008

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008: Hormonas
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—¡Auch! —lo mire a los ojos, realmente lucia desconcertado.

Su mano estaba en su mejilla, donde antes le había proporcionado el golpe, tenía una sonrisa burlona en el rostro. ¿No se había enojado?

Por mi mente pasaban un millón de cosas, entre éstas que es el hermanastro de Marilyn. Me mataría si se enterara, Malcom al parecer gusta de mí, y realmente no sé que sucedería si supiera sobre esto.

—Esto no debería estar pasando.

El simplemente asintió y se puso de pie en dirección a la motocicleta.

—Vamos, si nos apresuramos tal vez podremos llegar a tiempo y sin mojarnos mucho.

Asentí y salimos de allí, camino a mi casa. 

—Sabes, si no te hubiera gustado el beso no me lo hubieras devuelto —murmuró encendiendo la motocicleta, yo solo lo ignoré y me sostuve de él.

El camino fue silencioso e incomodo, después de lo que sucedió ninguno quiso decir nada y realmente no tenía nada que comentar sobre ello.

El numero treinta y yo teníamos las hormonas algo revueltas hoy, mi mente me jugó una mala broma haciéndome sentir bien en el momento y, no creo que Aaron sienta ni el más mínimo sentimiento por mi.

Simplemente fue eso, nada más.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Aaron, algo que raramente me estaba acostumbrando a escuchar.

—Bueno, supongo que te veo en la secundaria —un trueno resonó, haciéndome pegar un pequeño brinco.

—No te puedes ir con esta tormenta, quédate aquí —El me miró algo inseguro y negó.

-—No me quedaré, estas incomoda desde que nos besamos, lo noto en tu mirada. Además, el entrenador se enojaría conmigo y a tu madre tal vez le enoje; prefiero irme sin molestar a nadie.

—Ambos sabemos que el clima no es estable y me aseguro de que no te suceda nada, simplemente entra —él finalmente se rindió, y entró a mi casa.

Cerré la puerta tras de mi, y me voltee para verlo. No había nadie en casa y supongo que llegarían al amanecer, tal vez ni siquiera lleguen, siempre es así.

Aaron me siguió y le tendí unas sabanas limpias. Las puse sobre el sillón y caminé hacia la habitación de Jonathan y mi madre, él me espero en el umbral de la puerta.

Abrí los cajones en busca de alguna prenda que le pudiera tender a Aaron para que se pudiera quitar la ropa empapada que tenia puesta.

Saque unos boxers  y un pantalón de hacer ejercicio, y junto a esto una camisa blanca común.

Se los tendí a Aaron y este los tomo sin reprochar.

—Hay un baño en la habitación de huéspedes, puedes dormir allí y tomar una ducha.

El asintió y lo dirigí a la habitación de huéspedes.

Me dirigí a mi habitación una vez que Aaron ya estaba en la suya, me quité la ropa mojada y la tiré en el suelo. Aún estaba intentando entender lo qué pasó. Todo iba genial, estábamos jugando —cómo críos, si pero no importa— y acabamos besándonos. Es como si no aguantáramos el estar al lado del otro sin hacer una estupidez. Y eso debe acabarse, Jonathan podría matarnos. O peor aún, Mar podría enterarse y ahí si tendríamos problemas.

[...]

Luego de la ducha, salí hacia la cocina en busca de algo para cenar. Pero, cuando cruce el pasillo un olor particular me ataco las fosas nasales, casi quise saltar de emoción al ver lo que había en la mesa de la cocina. Una bolsa de comida china reposaba tranquilamente, al igual que unos refrescos a un lado.

Confundida, camine hasta la sala de estar, donde reí al ver a Aarón sentado frente al televisor, con un plato de comida en mano. Estaba llevándose una papa frita a la boca, mientras, sus ojos estaban sumidos en la serie de televisión que había puesto.

—Tú comida está en la mesa de la cocina —dijo sin siquiera voltear a verme, estaba tan sumido en la televisión que pensé que no sabía que estaba ahí. Al parecer me equivoqué.

—¿Como sabes que me gusta la comida china?

—Te vi comiéndola en el almuerzo de la cafetería el otro día.

Asentí y sin decir más tomé la comida y me senté a su lado para ver lo que sea us había puesto en la televisión mientras comía. En realidad, Aarón no parecía tan mala persona como Mar lo describía, y sin duda estaba relajándome mucho estando con él. Pero no sabía si tenía razón en sentirme así con el o estaba mal. Porque a pesar de todo lo bueno del momento, cada uno tiene una vida fuera de esta burbuja tan extraña y podríamos arruinarla con simplemente juntarnos.

Él es el jodido capitán del equipo, Jonathan no dudaría ni dos minutos en echarlo si se entera que tiene dobles intenciones conmigo.

Marilyn lo asesinaría o al menos podría hacerlo conmigo. Ella no congenia con él, y eso sin duda es uno de los inconvenientes de nuestra convivencia.

Y por otro lado, él.

No me podía sacar de la cabeza lo parecidos que eran los dos, es cómo si estuviesen conectados o algo así.

Tal vez yo era el problema. Esa tuerca que está mal y daña todo el jodido auto. Aunque, viéndolo por el lado de ambos, él me beso. Pero no podemos echarle toda la culpa. Para un beso se necesitan dos personas, no una.

Aveces odio ser tan analista.

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Three Point Shot | Libro I |  ✓. Where stories live. Discover now