16; Bambi

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Siento el calor del sol achicharrando mi piel y me siento bien por un momento a pesar del barullo que tengo alrededor. Venir a California y apagar el móvil ha sido una buena idea porque no tengo ganas de comunicarme con nadie, tampoco tengo muchos amigos, por lo tanto, nadie me echará de menos.

Cierro los ojos y me quito las gafas de sol para levantar mi rostro y que el sol de directamente en mi cara. A pesar de que me he embadurnado en crema, sé, que voy a quemarme. Tengo veinte años y nunca he experimentado algo como esto, por lo que me ha cogido un poco de sorpresa y sin saber qué hacer. Hablo de los sentimientos, de los sentimientos y de enamorarme de mi hermanastro.

Sinceramente pensé en mantenerlo en secreto durante el tiempo suficiente para aclarar qué teníamos exactamente Leo y yo, pero solo duramos un par de meses antes de que él decidiera ir por su cuenta sin ninguna explicación; sin embargo, ahora, no estoy tan segura de lo que quiero porque tengo miedo.

Miedo porque decidí ser valiente y contarlo todo y no acabó muy bien. Fue un puto desastre, joder. Ni siquiera sabía dónde meterme mientras mi madre y mi hermana me miraban sorprendidas y ofendidas.



Hace dos semanas...

Hace dos semanas...

Miro a Zev cuando mi madre se baja con una sonrisa del coche y Tom la imita. Parece que tienen diez años menos y que yo ha sido por la que ha pasado por un divorcio y no ella. Sonrío, un poco, juntando mis labios y mamá me estrecha entre sus brazos.

¿Cómo está mi bebé?

Estoy bien, mamá —me separo de ella y sus ojos se posan en Zev, que tiene la cara magullada—. Él es Zev, un amigo.

Vaya, hola, amigo magullado de Bambi, ¿qué te ha pasado?

Problemas con su hermanastro, pero estoy bien.

Mamá me mira y yo me encojo de hombros porque no es algo que me apetezca contarle, sinceramente.

¿Con Diego o Leo? —Pregunta ella.

Zev no contesta porque Diego aparece más fresco y limpio que una lechuga. Ya sabe que con ese hermano no ha sido, ha sido con el otro.

Mamá —Diego la abraza con fuerza y la levanta haciendo que me aparte un poco porque va a darme y frunzo el ceño porque la ha llamado mamá. A ella parece encartarle porque ríe mientras su hijastro la levanta por los aires para demostrarle que está feliz de verla.

Hola Tom —Lo saludo y él me da un pequeño abrazo.

Bueno, te dejo Bambi, espero volver a saber de ti —Zev me da un beso en la frente y baja los escalones para ir hacia su coche bajo la atenta mirada de todos.

Creo que Bambi tiene algo que contarme, ¿Cierto? —Mamá me mira y suspiro.

Sí, tengo algo que contarle. Por lo tanto, cuando Bárbara sale a saludar, las tres decidimos dar un paseo para contarle qué ha pasado en estas dos semanas que llevo aquí, aunque parece que llevo un año. Sé que, si en mi destino está volver a encontrarme con Zev, me encontraré, y si está en mi vida tener algo más con él, lo tendré.

Así que... ¿Qué has tenido con ese chico y por qué Leo lo golpeó? —Pregunta mamá caminando por debajo de los árboles para buscar algo de sombra.

¿Leo golpeó a Zev? Pensé que el idiota se había metido en problemas por el alcohol.

Eh... —Estoy intentando pensar alguna historia, pero no se me ocurre ninguna, en serio, tengo el cerebro frito y creo que es por el sol—. No se llevan bien, eso es todo. Y sí, he tenido algo con él, nada serio —me apresuro a decir—. Solo un par de citas y...

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