Relato basado en la canción, Hotel California. Día 22. La Puerta.

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La Puerta, curioso nombre ¿no? Podría ser una puerta de entrada o de salida ¿no creen?

Hace algunos años, ya no sabría decir cuantos, trabajaba yendo y viniendo de Mexicali a Ensenada, Tijuana, Tecate, Rosarito y otros sitios cercanos, trabajaba en algo como mensajería o algo parecido.

La Puerta era un motel restaurante para traileros, muchas veces pase por ese lugar pero jamás me vi obligado a parar ahí hasta aquella noche.

En mi trabajo había tenido que hacer varios viajes continuos, los tome todos porque iba a ser el cumpleaños de mi madre y quería darle un buen regalo; tenía casi tres días durmiendo por ratos en las áreas de descanso, pero tenía ganas de dormir en una cama, si hubiera aguantado un poco más hubiera llegado a mi casa y dormido en mi cama, pero sentía que los ojos se me cerraban y un par de veces estuve a punto de chocar, así que cuando vi La Puerta decidí quedarme ahí unas horas para descansar.

Todo lucia bastante normal, digo, barato pero normal, después de todo era un motel de paso. La recepcionista me dio la llave de mi cuarto, vi que tenía un vendaje en el brazo pero no era algo de mi incumbencia. Fui a mi habitación y dormí las cuatro horas que había pagado, al despertar estaba listo para regresar a la carretera, cuando fui a entregar la llave la recepcionista que ahora tenía el labio reventado me aviso que ya se estaba sirviendo el desayuno en la cafetería, pues eran ya las cinco y media de la mañana.

—Creo que paso, solo quería dormir un rato para continuar. —Respondí.

—Nuestra comida es muy buena, es lo mejor que hay en este lugar.

La chica sonrió y al hacerlo hizo una mueca de dolor por su labio recién lastimado, de alguna manera me logro dar lastima y acepte.

En efecto el desayuno fue muy bueno y el café acabo de despertarme. Al salir de la cafetería vi que la recepcionista estaba discutiendo con alguien, un hombre grande y furioso, concluí que el había sido el responsable del golpe en la boca de la chica, ella había sido amable conmigo y yo me sentía renovado por las horas de descanso, así que tome la mala decisión de intervenir... pude irme y seguir con mi vida, pero no...

—Oye, gracias por sugerirme el desayuno. —Le dije a la chica para hacerme notar, quizá con eso bastara para que el hombre dejara de gritarle.

—Sigue tu camino y ahórrate problemas con esta puta. —Dijo el hombre entendiendo mi intención.

—Heey, yo solo quería agradecerle a la señorita, pero igual creo que no deberías gritarle así en público y menos referirte a ella de esa manera.

El hombre no dijo nada, solo sonrió y yo me fui, subí a mi auto y retome mi camino. Menos de cinco minutos después me di cuenta de que aun tráiler me seguía muy de cerca y que el conductor era el tipo que estaba discutiendo con la recepcionista. Llegamos al área peligrosa, un área con barrancos y muchas curvas, entonces el vehículo que me venía siguiendo comenzó a embestirme hasta que... hasta que no supe que paso conmigo.

Desperté en la habitación donde había dormido antes. Al salir de ahí, vi muy pocas luces y muy pocas personas, trate de hablarles pero solo me veían y no me respondían, estaban como adormilados y cansados. Pase varios días o lo que yo pensé que fueron días, porque jamás vi que saliera el sol, pensé que enloquecería hasta que un día encontré a la recepcionista.

—Oye, ¿qué ha pasado aquí, que lugar es este? Aquí no sale el sol, ni puedo encontrar la salida por más vueltas doy.

—Creo que estamos muertos, —Me dijo llorando. —Recuerdo que mi novio me estaba golpeando en el estacionamiento y después aparecí aquí...

Writober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora