Capitulo : 17

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Llegue a casa, pensando en los acontecimientos de toda la semana, no son muy relevantes pero algo significativos.

Deje el auto en el garaje y saque mis cosas.

—¡¿Hola?! —Nadie respondió.

Deje las cosas en mi habitación y baje a la cocina para comer algo, metí una pizza congelada al horno, ya que es lo único que hay en buen estado. Esto es una mierda, repleto de cosas caducadas, podridas o de plano sin nada.

Después de comer llame al servicio de limpieza que se encarga de mantener en pie a esta casa; para saber si ellos podían hacer las compras, pero dijeron que no, por lo tanto tengo que hacerlas yo.

Salí de casa, directo a el súper, compre solo las cosas que creía que eran esenciales y para las que mi bajo presupuesto me permite. Que básicamente es comida congelada ya que nadie más que yo vive ahí.

En ese momento mi celular comenzó a sonar en la guantera del coche, lo saque y respondí sin salir del auto.

—¿Hola?

—Hola bar —La voz de Fanny sonaba raramente tranquila.

—Hey Fa, ¿qué hay? —dije mientras salia del auto para ir y sacar las compras.

—Nada ¿Que vas a hacer mañana después de clases? —Abrí la cajuela.

—No lo sé, me dijeron que la rubia de la otra noche va a ir mañana a la salida, al parecer quiere devuelta su Audi —Reí con arrogancia y me encogí de hombros, tome las bolsas con ambas manos, mientras sostenía el celular entre mi hombro y mejilla.

—¿Vas a correr contra ella, otra vez? —Pregunto incrédula.

—Obvio, ella va a apostar por su Audi y a mi no caería mal tener tres autos —Dije mirando el hermoso Audi y aquella pesadilla que William me regalo.

—¿Y que si no va?

—Mejor para mi, mañana te aviso que tengo que meter las compras —Cerré la cajuela y camine hacia la puerta.

—Ok, cuidate, te quiero.

—Yo más —Finalizó la llamada y entre a rápidamente a casa, donde un par de maldiciones desde la cocina llamaron mi atención.

Camine lentamente hasta la cocina, donde Scott estaba de espaldas a mi, maldiciendo a una pizza.

—¿Hermano mío? —Pregunte con voz firme, ocasionando que diera un brinco y volteara a mirarme.

—Hermana mía —Saludó y volvió su atención a la pizza, sobre la mesa.

—¿A que hora llegaste? —Deje las bolsas a un lado.

—Hace un rato...por cierto en la tarde van a venir los chicos espero que no te moleste —Saco un plato junto con un vaso de la alacena.

—Claro que no —Comente separando las cosas —¿Sabes si la limpieza ya vino?

—Ya, menuda mierda que había ahí dentro —Solte una carcajada, negando con la cabeza.

—¿Podrías guardar esto en el refrigerador mientras acomodo lo demás? —Señale las bolsas de comida.

—Claro.

Subí a mi habitación y entre directamente al baño. Si hiba a hacer las compras de la casa con mi dinero, era justo que comprara cosas para mi.

Después de acomodar cada cosa en su lugar, baje al cuarto de lavado y metí las prendas de color más claro, que básicamente son grises y blancas. Salí de ahí y fui a la sala junto con mi hermano.

—¿Qué vez? —Pregunté con cierto interés.

—Las noticias, hay un mafioso nuevo en la ciudad vecina —Comento sin mirarme.

—¡Mierda ¿otro?! ¿No ya hay suficientes? —Pregunté incrédula.

—Al parecer no —Negó con la cabeza.

Continuamos viendo la televisión, pero ahora alguna serie que Scott quería ver.

Baje al cuarto de lavado y saque la ropa de la lavadora para ponerla en la segadora, subí a mi habitación por otras prendas y la ropa interior.

Regresé a la sala y ahora está infestada por chicos, que son los amigos de Scott.

—¡Hey hola! —Salude a todos.

—¡Bar! —Michael corrió a abrazarme, aquel chico de cabello chino y ojos claros, es el más unido a nosotros.

—¡Michael! —Sonreí y revolví su cabello.

Me senté junto a Michael y mire a los otros tres chicos.

—Aaron, Santiago, Brad —Salude con un asentimiento de cabeza a cada uno.

—Ahora sabemos quien es su favorito —Brad codeo a Aaron mientras me miró negando con la cabeza.

Reí junto con ellos y mire a Brad.

—Brad, hace tiempo que no te veía —Lo mire fijamente, él sonrió de lado y dijo:

—Opinó lo mismo, aún que las noticias vuelan ¿sabes? —Me miro desafiante y por alguna razón, mi perspectiva sobre él cambió.

—¡Le decía a Aaron que el fin de semana corriste contra América en las carreras ilegales! —Comentó Michael sin dejarme decir algo. Lo mire y sonreí.

—Bueno, supongo que nunca fue un secreto —Los mire directamente y asintieron levemente.

—¿Le ganaste? —Comentó de lo más común el pelinegro, que comenzaba a fastidiarme.

Lo mire seriamente y me preparé para atacar, solo que nunca paso, ya que, llego mi hermano con un paquete de cervezas y algunas otras cosas.

Comenzó a destapar y repartir cervezas, mientras el ambiente seguía algo tenso. Me aclaré la garganta y dije:

—Había dos autos en juego esa noche, y ninguno era mío. Tenía que ganar para no perder.

Se formo un silencio sepulcral, donde solo se escuchaban los tragos de los chicos.

—Dicen que mañana va a ir a tu escuela por su auto —Dijo Santiago que todo este tiempo ha estado ocupado haciendo su porro, ese chico no se anda con tonterías.

—¿Saben si eso es verdad?

—No lo sé —Will negó con la cabeza —No me habla desde que se enteró que eres mi hermana —Solte una carcajada ante semejante estupidez.

—¡Menuda zorra!

Seguimos tomando y en algún momento las cosas se pusieron raras, ya que, Michael y Santiago terminaron en boxers y Aaron sin playera.

Tal vez eso es lo que busca Fanny, un grupo donde haya personas que la hagan pasar un buen rato, un grupo de personas en las que confiar, solo tal vez quiera eso, una familia...

La chica mala. En Edición Where stories live. Discover now