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—Rouses estoy aquí, despierta, despierta —Ella abrió los ojos y me abrazo, no tenía fiebre, pero la destapé un poco, dijo algo y se quedó dormida, abrazada a mi

—Rouses estoy aquí, despierta, despierta —Ella abrió los ojos y me abrazo, no tenía fiebre, pero la destapé un poco, dijo algo y se quedó dormida, abrazada a mi

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—¿Cómo que el árbol no está? —Grite

—Al parecer hubo un error y lo desplantaron

—Búsquelo, no puede haber desaparecido porque si —Ella me miró

—Lo haremos, revisaremos todo el lugar

—Mantenme informado —Colgué y ella me sonrío, eso significaba que las manillas, mierda, ¿Qué haríamos ahora?

—Sabes que enojarse, envejece

—¿Por eso sonríes tanto? —Me dio un beso en la mejilla y me hizo olvidar todo

Estábamos cerca de los viñedos, ella tenía puesto un vestido de estampado de rosas, nunca le había visto ponerse vestidos o faldas, solo cuando era necesario, pero debo decir que me gustaba y un sombrero por el sol, tenía un libro en sus manos, su celular sonó, pero no lo atendí, vi que se trataba.

Alan

Abby lo siento hablemos

Sé que podemos arreglarlo

Podemos comenzar de nuevo

Sabes que te amo

Deje de leer y la mire, me estaba mintiendo, vamos Alessio se una persona adulta y compórtate como tal y pregúntale, sin sonar celoso o algo por el estilo.

—¿Quién es Alan? —Ella no dejo de ver el libro y dijo

—Un amigo ¿por?

—Dice que te ama —Ella me miró

—¿Qué? —Le mostré el celular, lo apago y lo dejo de lado

—Oye, yo no leo los mensajes que Ashley te manda y deben ser más personales —Miró su libro —No quiero ni imaginármelo

—Entonces de eso se trata —Dije ella bajó su libro —Solo será hasta que decidas perdonar a tu novio de Londres, no has dejado de jugar...

—Espera antes de que continúes y digas algo que no quieres, no sé de qué hablas, no salgo con Alan y nunca lo haría —dijo con cara de never, se lanzó encima de mí, mis manos se posaron en su cadera y ella metió una uva en mi boca. —Él es mi amigo, uno muy molesto para ser verdad, me preguntó si quería ser su novia —Me trague la uva —Y le dije que no; así que me dijo que nadie me propondría matrimonio por mi falta de memoria, porque mi pasado podría ser lo suficiente feo como para avergonzarme el resto de mi vida —Sonreí y ella me miro raro

—Es un idiota

—Los hombres lo son —Se sentó encima de mí —¿Uva? Me mostró una, pero me negué —¿Queso? —Negué —¿Pan? —Antes de responder, ella metió un pedazo de pan en la boca y sonrió, me senté con ella aun en mi regazo

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