Ayúdame a ir hacia la luz.

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Louis. Un chico serio, ojeras bajo sus ojos y tatuajes por toda su piel.

Louis nació con un don. O, para él, una maldición. Todo empezó con 11 años cuando murió su abuela y la vio sentada en su cama.

Sus padres pensaron que la extrañaba y ya, que eran alucinaciones de él.

Pero su abuela siempre estaba detrás de él, pidiendo ayuda.

"Pero, ¿en qué tengo que ayudarte?" Le susurró una de las tantas noches en las que no dejaba dormir al pobre niño.

"No te enteras de nada, niño. Yo no morí por causas naturales. Averigua quién me mató." Y sin más, se fue. Dejando una enorme carga al niño.

No fue hasta dos años donde fue torturado por su abuela y varios fantasmas más, hasta que escuchó a su madre hablar por teléfono.

"¿Que fue asesinada? ¿Por el abuelo? No me lo puedo creer."

Louis corrió a su habitación y, cuando apareció su abuela, se lo contó.

"Yo lo sabía, ese mal nacido."

Louis la miró, con la esperanza de que se fuera.

"Está bien, niño." Se fue. Sin decir nada.

¿Ni un 'gracias'? ¿Qué más da?, la quería bien lejos.

Pasaban los años y Louis conocía a nuevos fantasmas, ayudaba a unos pocos y fue mejorando sus capacidades, aprendió que debía cumplir el último deseo de cada uno de ellos. Algunos pedía que matara a los asesinos, pero él no podía hacer eso. Ya no podía dormir por las noches y, de tantas pastillas que se tomaba, estas empezaron a dejar de hacer efecto.

A los 17 años, probó por primera vez las drogas. A partir de ahí, todo fue cuesta abajo. Al tomar drogas dejaba de escuchar a los fantasmas, olvida ese "don" que tenía. Pero tenía otros problemas.

Su madre se enteró un año después, su hijo venía cada día con más tatuajes, con las ojeras más marcadas y con heridas por todo el cuerpo. Su hijo sólo reía y decía que había duendes robando comida en la cocina.

Su padre, cansado de Louis, se fue.

Para la madre del castaño fue difícil llevar todo, dejó de darle dinero a Louis y eso causó que el menor se enfadara, rompiera cosas y llorara.

Hacía lo que fuera por conseguir dinero en algún lado para poder comprar drogas, pero cada vez era más difícil. Así que, cuando no podía meterse nada, estaba todo el día acostado en la cama, pálido, mareado y vomitando.

Su madre llamaba a los médicos esas veces, pero poco podían hacer, era los efectos de no ingerir droga.

Cuando Louis cumplió los 20 años, consiguió un trabajo limpiando los baños de un centro comercial, pero le daba igual, porque con eso podía comprar drogas.

Así fue durante 3 años.

Ahora con 23, camina por un callejón donde quedó con un camello.

Se cruza de brazos y frunce el ceño al ver a un niño tirado en el suelo. De pronto, se incorpora, sin levantarse del todo, y lo mira.

"¿Q-quién eres?" Se levanta y Louis mira horrorizado el cuerpo inerte del niño tirado en el suelo, luego, mira a su fantasma, quien está de pie al lado de su propio cuerpo.

Louis decide no hacerle caso. Como con todos los fantasmas.

"¿D-dónde estoy?" El niño se acerca con miedo.

"Oh, ya estás aquí."

Louis mira al hombre.

"Perdón por la escena." Miran como dos hombres se llevan el cuerpo del niño.

Historias 1D 🌈Gay🌈Where stories live. Discover now