XI

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Después de eso simplemente dejé de intentarlo, ese día lo esperaba en la entrada de la aldea, esta vez solo seriamos él y yo, aquella vez cuando por fin estuvo a punto de morir algo en mi hizo que lo salvara de aquel destino, mi estupidez fue tan grande como para hacer eso, comencé a confundirme, no estaba feliz conmigo misma y empezaba a dudar si de verdad lo quería muerto

regresábamos a la aldea de vez en cuando me miraba de reojo y volvía a mirar al frente

-estas bien- pregunte con duda- estas herido?

-gracias por ayudarme- respondió rápidamente alce una ceja

-eres mi compañero es normal- respondí como si fuera lo más normal, mi mente estaba echa un desastre

-entonces somos amigos- pregunto con duda, lo pensé un momento, entonces contesté

-somos amigos- sonreí genuinamente

Pase demasiado tiempo con él, tanto que incluso las misiones se sentían diferentes si él no se encontraba en mi equipo, comenzaba a convencerme de que había cambiado y que no entraría en las noches a matarme así que comencé a quitar aquellas tablas de las ventanas de la casa

Poco a poco comencé a aceptarle como un compañero y amigo, solíamos reunirnos para comer o conversar un poco, aunque aún me dolía lo que había sucedido la herida comenzaba a sanar, esta tarde me había invitado a salir con él y sus hermanos a comer algo, esperaba aburrida sentada en una banca en aquel parque donde ocurrió ese fatídico día, pero esta vez buenos recuerdos venían a mí, trataba de comprender el porqué de sus actos de ese pequeño niño pelirrojo tratando de entender todo el sufrimiento que había tenido que pasar y la gran carga que la aldea puso sobre sus hombros, estaba a punto de encontrar la respuesta correcta y por fin dejar ir aquel dolor que me ahogaba después de tanto tiempo, cuando el apareció pero esta vez llegó con aquel muñeco entre sus brazos.

-esto te pertenece- me entrego aquel oso blanco que había dejado aquel fatídico día, era blanco como solía recordarlo, sin embargo aquellas manchas color marrón seguían allí, justo en ese momento escuché que algo dentro mi cabeza se quebró, de nuevo esa rabia e ira aparecía comiéndome por dentro y las ganas de acabar con su vida se hacían presentes, con sumo cuidado tome un kunai de mi bolso, pero como siempre algo se interpuso en mis planes, ambos hermanos aparecieron en el momento poco oportuno

--tengo que irme- fue lo único que dije antes de darme la vuelta y correr hasta mi casa 

Heridas (GaaraxLectora)Where stories live. Discover now