Capítulo 14

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Cap. 14

MAYA.

Mis manos sudan a los costados de mi cuerpo, nunca en mi vida me había sentido tan abrumada y ridiculizada como ahora. Francesco me hace aparentar frente a todos sus socios que soy su princesa de la mafia, cosa que es todo lo contrario, jamás en la vida estaré de su lado.

No soy una princesa, soy una simple chica a la que la obligaron a colocarse una estúpida corona. Odio está nueva versión de mí, es como un ave enjaulada, él quiere tenerme como su sumisa, pero está muy equivocado. Sólo debo encontrar el momento indicado para llevar acabo mi plan, con Dimitri de mi lado nada puede fallar.

O bueno, eso espero.

—Tu padre me envió por ti. —Giro mi cuerpo encontrándome con Augusto—

Lleva una máscara verde y un traje caro azul marino junto con zapatos negros brillantes.

Este sujeto me mira como si fuese un pedazo de carne, no le interesa si quiera que somos parientes.

—Debo admitir, caro. —Me examina de pies a cabeza—Que esta noche te ves, bellissima.

No digo nada.

—Tengo mucha suerte de avere una nipote como tú. —Se acerca a mí—Careces de muchas cosas que tienen le nostre donne, tienes hostilidad y osadía, eso te hace interesante.

—Las mujeres deberían de ser hostiles y osadas.

—No. —Ríe—Ustedes son sólo incubadoras con piernas, nacieron para darnos hijos a nosotros los hombres.

Mi sangre hierve.

—Eres un ignorante. —Gruñó—Puedes decirle a Francesco que bajaré sola, ni loca lo haré contigo.

Trato de pasar a su lado, pero me toma del brazo. Rápidamente tomo la mano que tiene mi brazo y se la tuerzo hacía atrás, él se queja.

—Me gusta que seas así, ribelle. —Sonríe a pesar de la fuerza que estoy ejerciendo en su mano—Es una lástima que seamos famiglia.

—Cómo si eso fuera impedimento para ti. —Mascullo—

Bella e intelligente. —Intenta tocar mi mejilla con su otra mano, pero la aparto de un solo manotazo, él ríe—Pronto te domaré y dejarás de ser una potranca rebelde.

—Eso quisieras, infeliz. —Él se suelta bruscamente de mi agarre—

—Aquí las reglas las impongo yo, Maya. —Susurra—Ahora bajarás y celebrarás el cumpleaños de tu padre, como toda una hija orgullosa, ¿capisci?

Me reservo mis comentarios.

Capisco. —Le sonrío—

Pronto tú y los tuyos caerán, maldito.

Augusto me ofrece su brazo y de mala gana lo tomo. Bajamos las escaleras lentamente, para cuando estamos a la mitad puedo estudiar el salón con más facilidad, hay alrededor de treinta guardias en cada esquina del salón, ¿para que tanta seguridad, Francesco? ¿O serán escoltas griegos? Creí que confiaban en los italianos, pero esto me hace entender que no.

Tan pronto cómo llegamos al último escalón, Augusto me entrega al italiano. Francesco toma mi mano y deja un beso en el dorso, tiene una sonrisa arrogante en el rostro que quisiera borrar de un solo golpe, quiere aparentar que está muy orgulloso de mí.

Mia fligia...—Dice en un suspiro—Estás muy hermosa.

—Feliz cumpleaños, papá. —Le digo con bastante ironía, me le acerco para simular dejar un beso en su mejilla—Aunque no te mereces ese título, mi mayor deseo para ti el día de hoy, es que ardas en el infierno, maldito.

Me separo de él, Francesco sólo me mira con fascinación y después de beber su Jack Daniel's ríe siniestramente.

—Creo que deberías de mejorar tu vocabulario hacía mí, Maya. —Sonríe mirando a todos los invitados, está disimulando nuestra pequeña discusión—Soy tu padre te guste o no.

—Aún tengo dudas. —Respondo simplemente—

—Todavía tengo en mi poder el examen de ADN.

Bufo. —Eres el puto amo del mundo, puedes comprar la ley y hasta a los mejores médicos del planeta. ¿Por qué confiaría en ti?

Le da vueltas al vaso en su mano y me enseña su blanca hilera de dientes.

—Astuta. —Musita—Pero debes de creer en la palabra de tu madre. Además, debes de empezar a respetarme por una simple razón, querida.

Tengo un mal presentimiento.

—¿Qué razón es esa?

—¿Creíste que no encontraría el paradero de tu hermanita?

La sonrisa que hace un momento tenía desapareció, el corazón me palpita con fuerza en el pecho y mi estomago se retuerce en feas contracciones, ¿Cómo es que él sabe donde está Camila? Él lo sabe, tiene contactos en todo el mundo, hijo de puta.

—Si, Maya. —Vuelve a tomar de su Whisky—Sé que tu hermana está en Colombia, al cuidado de la hermana mayor del imbécil de Sam.

—Francesco eres un...—Me interrumpe—

—Cuida esa boca. —Su mirada se vuelve sombría—Si no quieres que tu queridísima Camila acabe en uno de los burdeles de Augusto.

Estoy paralizada, con unas inmensas ganas de llorar. Necesito encontrar a Koral cuanto antes.

—Que tengas bonita noche, hija.

Francesco me deja abrumada, más de lo que ya me encontraba. Él sabe el paradero de mi hermana, lo sabe y usará esa debilidad en contra de mí. Creí que mandar a Camila a Colombia la alejaría de los problemas, pero equivoqué. Francesco es el mismísimo demonio, frío y calculador. Un mesero pasa a mi lado y no dudo en tomar dos copas de champán, veo una primero y después la otra, la agría bebida colapsa en mi estomago haciéndolo arder.

HARRY.

Veo a Maya bajar la escalera lentamente, está tomando el brazo de Augusto, eso me hace enfurecer, pero cuento hasta cien para controlar mi impulso asesino. Al final de la escalera ella se encuentra con Francesco, Maya se inclina hasta su oído y le susurra algo, pero Francesco le sonríe respondiéndole, parece que tienen una pequeña discusión y al final Maya borra la sonrisa con la que llego, algo que le dijo el italiano le afecto.

Necesito encontrar un buen momento para acercarme, Koral me dejo a mi merced, a partir de aquí mis movimientos deben de ser el doble de estudiados.

Maya toma dos copas de champán de la bandeja de uno de los meseros, lo que sea que le haya dicho Francesco de verdad le afecto para que este bebiendo así. Estoy mezclado entre los invitados, pero no la pierdo de vista, luce tan perdida.

Ella está a un extremo del salón y yo al otro lado, se sienta en una mesa, pero su mirada sigue perdida.

¿En qué piensas, fiera?

Me siento en una mesa viendo como todos los invitados bailan en la pista y a través de ellos, veo a mi fiera, tan desorientada y seria.

La banda sonora cambia drásticamente y al instante que la música comienza a sonar reconozco la canción.

"Bésame"

La canción de nuestro primer beso en Las Vegas, ¿Cómo olvidarla? Los griegos no parecen ser muy amantes de la canción latina y poco a poco se retiran de la pista de baile. Es mi momento, me levanto y camino hacia ella, varios invitados me lanzan miradas curiosas, pero no le doy importancia, el momento vale el riesgo.

Maya está dándome la espalda al momento en que llego a ella, toco su hombro y ella gira su cabeza en mi dirección. Veo sorpresa, curiosidad y confusión en su mirada, le ofrezco mi mano sin decir una sola palabra, sólo la observo esperando a que ella acepte mi invitación a bailar.

La acepta, y eso saca una sonrisa en mi rostro.

***

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