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037: El partido del año
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Aarón Lightwood

El día del partido había llegado y los nervios estaban sacándome de mis casillas.

El entrenador nos había reunido y nos había anunciado sobre lo que estaríamos haciendo. El partido de hoy sería más importante que los demás; los caza talentos que habían venido anteriormente venían de nuevo. Pero esta vez, vendrían a fijar sus ojos en más chicos del equipo, entre estos incluido yo.

No tenía planeado lucirme, tampoco estaba pensando en que sería el único reclutado. La verdad es que todos en el equipo tenemos mucho talento; podríamos jugar donde sea. Pero, no tenía en mi cabeza que vendrían y no hoy. Estábamos a poco de terminar el año, nos iríamos en menos de lo que soñé. Papá me había mencionado que si ganaba una beca y me iba a una universidad de medicina me apoyaría, porque me lo había ganado.

Pero si no entraba, me tendría que apañar solo.

—Lightwood —llamó la voz del entrenador a mis espaldas, me volteé viéndolo. Su gorra de los GSW estaba bien puesta—: Te necesito al mil hoy. Esta es tú oportunidad.

—¿Jenna esta al tanto de esto? De los caza talentos digo.

—No, no lo he hablado con ella. Y... creo que es algo que debería de saber cuando tengas servirá algo beca.

Tomé una bocanada de aire y asentí. No necesitaba distraerme; tenía que concentrarme en mi y mi futuro.

—Te quiero en la cancha en veinte.

Asentí, Jonathan salió de mi vista dejándome solo en los vestidores. Tome mi camiseta del equipo y la pase por mis hombros. La puerta volvió a abrirse nuevamente, Ashton lucia alegó consternado.

—¿Estás bien? —pregunté algo inseguro.

—Si... digo no. No encuentro a Jenna, no está.

Arrugue el ceño viéndolo esta vez a los ojos. La preocupación en su mirada me heló la sangre.

—¿Cómo que no está?

—No está. La busqué por todos lados y no está. Fui al aula de literatura, también a la biblioteca; hasta le pregunté al rarito ese que babea por ella.

—¿Y que te dijo Malcom?

—Que no sabía dónde estaba —cerré mi casillero de golpe soltando una maldición por lo bajo—. Lightwood, juro por Dios que si tienes algo que ver con que ella haya desaparecido té matare.

—¡No se donde está! ¿Crees que si lo supiera estaría aquí alistándome para el partido? ¡Mierda!

—Pues más vale que te muevas a encontrarla. Seguiré buscando, te aviso si la veo.

—Mantenme informado —Ashton solo todo los ojos y salió de los vestidores.

No tarde más y salí de allí como alma que lleva el diablo. Los ojos de Jonathan me escudriñaron con curiosidad por mi expresión.

—¿Estas listo muchacho?

—No jugaré.

—¡¿Qué dices?! No, niño. Tú tienes que jugar, ¡Vinieron a verte! No puedes dejarlos así es... —Jonathan estaba por explotar. Su ceño estaba tan junto que podría quedarse así siempre. Y la vena de su cuello ni hablar.

—Jenna no aparece, no está —gruñí tratando de hacerle entender.

Jonathan tomó una bocanada de aire y pasó su mano por su cara, parecía estar pidiéndole a Dios paciencia.

—Lightwood, mi hija no es una niña. Tiene diecisiete años y en unos días cumple los dieciocho. Es básicamente una adulta y, a menos que desaparezca más de 48 horas no se considera desaparición como tal. Así que, deja de pensar en donde está y pon tu mente en el jodido partido.

—Pero es que...

—¡Pero nada! ¡Es ella o tu jodido futuro y tú maldito amor por la medicina! —apreté la mandíbula bajando la vista. Jonathan tenía razón, no podía seguir desviviéndome por Jenna. Necesitaba planear bien mi futuro; tenía que hacerlo.

—De acuerdo. Con la mente en el juego.

—Eso quería escuchar.

[...]

—¡Los Pumas de la West High están adelantados por veinte puntos, dos más y ganan el partido! ¡Vamos Antonio es tu momento!

Arrugue el ceño escuchando a Zack por los altavoces. Aún no entendía porque me decía nombres tan ridículos y apodos tan estúpidos. Según tengo entendido que lo hace por molestarme; seguro verme fastidiado le hace gracia.

—Antonio —llamó Bryce con gracias, torcí mis ojos en su dirección—, Solo necesitamos un buen tiro, es lo único que te pido.

—Ten por seguro que lo tendremos.

Mis ojos buscaron entre los jugadores al peli negro sin expresión que siempre estaba gruñendo. Ashton estaba allí, a un lado de Blake viendo directamente a las gradas. Buscando algo. Sus ojos chocaron con los mis viéndome con reproche, eso solo podía significa una cosa: Jenna aún no aparecía.

No intente llamarle, no tenía tiempo. Estábamos por ganar el partido, y si no me concentraba podríamos perder por mi culpa.

—Aarón, posiciones —gritó el coach detrás de mi. No lo dude y hice lo que demando, debía ganar esto.

Lo siguiente que sucedió estuvo bajo mi completo control. Tan pronto el silbato del árbitro resonó Ashton golpeó el salón con la palma de su mano en mi dirección. No tarde en tomarlo y empezar a rebotarlo por el suelo conmigo detrás, corrí como alma que lleva al diablo esquivando a los rivales del equipo contrario. Una vez cerca del canasto tuve que entregárselo a Bryce que estaba a mi izquierda porque si no me lo quitarían. Me acomode mejor y de un golpe ya lo tenía en mis manos de nuevo. Entre distracciones conseguí que mi oponente fijara su vista en Blake a mi derecha, no lo pensé y tiré el balón directo al canasto.

Me quede congelado en mi lugar cuando dio una vuelta en el canasto, bailando sobre la maya. Pensaba que, estaría a salvo y que ganaríamos el partido. El balón no debía salir, tenía que quedarse dentro, tenía que caer.

Lleve mis manos a la cabeza con desespero. Necesitaba que el balón cayera. Los gritos de la muchedumbre a nuestro alrededor solo me ponían los nervios peor, estaba por hacer el tiro más grande de la historia de la secundaria.

El sonido del balón cayendo en el suelo fue el que me saco de mi ensoñación haciéndome dar cuenta de que habíamos ganado el jodido partido del año.

—¡Y Antonio Lightwood lo hizo damas y caballeros, niños, niñas y perros callejeros! ¡Ganamos el jodido partido del año! ¡Los pumas de la West High son los campeones nacionales del país!

Y jamás estuve tan feliz de que Zack me llamará Antonio.

Three Point Shot | Libro I |  ✓. Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz