Capítulo Cuatro.

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Pego su erecto pene a los rojos labios, mirando los orbes rojos que no se despegaban de su miembro.

Los gruesos labios se abrieron de a poco, con timides, seria la palabra correcta, Midoriya sonrió, separó el glande de la suave boca, llevó sus dedos a los labios ajenos, con su dedo pulgar  acaricio los labios, volvió ha acercar su pene, dejando escensia del presemen que bañaba por completo la ereccion.

—Vamos Katsuki— Susurro, sacando roncos gruñidos.

Bakugo sacó la punta de su lengua, pasándola con cuidado por la cabeza roja del pene, mirando de vez en cuando las expresiones del peliverde al sentir como sus cabellos eran tomados con firmesa. Metió la punta por completo, suspirando, mandando esas vibraciones al pene del menor.

Su cabeza se movia lenta y pausada, parecía que lo hacía bien por las maldiciones que soltaba el pecoso, sacó el pene de su cavidad y repartió besos desde la base hasta la punta, con su mano acaricio un poco, volvió a guiar el falo y lo metió.

Pausado, subía y bajaba hasta donde podía marcando su propio ritmo, pensaba que así sería, pero Midoriya apretó más su agarre en sus doradas hebras, tomó su mano que estaba en sus muslos, alzó la cadera e hizo que metiera un poco más el miembro.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, no podía respirar, su mandíbula dolía y sentía la garganta seca. Izuku se mantuvo de esa forma, sin moverse, sus ojos estaban fuera de orbita, cerró los párpados y sólo espero.

Sintió como su cuerpo fue empujado hacia tras, el pecoso se levantó de la cama impulsandose y metiendo por completo su pene.

—Aah, tu boca es muy cálida— Suspiraba, mordió su labio inferior e inclino la cabeza hacia atrás. Extasiado por la sensación comenzó a mover sus caderas, violando la pequeña boca del rubio.

—ahg...mmg— Los gemidos ahogados del explosivo eran una delicia para el peliverde.

Bakugo tenía sus mejillas sonrojadas inundadas de lágrimas, su mano que estaba siendo sostenida por el peliverde dejaba medias lunas -hechas por sus uñas medianamente largas- en la morena piel, su otra mano estaba apretando el trabajado muslo del de miraba esmeralda.

—No tenses tanto la garganta, relajate un poco kacchan— Siguio con las embestidas, profundas y fuertes, las venas de sus brazos se miraban con facilidad, y los gemidos del rubio eran amortiguados por el pene del menor.

Izuku sintió como su abdomen se tensaba, pronto se correría,  y lo más sensato era mover con más fuerza las caderas, los gemidos ahogados y las lágrimas eran un plus necesario.

Sintio como la mano del rubio se tensaba y luego se relajaba por completo, miró al rubio sorprendido.

—¿Qué pasa, kacchan?— Habló con una voz baja y ronca. Acaricio los cabellos rubios y movió su mano hasta posarla en la mejilla del menor. Sacó su miembro de la húmeda cabidad —¿Quieres que me detenga? O ¿Te corriste?—

Escucho las respiraciones pesadas del cenizo, lo soltó y este al no tener en que sostenerse cayó al suelo, pero logro meter las manos antes de golpearse.

Su garganta seca no le permitía decir nada, pasó saliva y después tocio.

Dejó descansar al explosivo, tomó asiento en la cama, y suspiro —Hay que dejarlo hasta aquí, no quiero que te esfuerces de más— Sonrio con los ojos cerrados e hizo el movimiento de ordenar sus ropas.

Bakugo tomó sus manos apartandolas de allí, tomó el duro pene y lo miró a los ojos.

—Estoy bien, puedo ayudarte— Susurro, con sus mejillas sonrojadas y sus ojos llorosos —Nunca lo había hecho para alguien más, espero que se sienta bien— Susurro, rompiendo el contacto que mantenían.

¿ᵃᵐᵃᵇˡᵉ? [𝘿𝙚𝙠𝙪𝘽𝙖𝙠𝙪] CANCELADA Where stories live. Discover now