23. Burlar al destino

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Odette

—Saca al niño de aquí. —Escuché repetidamente. —¡Odette, saca al niño de aquí!—Una voz quebrada y sumida en llanto me gritaba desde unos metros de distancia con desesperación mientras que yo solo podía mirar el cuerpo sin vida de una mujer inocente en el suelo.

Mi corazón latía al mil por ciento, mi mente había quedado completamente en blanco, todos mis sentidos estaban en el rostro pálido de Sofía. Un llanto aún más fuerte se escuchaba cerca de mi y sentía una presión en la mano derecha que ni siquiera era capaz de ver.

—¡Tía! —Gritó el niño junto a mi. —¡Tía, nos van a matar! ¡Tía! —Él estiraba mi brazo para guiarme fuera de ahí, podía sentir a Simón y sus hombres salir con tranquilidad del lugar sabiendo que todos nosotros éramos incapaces de movernos por el shock que nos había ocasionado.

Ver a Diego de rodillas aferrado al concreto de la pared al saber que su esposa estaba muerta a unos metros de distancia; en el mundo no existía una vista más desgarradora que esa, porque si incluso a mi me dolía su muerte, no puedo imaginar lo que él debe estar sintiendo en este momento.

Era evidente que Diego no quería volver a mirar por la ventana, pero yo tenia la mirada fija en como arrastraban el cuerpo de ella por el concreto como si se tratara de un saco. Diego temblaba, gritaba y podía incluso sentir un poco del dolor que le estaba desgarrando el alma, no esperaba que se levantara y corriera hacia ella, él estaba en shock, estaba quebrado, estoy segura de que algo menos doloroso habría sido que le dispararan a él.

Por cuestión de reacción tardía, pude volver en si, lo que fácilmente podía deducirse como una fracción de segundo fue específicamente lo que tardé en cargar al niño en mis brazos y salir corriendo fuera del salón hacia abajo.

Él gritaba, y sinceramente yo no podía razonar o pensar con claridad. Mientras bajaba escaleras no tenia idea de cual era el camino hasta la salida, hasta el punto en que la desesperación y el miedo brotaron finalmente las lagrimas por mis mejillas como si estuviese viendo a mi madre morir.

Me detuve en seco, a mitad de un pasillo con la vista fija en el ventanal frente a mi. Él niño no paraba de gritar por el shock en su mente, había visto un asesinato por mi culpa.

—Tía. —Llama mi atención entre lagrimas. Volteo a mirarlo y me encuentro con un par de ojos cargados de miedo y angustia suplicándome que no lo deje solo. —Nos van a matar. —Repite el niño lloriqueando con la cara enrojecida y temblando al agarrarse de mis hombros.

Recuesto su cabeza de mi hombro y se agarra con fuerza de mi cuello en un agarre que aunque me lastima, no quiero que suelte.

Con la mente un poco más clara bajo más escaleras y llego hasta el patio central del colegio, maldigo por lo bajo al ver uno de los hombres de Simón pasar por el otro lado. Me resguardo detrás de uno de los pilares de concreto y espero hasta que sea seguro arriesgarme a salir.

—Consigan a la zorra y matenla. —Ordenan desde lo lejos.—Sabe demasiado, y tiene al niño, será un problema.

—Pero el niño... —Reconozco al momento la voz quejumbrosa que responde a la orden.

—Los matas a ambos o te mato con ellos. —Amenazan. —No tienes muchas opciones.

Troto hacia el pasillo nuevamente buscando la salida de emergencia y soy consciente de que la idea que tengo en mente es probablemente la más peligrosa y la menos probable de que funcione, pero, es un hecho que Sofia no será la única que terminara muerta luego de hoy.

Cisne Negro ✔ Asher #2Where stories live. Discover now