Capítulo 12

44 7 0
                                    

Cap. 12

Con Dimitri de mi lado me siento un poco más tranquila, espero no decepcionarme.

Para cuando el reloj marca las 2pm, estamos de regreso a Santorini, Dimitri es bueno en lo que hace bastante astuto cuando se trata de direcciones marítimas.

—¿Quieres llevar el timón? —Me pregunta—

—¿Perdón? —Respondo atónita—No...sé si sea buena idea.

—Tonterías, ven aquí.

Me toma de la mano colocándome justo frente al gran timón plateado, mis manos tiemblan, pero pronto son tranquilizadas cuando el coloca las suyas con las mías.

—Relájate. —Susurra en mi oído—

—¿Crees que esto será buena idea?

—Claro que sí, es una experiencia única.

El timón comienza hacer presión, así que lo agarro más fuerte. No es tan malo, me hace sentir con mucha adrenalina.

—Ahora tu sola.

—¡¿Qué?! ¡No! —Protesto, pero ya es tarde, Dimitri me ha soltado—¡Oh, por Dios!

—Mantente firme. —Me recuerda—

Muevo el timón a la izquierda y derecha, siento como el velero remonta las olas. Mi agarre es firme, como me indico Dimitri hace un momento.

Para cuando volvemos al muelle le entrego el mando nuevamente a Dimitri para que estacioné bien el velero. Aún sigo impactada, acaba de manejar un velero. Sé manejar motos y autos, pero veleros nunca hasta hoy.

—¿Te gusto el paseo?

—Fue increíble, gracias... hacía tiempo que no me divertía tanto. —Meto las manos en mis bolsillos—

—Me alegra que te gustará.

Dimitri me abre la puerta y nos sacudimos la arena en la alfombra, habían pasado seis meses desde la última vez que me reí, la última vez fue con Harry.

—Supongo que te veré esta noche. —Me dice en cuanto pasamos por el gran salón—

Me abrazo a mí misma.

—Supones bien. —Frunzo el ceño—Quisiera no ir, pero...

—No tienes opción. —Hace una pausa—Sabes que está noche pediré tu mano ante todos, ¿verdad?

Mierda, no había pensado en eso.

—Sí.

—Espero tengas un buen plan pronto o sino terminaremos caminando al altar a final de mes.

Me estremezco.

—Sólo debo pensar.

—Apresúrate, te veo más tarde.

Él se pierde en dirección al comedor, subo las escaleras en dirección a mi habitación cuando veo la puerta de uno de los cuartos de limpieza entre abierta, me gana la curiosidad y me acerco a averiguar.

A cada paso que doy escucho gruñidos y también lo que parece ser... ¿gemidos?

—Oh si, oh si, Francesco dámelo todo. —Esa voz yo la conozco—

Asomo levemente mi cabeza y veo los dos cuerpos moviéndose violentamente.

¡Son Francesco y Priscila! ¿La madre de Dimitri es amante de Francesco?

—¿Te gusta cómo te trato? Eres mi perra, ¡Dímelo! —Gime Francesco—

—¡Skatá! Si, soy tu perra, sólo tuya.

EL APRENDIZ TODO O NADA © || Libro 2Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz