conmigo.

—Hola —Dijo Logan, entrando en mi nueva habitación, después de un tiempo.

—Hola.

—Es un cambió drástico ¿no? —Miró al igual que yo la habitación.

—Sí, supongo que esta bien —Me encogí de hombros.

—No estas de acuerdo con la mudanza  —Afirmó.

—Yo no quería un cambió —lo mire.

—A veces los cambios son buenos —Me miro fijamente y luego a la habitación.

—No creo que lo sea en esta ocasión...

Nos miramos fijamente a los ojos y de un momento a otro, sus labios estaban sobre los míos, tan suaves, húmedos, apetecibles.

Era un beso lleno de muchas cosas, me dedique a disfrutar de la sensación, succionando de vez en cuando su labio inferior.

—Bar, dice... —Nos separamos rápidamente y mire hacia la puerta, donde estaba Will.

—Que bajes para que conozcas a tu asistente —Dijo con una sonrisa ladina, asentí con la cabeza y salí junto con él.

—Lo que acabas de ver nunca paso ¿de acuerdo?—Sentencié. Él asintió y continuamos caminando.

Baje a la sala donde estaban William, Cristina, Rachel, Mark y otra chica de cabello negro y baja estatura.

—Bárbara, ella es Phoebe y será nuestra asiste en cuanto a la remodelación de las habitaciones —Dijo William, refiriéndose a la chica.

—Mucho gusto Phoebe, si me disculpan voy con mis amigos.

Antes de salir, mi celular vibró anunciando la llegada de un mensaje, que decía:

Jack: Hola guapa, ¿te parece si nos vemos hoy?

Dude unos segundos en responder, sin embargo, lo hice.

Bárbara: Claro.

La chica mala. En Edición Where stories live. Discover now