Nos vemos

2.2K 274 94
                                    

—¿Seo?

—¿Soojin-ssi?

Giró su rostro repentinamente, percatándose.

—Disculpa, ¿qué necesitas?

La tailandesa se le quedó viendo unos segundos, y nisiquiera era la única. Todos los empleados a su alrededor habían levantado la vista de sus computadoras para clavarla en la pelicorta que no contestaba.

—Ah..yo.., Jeon pidió que tuvieras los documentos ordenados e impresos de financias para el viernes.

¿Seo Soojin fuera de órbita? 

¿Soojin distraída en el trabajo?

Ninguno de los empleados podía creerlo, nadie comprendía que había sucedido y algunos cuántos se morían de intriga incluso. Nunca en todos sus años se había desconcentrado ni dos segundos en la empresa.

Minnie, la vecina de oficina junto a la de la coreana había intentado decirle sobre su trabajo en voz baja; pero al encontrarse con la enorme sorpresa de que Soojin no contestara, tuvo que terminar elevando la voz.

—¿Para el viernes?—preguntó después de comprender la corta cantidad de días que se le había dado.

—Ah, sí—sonrió algo apenada—Parece que te dio la carga pesada esta vez.

Soojin tan solo asintió, fijando su vista en los documentos que le correspondían mientras volvía a girarse hacia el escritorio.

—Si quieres puedo ayudarte, no tengo tanta carga esta semana—ofreció la mayor con una gran sonrisa—Pareces algo distraída, podríamos dividirnoslo.

La coreana giró en su asiento nuevamente, enfrentandose a la chica rubia con flequillo.

—¿Parezco distraída?—preguntó totalmente confundida y alarmada, ¿había escuchado bien?

—Sí, te estuve llamando como unas cuatro veces hasta que me esuchaste—sonrió respondiendo con simpleza la contraria—Es muy raro en ti, ¿te ha pasado algo?

Soojin no tenía palabras. No podía creerlo en sí. 

¿Tan fuerte había sido el efecto de la pelinegra?

Si, Soojin estaba molesta.

Puede que suene raro y que carezca sentido, pero la coreana se encontraba de mal humor.

No fue que odió su tiempo con Shuhua, tampoco sucedió nada malo durante la noche. 

Al contrario. 

Volvió a su asiento, dándole una respuesta silenciosa e ignorando a Minnie quién la conocía lo suficiente como para comprender el mensaje y no seguir hablando.

Era martes, habían pasado cinco días desde que conoció a Shuhua.

Exacto, cinco días.

Soojin maldecía por dentro, estaba más que impaciente y se sentía una estupida. La sensación del cuerpo de la menor pegado al suyo no se le había quitado ni con cinco días de ducha. El olor de las sábanas y la cama de Shuhua había quedado impregnado en su pijama, y la coreana estaba tan en su límite que se había planteado prenderlo fuego. Era una exageración, porque claramente no lo haría y en realidad nisiquiera lo quería hacer. 

Un poco tsundere tal vez.

Shuhua no le había pedido su número en ningun momento, y la mayor no se había percatado de aquello. Se distrajo con esos bonitos ojos y esa mirada característica de la menor, y esa piel palida que pedia abrazos y besos a gritos..¡DIOS! 

Lo odiaba, lo odiaba totalmente. Se quedó idiota por una pelinegra más chica que ella, y la tomaron por tonta sin que se diera cuenta. Shuhua no tenía su numero, y ella no tenía el de ella, la respuesta era obvia:

La menor la había atrapado por completo, y Soojin como una tonta se dejó pisar y pasar por encima sin siquiera darse cuenta. La pelinegra se había deshecho de ella desde el mismo puto instante en el cuál cruzó por aquella puerta para irse.

No se verían nunca más, la pelinegra era más astuta de lo que aparentaba.

Si, estaba molesta. Se dejó llevar tanto que hasta creo sus propias ilusiones de verse seguido con aquella chica.

Y fue una estupidez, porque al llegar a su apartamento y percatarse de todo eso; cayó en el enorme pozo de que ella era una prostituta y la pelinegra un simple cliente.

Soojin se había propuesto no ofrecerse para trabajar durante la semana, no estaba segura de por qué, pero por alguna razón se había sentido comprometida con Shuhua. Y entonces dejarse tocar demasiadas veces por muchos hombres mientras veía a la menor durante los fines de semana, le haría sentir algo incómoda. 

No pensó en ningún momento en renunciar o dejar su trabajo, porque no había nada asegurado con aquella chica. Más bien se trataba de un principio personal que había salido a flote luego de su encuentro.

Pero para el martes, la molestia de la coreana había llegado a su punto límite. 

No iba a volver a toparse con aquella pelinegra, y era algo que tenía que aceptar aunque le enojara.

Se sentía utilizada irónicamente. Irónicamente porque en ninguno de sus encuentros con sus clientes llegó a sentirse de esa manera, y eso que literalmente dejaba usarles su cuerpo a gusto para satisfacer sus deseos. 

Pero no, con Shuhua fue distinto. Porque sintió que la pelinegra la había usado a ella misma, no a su cuerpo. 

Una punzada se posó en el pecho de la coreana en ese momento.

—Minnie-unnie, estaré en el baño.

La tailandesa asintió tranquila, comprendiendo que le informaba en caso de que Soyeon apareciera por su piso y no la viera trabajando.

Soojin se paró mientras tomaba su celular y pasaba entre el laberinto de pasillos para llegar a la salida.

Apenas entró al baño y observó rápidamente que no había nadie aparte de ella allí, se desplomó.

Cayó rodillas al suelo mientras se sujetaba con ambas manos del borde del lavamanos.

Pegó su frente contra el mismo, cerrando sus ojos con fuerza.

No iba a llorar, y si ella decía que no iba a pasar; entonces no pasaría.

Pero le dolía, sentía como se le estrujaba el pecho.

La realidad era que todo eso no era lo que le dolía.

Sino que ninguna clienta pelinegra llamada Shuhua había llamado nuevamente a la empresa en busca de cierta coreana con un lunar bajo su ojo.

Eso le dolía.

Tomó su celular como pudo y buscó entre sus contactos con prisa.

—¿Soo?

—Moon.

—¿No estas trabajando ahora mismo?

—Sí.

La mayor hizo silencio por unos segundos.

—No sueles trabajar para clientes durante la semana, ya que trabajas.

—Lo sé.

—¿Y entonces..?

—Tan solo quiero Moon, pon en la lista que estoy disponible por hoy.

—¿Estas segura? Digo, no que no quiera dejarte pero ¿estás bien?

—Sí, solo es uno de esos días.

—Esta bien, no te voy a interrogar, sé que te molesta.

—Gracias.

—Te mando un mensaje con la dirección y la hora en cuanto alguien te pida. Nos vemos, y cuídate Soo.

—Nos vemos.

I'll Pay % SooshuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora